La Jornada 17 de junio de 1997

Nueva ética, defender ideas pero también plantear metas alcanzables

Rosa Elvira Vargas y Humberto Ortiz Ť Los mexicanos están preparados para avanzar a una plena normalidad democrática que posibilite una cabal responsabilidad política, afirmó el presidente Ernesto Zedillo. Confió entonces en que en ese marco también evolucionarán con rapidez, ``las concepciones extremistas acerca del manejo de la economía''.

Es tiempo de reconocer en México, dijo, que en prácticamente todos los países desarrollados, las diferencias ideológicas y partidistas sobre política económica que antes eran irreconciliables ahora se han reducido drásticamente o incluso en no pocos casos han desaparecido. Por su ineficacia y su gran costo social, en casi todo el mundo se han desechado estatismo, proteccionismo y populismo.

Al reunirse con los integrantes del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) -de cuyo cambio de directiva fue testigo- y ante miembros de su gabinete y dirigentes sindicales, Ernesto Zedillo hizo un análisis sobre la vinculación de la democracia y la economía, y afirmó que los programas y estrategias de su gobierno no son circunstanciales ni están sujetos a eventos de corto plazo.

Para muchos, señaló, no ha sido fácil sumarse a la enorme y mayoritaria convergencia sobre las políticas fundamentales dirigidas a lograr el desarrollo; les ha requerido desechar viejos dogmas, revisar y actualizar conocimientos y actuar en lo profesional y en lo político con madurez y con visión.

Ante ello, dijo tener confianza en que ``más pronto que tarde'' prevalecerán el espíritu abierto, la objetividad y la sensatez en todo el espectro político del país.

Así, se manifestó convencido de que la democracia plena dé pie a una nueva ética de responsabilidad política que auspicie posiciones realistas y serias sobre los grandes temas del desarrollo nacional, y que otorgue mayor seriedad, responsabilidad y congruencia a propuestas y acciones de todos aquellos que buscan el poder político.

Una nueva ética, destacó, que implique defender con entero rigor ideas y principios, pero también proponer sólo aquello que se puede cumplir y respaldar lo que objetivamente beneficie al país.

En la parte final de su mensaje, Zedillo habló de diversos puntos de la reforma política, como los límites legales a la sobrerrepresentación camaral, la elección del jefe de gobierno del Distrito Federal y el financiamiento a los partidos políticos.

En este último punto se refirió a aquellos partidos políticos que habían anunciado usar el dinero para fines distintos al electoral y ahora ``están actuando correctamente al rectificar en los hechos aquellas intenciones''.