Elba Esther Gordillo
Sobre el voto, democracia y derechos de los niños

En la gestación de una cultura democrática, el voto es instrumento privilegiado de decisión política. Votar es optar, es seleccionar, es decidir.

La ciudadanía participa en el proceso político de múltiples maneras es, sin embargo, el voto en las urnas un momento clave en el que, además de ejercer un derecho que la Constitución le otorga, cumple con una responsabilidad compartida que implica, al optar por un partido y un candidato, contribuir a decidir el rumbo.

``Cuando un régimen político es de verdad democrático y los ciudadanos pueden decidir por sí solos quiénes los van a gobernar --escribe Arnaldo Córdoba-- el voto resulta ser un arma poderosísima que puede, lo mismo derrumbar poderes que instaurar otros''.

El avance democrático en México se expresa en el reconocimiento de todas las fuerzas políticas a los resultados de las urnas, no importa que la diferencia haya sido de sólo tres votos o de 400 o de cientos de miles. El voto cuenta y se cuenta. La ciudadanía otorga o quita el poder a los gobernantes (sus mandatarios, no mandantes) mediante el voto. De ahí que sea tan importante educarnos para la democracia.

Recientemente el IFE y la Unicef anunciaron la realización de la jornada ``La democracia y los derechos de los niños'' que se llevará a cabo el 6 de julio y en la que aproximadamente 8 millones de niños, entre seis y doce años, acudirán a las urnas para elegir, de entre nueve opciones, al que consideren derecho fundamental de los menores. En las boletas que les serán repartidas en este ``juego democrático'' aparecerán las distintas opciones, de las cuales tendrán que tachar una sola.

Las opciones son: 1. Estar sano y comer bien, para una mejor protección de la salud; 2 Vivir en un lugar tranquilo con personas que los quieren y los cuiden, para un mejor desarrollo personal, espiritual, moral y físico; 3. Vivir en un lugar en donde el agua, el aire y la tierra estén limpios, para desarrollarse en un medio ambiente que favorezca la salud; 4. Que nadie lastime su cuerpo ni sus sentimientos, que el Estado adopte las medidas necesarias para proteger la integridad física para un mejor desarrollo; 5. Tener escuela para aprender mejor también en beneficio de un desarrollo adecuado; 6. Jugar, descansar y reunirse en favor de una vida más sana; 7. Decir lo que piensan y sienten para que los demás los escuchen para tener mayor libertad y seguridad personal; 8. Recibir el trato justo que se merecen, respetando sus diferencias, sin importar credo, lengua ni etnia; y 9. No trabajar antes de la edad permitida, que el Estado garantice que los niños estén protegidos en contra de la explotación laboral.

Además de hacerles ver a los niños --y a los adultos que los rodean-- que tienen derechos, cuáles son sus derechos y que pueden votar por ellos, la jornada busca hacerlos participar de manera activa en un proceso de educacion cívica. Esta es también una forma de estimular, de manera propositiva y proactiva, la adquisición de una conciencia cívica.

La cultura democrática que hoy se busca inculcar a los niños mexicanos: desde su casa, con el ejemplo y la orientación de sus padres; desde el aula, con la ayuda de sus maestros, y mediante ejercicios tan singulares como el del IFE y la Unicef, estimulará un verdadero proceso de concientización en los menores sobre sus derechos pero, además, sobre la manera de hacerlos valer dentro de un marco normativo. Aprenderán, también, que el Estado con todas sus instituciones también existe para los niños, para escucharlos, protegerlos y beneficiarlos.

Este 6 de julio, los niños mexicanos pondrán en marcha, como lo haremos los ciudadanos, su poder de decisión mediante el voto. Nos toca impulsar este tipo de ejercicios que alientan una conciencia democrática, parte de la nueva cultura política que se está gestando en el país.

Este ejercicio revelará, también, a la sociedad aquellas áreas que requieren más atención y que están siendo relegadas. Los niños ayudarán a la detección de focos rojos que existen en su entorno, tanto en los aspectos de su desarrollo físico, como en el social y el personal.

Hay que darle la bienvenida a esta iniciatva que permitirá a los niños uno de sus primeros pasos, de los muchos que darán en el futuro, en el camino de una nación plenamente democrática.