Conflictos agrarios, tráfico de drogas y violencia, realidades en los Chimalapas
Martha García Ť Conflictos agrarios, narcotráfico y violencia armada agudizan la difícil situación de las comunidades indígenas de la región de los Chimalapas, Oaxaca. Según denuncias de los comuneros, la defensa de esta zona, caracterizada por su alta diversidad cultural y natural, tiene a la fecha un resultado de cuatro dirigentes presos.
Así lo expusieron ayer en la reunión del Comité Nacional para la Defensa de los Chimalapas -organismo no gubernamental- a la que asistieron más de 30 campesinos, investigadores de varias instituciones académicas, grupos de ambientalistas y de derechos humanos. Ahí, acordaron impulsar una campaña nacional e internacional a favor de la conservación del área.
De acuerdo al documento preparatorio del encuentro realizado en la ciudad de México, en un año fueron aprehendidos cuatro hermanos de la familia Escobedo Méndez, dirigentes de la comunidad San Francisco La Paz. Uno de ellos, Nabor, está en la prisión de Cerro Hueco y los otros tres, aprehendidos el jueves pasado, en Cintalapa, Chiapas.
En una revisión de los puntos que resumen las presiones en la región oaxaqueña, se destacó que las resoluciones agrarias están detenidas, ``a pesar de tener todos los elementos jurídicos a favor de las comunidades indígenas''; también que las actuales autoridades de Santa María y San Miguel Chimalapa están coptadas por el partido oficial y el gobierno estatal.
A esta lista se suman ``la violencia armada y el narcotráfico que se extiende en la región'' y la reactivación de proyectos carreteros que cruzarían la zona ecológica, ubicada al oriente de Oaxaca y colindante con Veracruz y Chiapas.
Su riqueza cultural reside en los 11 pueblos indígenas asentados en el área; entre los registros sobre su biodiversidad resaltan: primer lugar mundial en reptiles, con 62 especies; segundo en mamíferos y cuarto sitio en anfibios y aves. Frente a la selva Lacandona, otro reducto natural único, la supera en superficie con 200 mil hectáreas, al tener un total de 350 mil hectáreas.
Estos datos son parte de un amplio catálogo animal, vegetal y biológico que comuneros y ambientalistas ven amenazado por ``fuertes intereses'', como los que aglutina el Megaproyecto del Istmo.
Indígenas e investigadores resaltaron que de la preservación de los Chimalapas dependen la sobrevivencia cultural de esas étnias milenarias y la biodiversidad; es por lo tanto de importancia nacional y planetaria.
A partir de estas consideraciones se tomó la decisión de emprender una fuerte campaña de difusión y de gestión para enfrentar problemas de violencia, divisionismo y provocaciones de las autoridades, sobre todo estatales, así como de conflictos agrarios.
Otro acuerdo logrado fue participar en el foro nacional El Istmo es Nuestro, que se efectuará del 22 al 24 de agosto en la ciudad de Matías Romero, Oaxaca.
Desplegados de prensa y una campaña en todos los medios de comunicación, incluso en Internet, será emprendida. Algunas organizaciones comprometidas son: Pacto de Grupos Ecologistas; Chimalapas; Maderas del Pueblo del Sureste; Grupo de los Cien; Pronatura Chiapas; Guerreros Verdes, y otras asociaciones de defensa de los derechos humanos.