La Jornada 21 de junio de 1997

Rusia, socio pleno de las naciones poderosas

Agencias, Denver, 20 de junio Ť La agenda política concentró la atención de los mandatarios más influyentes del planeta, que empezaron hoy, con reuniones bilaterales y una cena de protocolo, una cumbre de tres días que marcó la incorporación de Rusia como socio pleno al club de las naciones más poderosas del mundo.

El presidente de Estados Unidos, William Clinton, dio la bienvenida a Rusia al poderoso grupo de las grandes potencias occidentales, mientras que el mandatario ruso, Boris Yeltsin, se comprometió a trabajar para que su país reciba el reconocimiento pleno del selecto club.

Luego de la aceptación de Rusia, la reunión del Grupo de los Siete debió ser rebautizada como la Cumbre de los Ocho, justo antes de que Francia decidiera se admitiría a Rusia como socio de pleno derecho en el Club de París, el grupo de las principales naciones acreedoras del planeta.

``Lo que ustedes ven aquí es una amplia integración de Rusia a las supremas instituciones rectoras'' de la comunidad mundial, dijo Clinton antes de una reunión a puerta cerrada con Yeltsin.

La reunión de Colorado reúne a los jefes de Estado y de gobierno de Gran Bretaña, Alemania, Canadá, Francia, Italia, Estados Unidos, Japón y Rusia, que se comprometieron a discutir una agenda que defina sus estrategias para competir en el mercado mundial sin sacrificar el bienestar de sus ciudadanos.

Acuerdo de reconocimiento entre Estados Unidos y la UE

Las dos primeras noticias que surgieron de la cumbre fueron el anuncio de que Rusia decidió unilateralmente que los misiles de la antigua Unión Soviética no apuntarán más hacia China y Japón, país este último con el que mantiene un diferendo territorial por la soberanía de las islas Kuriles, un archipiélago en disputa desde la Segunda Guerra Mundial.

El segundo anuncio fue que Estados Unidos y la Unión Europea concluyeron el acuerdo final de reconocimiento mutuo, que reduce barreras y agiliza su relación comercial.

Este convenio, que regulará el comercio bilateral en seis sectores, con un flujo de más de 50 mil millones de dólares al año, beneficiará en especial a los rubros de telecomunicaciones, farmacéutico y equipo médico. Un borrador sobre este punto fue redactado la semana pasada en Bruselas, Bélgica, sede de la Unión Europea, pero se firmó durante los trabajos previos a la Cumbre de los Ocho.

``El acuerdo es uno de los objetivos de las nuevas relaciones trasatlánticas y asegurará que tanto la Unión Europea como Estados Unidos cooperen para llevar esos beneficios a los consumidores y a los empresarios'', comentó Leon Brittan, vicepresidente de la Comisión Europea. ``No exagero si digo que este acuerdo es uno de los avances más importantes en las relaciones económicas entre la Unión Europea y Estados Unidos'', agregó.

Pero el optimismo por el acuerdo comercial no logró ocultar la molestia de los socios estadunidenses por la pretensión de Washington de hacer valer la ley Helms-Burton, que estipula sanciones para los países que comercien con Cuba.

Funcionarios canadienses y europeos dijeron a Notimex que sus delegaciones reclamarán al presidente Clinton ``la creciente condicionalidad'' de Washington al comercio mundial.

Los diplomáticos señalaron que pondrán énfasis en la ley Helms-Burton, así como en las condiciones que fija Estados Unidos para pagar sus deudas atrasadas a la Organización de Naciones Unidas.

El presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, dijo que pese al diálogo de los últimos meses entre europeos y estadunidenses sobre la Helms-Burton, la situación parece estancada. ``No ha habido movimientos claros de Estados Unidos y la ley sigue siendo inaceptable para Europa y para el resto de la comunidad internacional'', añadió Santer.

En el plano político, el presidente ruso Boris Yeltsin concentró la atención de los observadores que asisten a la cumbre.

Durante una reunión privada con el primer ministro japonés, Ryutaro Hashimoto, el presidente Yeltsin se comprometió a dejar de apuntar sus misiles hacia ese país y ofreció ampliar el trato a China.

Fuentes diplomáticas consideraron que el ofrecimiento de Yeltsin tiene un carácter simbólico, debido a que Rusia podría programar en cuestión de minutos los misiles para que vuelvan a apuntar hacia Japón y China. Hace un mes Rusia decidió unilateralmente cambiar el curso de sus misiles, dirigidos hacia los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Un portavoz japonés dijo a la prensa que Hashimoto ofreció a Yeltsin la voluntad de Japón para normalizar sus relaciones con Rusia, pero a cambio de la devolución de las Kuriles.

Momentos antes de reunirse con Yeltsin, el premier japonés tuvo un encuentro con Clinton, a quien solicitó apoyo para convencer a Rusia de que devuelva las islas.

Antes del anuncio de la incorporación de Rusia al ahora Grupo de los Ocho y al Club de París, Hashimoto había dicho que su país buscaría el compromiso de los líderes occidentales para que Rusia siguiera excluida de las reuniones del G-8 para tratar asuntos financieros y macroeconómicos.

Un portavoz japonés dijo a la agencia Reuter que Rusia todavía no estaba preparada para unirse al grupo, debido a que ``probablemente tomará algún tiempo para su completa integración al sistema financiero internacional''.

Las objeciones japonesas fueron vencidas por el apoyo estadunidense a Rusia para sumarse al club de las naciones más poderosas del planeta.

El primer día de trabajos de la cumbre se iniciará este sábado con la discusión de temas como la ampliación de la OTAN, el conflicto en Bosnia y la convergencia monetaria entre las naciones industriales.