Ganó Cuauthémoc Cárdenas y con él su partido obtuvo la casi totalidad de los asientos en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. El PRD gobernará así una de las ciudades más grandes y complejas del mundo. Si bien existen en ella grandes contrastes, se trata sin duda de una de las entidades de la República más politizadas y con uno de los más altos niveles de escolaridad. Aquí se concentran la mayor parte de las escuelas e instituciones de enseñanza media superior, las universidades más grandes e importantes, los posgrados más numerosos y la más alta proporción de la investigación científica y tecnológica que se realiza en todo el país.
Algunos estudios preliminares y encuestas realizadas inmediatamente después de la jornada electoral, indican que el voto de los sectores más instruidos correspondió al PRD. Aun antes, durante las campañas políticas, quedaba claro que las universidades, no solamente las de carácter público sino también algunas de carácter privado, mostraban una fuerte simpatía por la candidatura de Cárdenas, que se traducía en actos masivos de apoyo que contrastaban, en algunos casos, con el abierto rechazo a otros candidatos. En el seno de la comunidad científica hubo personalidades importantes que se manifestaron abiertamente en respaldo al candidato del partido del Sol azteca. Fueron las únicas provenientes de este sector.
Este breve recuento de hechos sirve para dar sustento a una interrogante: ¿De qué manera el triunfo del PRD infuirá en las políticas educativas y de ciencia y tecnología en la ciudad de México y en el país? Esto equivale en cierta forma a hacer una pregunta en sentido inverso: ¿De qué manera un sitema antidemocrático y presidencialista ha influido en la marcha de estas actividades en México? Sería ingenuo pensar que los resultados de las elecciones del 6 de julio no tendrán efectos en todos los órdenes de la vida nacional. El ingreso a una ``normalidad democrática'' como la ha definido el presidente Zedillo, puede tener una enorme influencia sobre las formas tradicionales de hacer política en el sector educativo y de ciencia y tecnología pues, hasta ahora, una cultura basada en el excesivo poder presidencialista --que según dicen ya llegó a su fin-- modela todos los rincones del quehacer nacional.
Para poner un ejemplo muy simple: Algunos directores de escuelas, facultades o institutos, se comportan y ejercen sus funciones, no como funcionarios o servidores de una comunidad, sino como auténticos dictadores, al más puro estilo del presidencialismo mexicano. No sé si existan estudios sobre ésto pero la cultura presidencialista y antidemocrática invade todos estos ambientes. No puede afirmarse que esto habrá de cambiar por arte de magia, pero lo que es innegable es que el ingreso a una ``trasición democrática'' sea lo que esto signifique, impondrá una revisión de estas conductas.
Se ha dicho que las políticas educativas y de ciencia y tecnología quedarán fuera de la competencia del gobierno cardenista pues forman parte de formulaciones de tipo más general que están, estrictamente hablando, a cargo de la SEP. Pero, ¿esto es así? La ciudad de México tiene problemas educativos que le son particulares.
Simplemente habría que recordar a manera de ejemplo, la grave crisis evidenciada por los jóvenes que aspiran a cursar la preparatoria o los estudios superiores, que ya no pueden elegir ni la escuela ni la carrera que habrán de estudiar. El gobierno de la ciudad no puede hacerse sordo ante estos problemas, es más, Cárdenas ya se pronunció durante su campaña al respecto y es previsible que en su gobierno se realicen acciones para enfrentar estos problemas, que ocurren no en Tijuana o en Marte sino en la ciudad que habrá de gobernar.
En el campo de la ciencia pueden presentarse los cambios más significativos pues pueden alcanzar con suma facilidad dimensiones que rebasan al marco de la ciudad de México. Cárdenas puede contar --y de hecho contará-- con un cuerpo de asesores y consejeros científicos del más alto nivel con una finalidad doble. Por un lado para enfrentar algunos de los problemas más graves que aquejan a la ciudad y buscar soluciones, pero también para examinar algunos de las rutas que permitan propiciar el desarrollo científico del país.
Temas como el financiamiento, la evaluación o la redefinición del perfil científico de México, formarán seguramente parte de la agenda del nuevo gobierno. El cambio consistiría en que este grupo, a diferencia de lo que ocurre en otros niveles, está en condiciones simplemente de funcionar, es decir, en el gobierno cardenista la voz de los técnicos y científicos puede escucharse, lo que creará un nuevo escenario para la discusión de los problemas científicos y tecnológicos de México.
Los alcances de estos cambios, no se localizarán estrictamente en la ciudad de México y tendrán proporciones nacionales. Ayudarán a que las autoridades de la SEP y las relacionadas con los campos de la educación, la ciencia y la tecnología despierten de su prolongado letargo. Ellos decidirán si avanzan de un modo competitivo o se quedan al margen del camino. Las autoridades, a quienes en sentido estricto corresponde el avance educativo y científico-técnico, corren el riesgo de ser opacados --casi de inmediato-- por los planteamientos de Cárdenas y sus asesores, no solamente porque éstos conocen perfectamente el medio en el que se desenvuelven y son personas que gozan de gran autoridad moral y académica, sino además porque se encuentran al margen de la cultura del autoritarismo y cuentan con el respaldo de los sectores más instruidos del país como se manifestó el pasado 6 de julio. Cárdenas debe ser cuidadoso sí pero decidido, por el bien de México.