INTERROGAN A SOSPECHOSOS EN EL SEPELIO DE AMADO CARRILLO
Ciro Pérez, enviado, El Guamuchilito, Navolato, Sin., 11 de julio Ť A las 20:43, hora del centro de México, una lápida de mármol negro cubrió el féretro con los restos de Amado Carrillo Fuentes, el que fue el narcotraficante más buscado del país y uno de los hombres más ricos del mundo, según las autoridades federales, al tiempo que un helicóptero de la Policía Judicial sobrevolaba la finca Santa Aurora en este municipio.
Horas antes se había reanudado la vigilancia que desde esta madrugada elementos del Ejército y de la PGR pusieron en marcha a unos 500 metros del acceso principal a la finca, anotando los números de las placas y las características de automóviles y camiones que salían de la zona, y cateando selectivamente a sus conductores y pasajeros.
El parte médico oficialmente dice que Carrillo Fuentes murió de un ataque al miocardio, como consecuencia de las operaciones de cirugía plástica y liposucción que le fueron practicadas, pero en esta región de silencios y secretos, de códigos y pactos, se sigue hablando de ``confabulación'' para asesinar al Señor de los cielos.
Esta mañana, durante la misa de cuerpo presente que se efectuó en la sala de la finca Santa Aurora, el párroco de la iglesia de Villa Angel Flores, donde nació Amado Carrillo, eligió un pasaje del Génesis para la homilía en el que se habla de la confabulación entre hermanos para matar a otro de ellos.
Hasta ese momento, el rostro firme e impenetrable de la señora Aurora Fuentes se humedeció con las primeras lágrimas desde que recuperó el cadáver de su hijo, fuera del ataúd, en bolsas de plástico en las que fue trasladado desde la ciudad de México hasta Culiacán. Esa actitud se repitió en muchos de los asistentes a esta primera misa.
Tuvieron que pasar ocho días desde su muerte, el pasado jueves 4 de julio, para que El señor de los cielos llegara finalmente al lugar elegido por su familia y por él mismo para ser sepultado. Sin embargo, con él no estuvieron las personas con quienes compartió estrechamente los últimos días de su vida; sólo sus hermanas y su madre participaron en las exequias, además de los habitantes de El Guamuchilito.
Retén con militares y judiciales
La ausencia de los hombres fuertes de Amado Carrillo era justificada. A las 3 de la madrugada, hora del centro de México, unos 30 elementos del Ejército Mexicano y de la Policía Judicial se apostaron en la confluencia de la carretera y el camino de grava que conduce hasta la finca y al pueblo cercano.
Iban a bordo de un camión, cuatro camionetas Suburban y ``un vehículo de reconocimiento'' con una ametralladora dispuesta en el toldo, bajo el mando del jefe de Estado Mayor de la zona militar, Juan Hernández Rivera, y con la misión de revisar a todo el o lo que ingresara y pretendiera salir de esa zona.
Fue en ese momento cuando las puertas de la finca se abrieron a los periodistas y los vigilantes de la casa informaron a los comunicadores de ese despliegue de efectivos de Ejército y de la Policía Judicial en los terrenos aledaños, y solicitaron: ``Por favor, pónganles las cámaras enfrente, a ver si así se van de aquí''.
Al mismo tiempo, los pocos hombres que habían asistido en las primeras horas de la madrugada a velar al cuerpo de Carrillo Fuentes salieron de prisa en dirección contraria a la del improvisado retén; los militares y policías se retiraron antes de que amaneciera.
A Amadito, como lo llaman los viejos del pueblo, se le veló toda la noche en el interior de la casa principal; fueron muchos los que manifestaron respeto por el capo y molestia por ``el trato que le dieron en México a pesar de que ya estaba muerto''. Se referían a los estudios que realizó la PGR, la necropsia a que fue sometido el cadáver y la negativa de las autoridades de entregarlo ``para poderlo sepultar en paz'', hecho que irritó a la familia y a los amigos cercanos de Carrillo Fuentes.
Los pocos que aventuran comentarios aseguran que con la muerte de El señor de los cielos se inicia una lucha interna por mantener el poder y la hegemonía del cártel de Juárez sobre otras organizaciones del narcotráfico. También por los bienes que acumuló y que las autoridades calculan en 25 mil millones de dólares, los que con su muerte quedan legitimados.
Por la mañana, al finalizar la primera misa, el párroco continuó con las alego- rías y eligió una parábola, la de la oveja perdida: ``Os digo que sí habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por 99 justos que no necesitan arrepentimiento''.
No fue menos en la misa previa al entierro: ``No importa lo que se diga en el mundo ni lo que el mundo diga de él: quienes lo juzgan deben empezar por juzgarse a sí mismos''. Con esa advertencia concluía la ceremonia, mientras el helicóptero de la Policía Judicial sobrevolaba la finca y vehículos con agentes y soldados armados rondaban el predio, para quienes esa distancia fue lo más cerca que estuvieron de Amado Carrillo Fuentes.
Roberto Garduño E. Ť El fiscal especial para la Atención de Delitos contra la Salud, Mariano Herrán Salvatti, informó que al cadáver de Amado Carrillo se le realizó un estudio de huella genética, el cual consistió en tomar pruebas de sangre a la madre y las hermanas del narcotraficante, quien murió en el hospital Santa Mónica el pasado 4 de julio, tras una intervención reconstructiva que duró 8 horas.
En entrevista para una radiodifusora local, el funcionario expuso que la fiscalía ya investiga las razones por las que no hubo ``cuidado posoperatorio'' tras una intervención tan larga.
Lo ocurrido en el hospital Santa Mónica involucró también a dos figuras prominentes del Partido Acción Nacional (PAN): Fernando Gómez Mont y Diego Fernández de Cevallos quienes, como representantes del nosocomio y la funeraria donde el capo fue velado posteriormente, reprocharon la mención de sus nombres por Herrán Salvatti durante la conferencia de prensa del jueves.
Una de las pocas piezas del rompecabezas es el médico Pedro Ramón López Saucedo, encargado de contactar pacientes adinerados para ese hospital.
En un intento por desentrañar los primero hilos de la madeja, agentes de la Policía Judicial Federal (PJF) realizaron al mediodía de ayer un operativo en la calle Cráter, en el Pedregal de San Angel, donde se ubica una presunta residencia de Amado Carrillo. La acción fue infructuosa, y hasta la medianoche aún se desconocía el paradero del doctor, quien se presumía pudo haberse ocultado en esa mansión.
La fiscalía sabe qué provocó el deceso
Para el director del Servicio Médico Forense (Semefo), José Fernández de Cáceres, el médico legista Alejandro Efraín Benítez, de la fiscalía especial, ``sabe de qué murió Amado Carrillo, porque él firmo el acta de defunción''.
Por su parte, Gómez Mont aseguró que hasta ayer no habían fincado responsabilidad contra los médicos del nosocomio que participaron en la operación.
Argumentó que López Saucedo -médico externo- llevó a Amado Carrillo porque se dedicaba a atender pacientes adinerados, y cuando era necesario rentaba las instalaciones del nosocomio, ``lo cual no representa delito alguno''.
También rechazó las versiones de que se rentó todo el cuarto piso del hospital: ``Es falso, sólo participaron dos anestesiólogos y varias enfermeras, que entraban y salían del quirófano. El hospital tiene una gran reputación en ginecobstetricia''.
El abogado señaló que la muerte del narcotraficante pudo ocurrir ``por su adicción a la cocaína''. También informó que no hay acusación contra el hospital. Sobre la ``gran molestia'' de él y Fernández de Cevallos contra Herrán aclaró: ``Podríamos estudiar una respuesta legal, pero este caso no toma tintes políticos''.
En entrevistas que ayer concedió a medios electrónicos, Mariano Herrán informó que cuatro fueron las pruebas que se realizaron para comprobar la identidad del cadáver: confrontar la ficha dactilar del muerto; sobreposición de imágenes en la estructura metódica de la oreja derecha; las señas físicas que dictó la madre de Amado Carrillo, ratificadas por los peritos del Semefo, y la huella genética.
En conversación con Joaquín López Dóriga, dijo que un tema importante del caso será estudiar por qué no hubo cuidado posoperatorio. También adujo que la PGR podría tipificar ``algún delito'' por la intervención de los médicos del Santa Mónica.