La Jornada 13 de julio de 1997

Detonan dos artefactos en sendos hoteles de La Habana

Efe, Dpa, Pl, Ansa, Dpa, Ap y Reuter, La Habana, 12 de julio Ť Dos detonaciones se sintieron esta mañana en sendos hoteles de esta capital provocados por artefactos explosivos, de acuerdo con el ministro de Turismo, Osmany Cienfuegos, mientras un avión cubano con 44 personas a bordo cayó anoche al mar momentos después de despegar de Santiago de Cuba, sin que haya sobrevivientes.

Por la tarde, el Ministerio del Interior declaró en un breve comunicado tener evidencias de que los responsables de las explosiones en los hoteles, así como los materiales utilizados, proceden de Estados Unidos.

Las explosiones, que se sucedieron con cinco minutos de diferencia, ocurrieron en los hoteles Nacional y Capri, ubicados a menos de una cuadra de distancia uno del otro en la céntrica zona de El Vedado, alrededor de las 11:30 de la mañana.

Después de recorrer ambos hoteles, Cienfuegos dijo que las explosiones fueron provocadas por bombas y atribuyó el ataque a ``una acción de nuestros enemigos''. Sin embargo, el vicepresidente Carlos Lange, que se hizo presente poco más tarde en el Capri, se negó a dar declaraciones.

Pascal Massiot, un turista francés que se encontraba en el noveno piso del hotel Capri, aseguró no tener dudas de que se trató de ``una explosión terrorista''.

En el hotel Nacional fue donde se registró la detonación más fuerte, y en el lugar --de acuerdo con el comunicado-- hubo tres heridos, uno de ellos un ciudadano de Jamaica.

Oficiales de policía montaron un cordón de seguridad que impidió a la prensa ingresar a los hoteles.

El Nacional es un lujoso edificio dirigido por la compañía estatal Gran Caribe. Unos 20 metros más adelante, sobre la misma calle, el Capri, administrado por la también estatal empresa Horizontes, sufrió mayores daños al quedar prácticamente pulverizados todos los ventanales por la onda expansiva de la bomba, que habría sido colocada debajo de un sillón.

Este es el primer atentado que las autoridades cubanas admiten como tal luego de que informes de prensa en Estados Unidos denunciaran una pequeña explosión en el hotel Cohíba.

En efecto, en abril pasado una detonación destruyó una parte de la discoteca del lujoso hotel, propiedad de la cadena española Meliá, pero la compañía afirmó que se había tratado de un accidente de cañería.

En mayo, una pequeña bomba artesanal fue desactivada también en Cohiba, pero las autoridades cubanas no hicieron ningún comentario sobre estos dos casos, aunque reforzaron las medidas de seguridad en todos los centros de hospedaje de la capital.

Doble luto

Cuba también está de luto este sábado por un accidente aéreo, el más grave de los últimos años, que dejó un saldo de 44 muertos, ocho de ellos turistas (dos brasileños y seis españoles).

La nave, de Cubana de Aviación, que efectuaba el vuelo Santiago de Cuba-La Habana, se precipitó al mar tres minutos después de haber despegado; hasta ahora se desconocen las causas del accidente.

El Instituto de Aeronáutica Civil cubano informó que los cuerpos de 20 de las víctimas fueron rescatados esta noche frente a las costas de la isla, pero indicó que no hay sobrevivientes.

Un despacho de Ansa dijo que también se recuperó la caja negra del aparato, lo que permitirá determinar qué motivó su caída.

Las 44 víctimas, 39 pasajeros y cinco tripulantes, viajaban en el avión Antonov-24, de origen ruso, que realizaba el vuelo 787.

El aparato cayó al mar en la zona de Boca de la Bahía, 861 kilómetros al este de La Habana, a pocos minutos del despegue, informó el vocero de la compañía aérea, Manolo Fernández.

Lanchas guardafronteras y efectivos de la fuerza aérea participan en las labores de rescate de las víctimas y la operación se extiende a un área de cuatro kilómetros.

El capitán de la aeronave, Jesús Nazareno Jiménez, fue uno de los aviadores que prestó testimonio contra Estados Unidos por introducir en Cuba una plaga de thrips palmi, lo que fue negado por Washington alegando que fueron señales de humo emitidas por el avión para fijar su posición.

Las acciones violentas se suceden en la víspera de la llegada de anticastristas a los límites de las aguas internacionales cubanas, para efectuar una protesta a bordo de varias embarcaciones y para rendir un homenaje a las víctimas del hundimiento del remolcador 13 de Marzo, que intentaban llegar con un grupo de cubanos a Estados Unidos, el 13 de julio de 1994.

En Miami, el dirigente del grupo anticastrista Alpha-66, Nazario Sargen, rechazó que su organización haya sido la responsable de las explosiones, porque ``nosotros siempre estamos en la lucha constante, y esto es producto de ello, aunque no fuimos nosotros''.

A su vez, el coronel de aviación cubano Alvaro Prendes, que desertó a Miami, consideró que las explosiones en los hoteles cubanos demuestran que la resistencia está trabajando en Cuba, ``con la cooperación de los rangos más bajos de las fuerzas armadas'' cubanas.