José Blanco
Escuela Querétaro

Recibí atenta carta del vocal ejecutivo de la 29 Junta Distrital Ejecutiva, en la que me notifica que resulté seleccionado para asistir al curso de capacitación electoral impartido por el IFE.

Acudí el domingo 27 de abril a las 10 am a la Escuela Primaria Estado de Querétaro, con domicilio en Av. Santa Ursula Xitla No. 22, colonia del mismo nombre, en la Delegación Tlalpan.

Tengo mi ``comprobante de ciudadano capacitado'', que recibí de dos jóvenes capacitadores que, con material didáctico estilo comics, se empeñaron en hacer bien su trabajo. Pero tendría usted que haberlos oído: hablaban en tono desusadamente alto, y los ciudadanos sin capacitación formulábamos nuestras preguntas casi a gritos.

Salí de mi curso muy irritado; lo menos importante en este país son los niños: durante las dos horas que duró el curso, junto a la ventana del salón de clases rugieron motores de camiones de pasajeros y bramaron cláxones de autos de desesperados automovilistas, sin parar. Y era domingo. ¿Cómo será el tránsito los días hábiles de la semana? Después de trasladarse desde vaya usted a saber dónde ¿cómo trabajan las profesoras y los profesores en esas condiciones, cada día, con sus alumnos? A gritos, forzosamente. ¿De qué magnitud será la neurosis de los docentes de esta escuela y qué dosis de la misma será arrojada sobre los críos?

Aparte los enloquecidos decibeles, la mugre cubre la escuela absolutamente. En el salón al que acudí hay siete pupitres dobles desvencijados con restos de pintura de los colores distintos que alguna vez tuvieron. Probablemente el grupo de niños que asiste a ese salón sea de segundo o tercer grado, dadas las características de las pobres ilustraciones pegadas en los desportillados muros. Es muy dudoso que el grupo sea sólo de catorce alumnos. Acaso sean más o muchos más del doble. Si así fuera, la mayor parte de los niños debe sentarse en el suelo.

¿Cuántas escuelas como ésta hay en la ciudad?, ¿cuántas en peores condiciones?, ¿cuántas así en las zonas rurales?, ¿qué ha sido, qué es, qué será de los doce niños de cada cien que en promedio han abandonado la escuela primaria en la zona metropolitana durante los últimos diez o doce años?, ¿qué futuro aguarda a unos niños cuya primera educación tiene que ser precarísima dadas las terribles condiciones en que transcurre?, ¿cuál es el aprovechamiento, el aprendizaje real, el tipo de socialización que reciben los niños que van a escuelas como ésta?, ¿cómo gastamos los recursos?, ¿cuántas escuelas podrían ser reparadas con los sueldos de los futbolistas, o con los del aporreador Julio César Chávez? ¿O con la dilapidación que realiza el 10 por ciento más rico de la población?

Entre tanto, no hallamos forma de instruir y pagar bien a los profesores y hacer de la docencia una profesión digna de veras. Mientras decimos ``el futuro está en la escuela'', la escuela está en un remoto y exhausto pasado: ¿avanzamos para atrás?, ¿atrasamos para avante?, ¿será todo lo contrario o andamos a la visconversa?

Otro asunto. Un niño nacido en Querétaro, o en cualquier otro estado de la república, que haya cumplido 14/15 años y terminado su escuela secundaria, cuya familia no pueda (no tenga por qué) venir a residir al DF, no podrá solicitar examen y eventualmente inscribirse en el bachillerato de la UNAM. Quedará entonces sin remedio excluido de la universidad mayor del país (en los últimos años no más del 3 por ciento de la matrícula de la licenciatura de la UNAM provenía de fuera de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México). Esto ha pasado durante varias décadas con los egresados de las secundarias de todo el país. Pero esta situación injusta por inequitativa, quedará superada en alguna medida, una vez que el Consejo Universitario apruebe las reformas al Reglamento General de Inscripciones: cerca de la mitad de los lugares de primer ingreso en la licenciatura serán distribuidos con arreglo al concurso de selección. Las oportunidades se habrán abierto para muchos más. Acaso esta consideración responda una pregunta que se hace mi laureado amigo Octavio Rodríguez Araujo: ``¿por qué la equidad?''.

Dejaré para otra ocasión la muy larga lista de argumentos académicos a favor de reglamentar el pase a la licenciatura de la UNAM, pero admitamos que más allá del pequeño avance comentado, lo que es necesario hacer son muchas unames.