Axel Didriksson
Siete tesis sobre la evaluación/II

2. Todos son Malos hasta que no lo demuestren... Menos Yo. Como se puede comprobar con la tesis anterior, la sobreevaluación a la que se nos somete año con año, mes tras mes y día tras día en una lógica envolvente y esquizofrénica debe ser atendida por todos, menos por quienesn diseñan o ponen en marcha tales prácticas. No existe ningún mecanismo, ninguna política que atienda la calidad del trabajo de los funcionarios, de los directores o de los rectores. Por ejemplo, Hugo Casanova, del CESU de la UNAM, propone que a ellos se les debe evaluar, por lo menos en los siguientes dos rubros:

formación y productividad, es decir grados equivalentes a sus responsabilidades (un director de una entidad de posgrado, tiene que contar con el grado equivalente), así como garantizar el debido cumplimiento de la normatividad existente y mantenerse actualizado en el terreno de su competencia.

pertinencia de su trabajo, es decir, las cualidades que debe desempeñar como gestor, promotor de iniciativas y sobre todo de mantener un adecuado ambiente de trabajo, de tal manera que los recursos y lza infraestructura se usen para lo que fueron destinadas (había un director que usaban los estacionamientos de CU para guardar los taxis de su propiedad).

3. De la Esquizofrenia al Control Total. Durante los años que van de la década de los noventas, estamos presenciando un curioso tránsito de la evaluación hacia la acreditación. El significado que tiene esto, es que se ha llegado a determinar que ya no basta con aplicar mecanismos múltiples y constantes para medir las aptitudes y los desempeños de los trabajadores académicos, sino que ahora estos deben ser certificados desde instancias externas.

El papel de la acreditación, a diferencia de la evaluación, es el establecimiento de ``estándares académicos'', y no sólo criterios, que garanticen la óptima calidad de un servicio o de un trabajo. Estos nuevos mecanismos de control total, parten de la idea de que el trabajo académico debe responder a las circunstancias del desarrollo, que deberán de desprenderse de los ``lineamientos generales de la política educativa nacional''. Quisiera preguntar a los presentes, si alguno puede atreverse a definir en estos momentos estos lineamientos. Si esto ocurre, elimino la presente tesis de mi argumentación. Sin embargo, aún así, de nuevo, habrá que preguntarse si estos lineamientos están ya orientando las prácticas acreditadoras de conocimientos y calidades, en los medios respectivos. Por ejemplo, pongo en duda que esto se esté realizando en los criterios que se aplican en el SNI ¿en dónde está la valoración de los avances tecnológicos de nuestros investigadores?, o bien en lo que hace el CENEVAL para la educación media superior, en donde ninguna recomendación de fracazo escolar se les atribuye a las secundarias de la ciudad de México, quienes por lo menos deberían de tener alguna responsabilidad en la eficiencia terminal de sus estudiantes, ¿o no?