Julio Muñoz
Un enemigo del pueblo III.Declinación sin explicación

En mi artículo anterior me referí a la disminución progresiva del número de candidatos a investigador del SNI durante el periodo 92-96. Según todo parece indicar, tal disminución se debió a que buena parte de los candidatos no pudieron ascender a la categoría de investigador Nivel I en un periodo estipulado. En ese artículo puse sobre el tapete la cuestión sobre si era posible lograr el ascenso careciendo de los medios indispensables para ello. Aunque lamentable y revelador de una política inadecuada a nuestra realidad, el dato admitía al menos esta explicación (no pretendo que sea la única). Sin embargo, hay un dato similar para el cual no encuentro explicación. Este es que el número de investigadores en el área técnico-ingenieril (IV) ha disminuido en similar proporción (cerca del 50 por ciento; véase la gráfica) durante el periodo 91-96, que se inicia con la puesta en juego de las políticas alzatianas que hoy se siguen ejecutando. Parecería que, como en el caso del salinismo sin Salinas, en el SNI sigue imperando el alzatismo sin Alzati (y sin el enjundioso y reconocido doctor Miguel José Yacamán). En el caso de los investigadores técnicos, es difícil invocar que a últimas fechas éstos no hayan podido cumplir con las reglas con las que antes sí cumplían. La única explicación ``razonable'' es que las reglas hayan cambiado por designio del Eliseo o de sus representantes en el SNI, a saber, el comité calificador en turno. Puede ser que los miembros del comité del área técnica coincidiesen con el dúo dinámico Alzati-Yacamán, o que practicasen el canibalismo con singular satisfacción, o que imbuidos del más alto espíritu académico hayan decidido elevar la estatura promedio de los investigadores del área, siguiendo la línea del menor esfuerzo: eliminando a los chaparritos, que además son competidores. ¿Podría el SNI despejar la incógnita?

Supongamos que, en el mejor de los casos, las reglas fueron cambiadas porque las anteriores eran demasiado laxas y propiciaban la mediocridad.

Cualquiera que fuese la explicación, nos encontramos en muy mala situación, pues el SNI nos dice que en México hay muy pocos investigadores técnicos capaces, y que además están en vías de extinción. Parece más que posible que los investigadores técnicos destetados no hayan podido cumplir con las reglas de producción y ``competitividad'' que el SNI decidió comenzar a exigir para mantenerlos en nómina. Un apretón de tuercas. ¡Que se vayan los incapaces! El hecho de que las filas mermadas de candidatos e investigadores técnicos corran paralelas, permite suponer que ambas se explican por la influencia de un factor común que no podemos precisar. También puede ser que sólo sea cosa de dineros. Puede ser que la cola de la explicación se encuentre en la Secretaría de Hacienda y la cabeza en Los Pinos.

Respecto a la capacidad o incapacidad de los investigadores, yo me pregunto ¿capaces o incapaces con respecto a quién? Calificar implica medir y comparar. ¿Con qué o con quiénes comparamos a nuestros investigadores del área técnica? Si comparamos sus logros con los de la NASA o los del Silicon Valley, por ejemplo, los nuestros saldrían mal, pero muy mal parados, pero peor parados saldrían quienes hicieran la comparación. Para juzgar los logros hay que considerar el grado de desarrollo, los medios al alcance y el número de investigadores. Teniendo estas consideraciones en mente, nuestros investigadores técnicos merecen una muy buena calificación. De los datos que aquí presento concluyo que el binomio Conacyt-SNI funciona mal. Los polvos de hoy fueron ayer fueron lodos.

Pero no es sólo el área IV la que está sufriendo. En el periodo 92-96, el área II (Ciencias Biológicas, Biomédicas y Química) se estancó, es decir, retrocedió respecto al crecimiento de la población, y el área I (Física y Matemáticas) está peor aún, pues sus miembros hoy son pocos más que los que al área tenía hace diez años. ¿Qué explicaciones puede darnos el Conacyt? ¿Qué explicación podemos dar nosotros? ¿O nadie tiene nada que decir?

Ya es hora de cambiar el sistema. Ya es hora de que los mandarines se den por satisfechos. Ya es hora de salir del sueño narcotizado de que estamos en el primer mundo, fantasía que a muchos deleita y adormece, y que en verdad dificulta alcanzar nuestra propia modernidad. Ojalá que los consejeros del presidente Zedillo en cuestiones de ciencias y técnicas lo alerten sobre las catástrofes en curso y las que pudieran estar por venir. No solamente puede explotar el volcán Popocatépetl. Pero si el señor Presidente sólo presta oídos a los elogios, y sólo elogios le hacen los mandarines, pues entonces... derechitos al cuarto mundo.