La Jornada 1 de julio de 1997

COMPRA DE VOTOS EN GUERRERO

Blanche Petrich, enviada, Xochistlahuaca, Guerrero Ť Las camionetas del DIF llenas de cajitas de la Alianza para el Bienestar, de la Sedeso, y las del PRI guerrerense con grandes pacas de carteles plásticos de propaganda electoral llegaron en caravana, juntos por el camino recién aplanado, a esta cabecera municipal.

Este viernes, víspera de los cierres de campaña, todo ocurrió al mismo tiempo: una asamblea priísta en el auditorio municipal, la repartición de despensas, la colocación de carteles del candidato del PRI para la diputación de la Costa Chica y una caótica sesión en la sede distrital del tricolor.

Según un funcionario priísta, era una ``asamblea de estructuras electorales del partido''. Sin embargo, el revuelo de huipiles blancos de las indias amuzgas que corrían de un lado al otro, alrededor de la plaza de esta cabecera municipal, no parecía ser una asamblea. Ellas iban ``por la despensa del PRI''. Cada actor describió de manera distinta lo que ocurría en escena.

Las señoras, ansiosas y arremolinadas en los portales de la casa del PRI, repetían las pocas palabras de su vocabulario castilla: ``Yo soy pobre''. Pedían. Dos funcionarios, acorralados por la avalancha, anotaban en una lista nombres y números de las credenciales de elector que las mujeres enseñaban. Esta lista después pasaría a la sede del DIF, en el otro extremo de la plaza, donde ya se alineaba una larga cola. Una despensa por cada nombre anotado.

Antes habían asistido a un mitin en el auditorio en donde claramente se les advirtió que, si el PRI perdía, ``nadie va a venir a arreglar el puente''. Advertencia inquietante en zonas remotas como ésta, donde las crecidas de los ríos aislan cada temporada de lluvias a gran número de comunidades.

Y mientras se realizaba la asamblea, el pueblo entero de Xochistlahuaca se inundó con la imagen bien impresa del candidato priísta Salvio Herrera y su lema: ``Salvio sí sabe''.

Los que conocen el teje-maneje interno del partido oficial sostienen que Herrera es, además de cuñado del gobernador interino, el más ``aguirrista'' de los candidatos del tricolor, un cuadro de primera importancia para el gobernador interino Heladio Aguirre, originario de la Costa Chica, quien compite con desventaja contra la aún poderosa influencia del gobernador con licencia Rubén Figueroa.

Según una dependienta del DIF que cuidaba el orden de la fila, se trataba de la entrega mensual de las despensas que se otorgan ``a todas las mujeres de la comunidad''. Otra dependienta corrige y dice que es únicamente para mujeres ancianas o solas.

Según un adormilado chofer de los vehículos del DIF, era la ``repartición que se acostumbra antes de cada visita de la esposa del mandatario estatal, que viene mañana''.

Por una esquina de la plaza asoma el doctor Carmelo Valtierra. Es el primer médico de la etnia amuzga que llega a titularse y a ejercer la medicina en la región. Mira el movimiento y concluye: ``Las elecciones y las despensas siempre llegan juntas y revueltas''.

Bajo los flamboyanes de la plaza se reúne un grupo. Algunas ya están francamente ofendidas. ``No me dieron nada. Dicen que no porque somos perredistas''. Otras todavía guardan la esperanza y aprietan su credencial del IFE mirando alternadamente hacia la sede priísta, el auditorio municipal y la sede del DIF. Están confundidas. No saben en cuál de las tres colas formarse para que les den su minsa. Con un paquete se ahorran la compra de unos dos o tres litros de maíz para el nixtamal. En estas comunidades el salario promedio de los jornaleros es de 15 a 20 pesos al día.

Muchas otras ya van por las veredas remontando los cerros. Sobre las cabezas equilibran la cajita de la Sedeso. Atrás dejan un compromiso: votar por el PRI.

``Es una cuestión cultural. La dádiva sí hace que los amuzgos se sientan comprometidos.Y aunque muchos prefieran votar por el PRD, se sienten obligados a agradecer la despensa votando por el PRI'', explica el doctor Valtierra. Suspira. Este día no hay pacientes. Casi nadie acude al doctor. Aunque la consulta sea gratis la medicina cuesta y las familias de los pacientes casi nunca pueden costear los remedios.

Una vecina de Xochistlahuaca se ha quedado en su casa. A Petrona de Jesús Nieves le enoja muchísimo lo que llama ``compra del voto de los indios más pobres''. En octubre del año pasado, en las elecciones para presidente municipal, sufrió el efecto de esta práctica en carne propia. Su marido Genaro Cruz fue electo por una asamblea autonómica de los amuzgos para contender por el ayuntamiento. En todas las comunidades del municipio la gente votó unánimemente por él. Como lo exige la ley electoral guerrerense, se registró por el PRD. Por el PRI contendió Marciano Mónico López, de no muy buena fama por su hábito de beber y su relación de obediencia con los caciques regionales.

Genaro hizo su campaña a pie, decidido a no dar regalos en sus mítines. Marciano repartió láminas y dinero. El jueves previo a la elección llegaron a la cabecera municipal las urnas directamente a la casa del candidato priísta. Esa misma noche empezaron a llamar a la gente a que pasara a votar. No valieron las protestas ante el IFE. Ahora Marciano es presidente municipal.

Y a Petrona le tocó, ``en mala suerte'', ser representante de casilla. ``No estoy muy ilusionada. Y no voy a quitar el ojo de las boletas, pero ellos siempre encuentran la forma de perjudicar''.

Concluye el doctor Valtierra: ``Después de tantos años de manipulación, la que aquí siempre gana es la desconfianza''.