La Jornada Semanal, 15 de junio de 1997


LA ADICCION DE LOS VAMPIROS

Leonardo García Tsao

Leonardo García Tsao, columnista de cine de este suplemento y una autoridad indudable dentro de la crítica cinematográfica del país, viaja por el mundo de los festivales y foros del cine internacional sin necesidad de visa, acreditado por su talento. En esta ocasión, nos entrega una entrevista con el director de cine Abel Ferrara, realizada en 1995 durante el festival de Berlín , después de la proyección de la película de vampiros La adicción, la penúltima realización del inclasificable cinesta norteamericano.



¿Le interesaba el cine de vampiros como género?

-No, no me interesa el cine de vampiros, ni siquiera me gusta verlo. Me dieron el guión y lo hice como está. No veo mi película en relación con otras de vampiros, más bien creo que tendría que ver con Las alas del deseo, de Wim Wenders. Es un asunto moral, el bien opuesto al mal con todo lo gris que hay en medio.

-Es más una meditación religiosa.

-Creo que es una clara expresión en la creencia del guionista Nicholas St. John en Jesucristo, que no es un rollo muy popular en estos días. Sí, lo tiene muy claro: ƒl murió por nuestros pecados y cuando lo necesites, más vale que preguntes por ƒl. No importa lo que se haya hecho en la vida, qué tan negra se ponga la cosa, ƒl ofrece una salvación en el más allá. Ya sea como metáfora o realidad, para Nicky obviamente es real. En mi caso, así como en el de los actores y el resto del equipo, tuvimos que esforzarnos para cumplir lo que Nicky quería expresar. Muchos -como Chris Walken y otros cuates- guardaban una gran distancia con relación al guión. Nicky es mi mejor amigo, lo entiendo bien, pero mi estilo de vida es totalmente diferente al suyo. Entonces, tratamos de hacerle justicia. Claro, como ha dicho el propio Nicky, no existen los grandes guiones, sólo las grandes películas. El gran problema de muchos de los guiones que recibo es que son demasiado claros, no me interesan. En cambio, no puedo decir que entiendo La adicción aun ahora. Estoy seguro que en unos meses mi comprensión será otra.

-¿Es por eso que la protagonista es estudiante de filosofía?

-Creo que pudo haber sido cualquier cosa, una empleada de Burger King o algo así. Pero Nicky estudió y se graduó en filosofía en Alemania; entonces él sabe de todo eso, no le es ajeno ese rollo de Feuerbach y demás, como a varios de nosotros. Mucha gente ha dicho que las citas filosóficas son aburridas y pedantes, pero así es el personaje. Lo mismo pasaba en Corrupción judicial, donde todo mundo habla de beisbol. Si uno no sabe realmente de beisbol no va a entender ese aspecto, pero no importa: los personajes van a hablar así, porque saben de eso. Así que el lenguaje filosófico es el lenguaje del contexto en que situamos esta película.

-La aparición del sida le da una connotación especial al cine de vampiros, ¿no le parece?

-Sí, lo había pensado. Se trata de sangre, ¿verdad? Y en estos días, uno ve sangre y ¡guaaaa! Si alguien se corta y sangra, todo mundo corre a ponerse guantes de hule. Ahora las películas de vampiros asustan el doble. Pero también el vampirismo significa vida eterna, entonces esa contradicción echa a andar las cosas. Como canta Schooly D: ``Tengo que huir del VIH, pero esa mierda me emociona.''

-La adicción desde luego también se refiere a las drogas...

-Cuando uno se pierde por cualquier deseo -sea el alcohol, la droga, el sexo o un Mercedes Benz blanco- se llega al punto en que sin él no se es nada. Se pierde el potencial como ser humano. Es a lo que queríamos llegar, por eso lo llamamos La adicción. ¿Es una adicción al mal? Cada día es una lucha cotidiana, y mis películas tratan sobre eso. Para mí hacerlas o vivirlas es lo mismo.

-La culpa y la redención están presentes, como en varias de sus otras películas.

-Como dijo Bertolucci, uno siempre canta las mismas canciones. Si quiere otra cosa de nosotros, olvídelo. Voy a seguir haciendo la misma mierda. Lo mismo, lo mismo, lo mismo... a menos que tenga una transformación espiritual. No planeo reinventarme esta semana. Aunque hay quienes opinan que lo debería hacer. (Risas) Pero, bueno, me siento muy mal de algunas cosas que he hecho en la vida, y sé que lo voy a seguir sintiendo, pero no voy a excusarme por haber lastimado a otras personas. ¿Es eso cristiano? No soy un experto en catolicismo así que no puedo decir de dónde viene mi culpa. Soy de origen italiano, tuve una formación católica, lo único que sé es que uno siente culpa por algunas acciones. Pero, bueno, La adicción tiene un final positivo porque el personaje renace, se salva después de tocar fondo.

-¿Por qué hizo La adicción en blanco y negro? Es la primera vez que no utiliza el color.

-El no hacer películas en blanco y negro es sólo otra consecuencia de la estructura del poder. A uno se le dice que si el producto no es en color, no se puede vender en video, a la televisión por cable. Y yo digo: ``Bueno, pues coloréenlo, carajo. ¿No lo quieren en blanco y negro? Póngale colores.'' Para mí no es blanco y negro, sino una infinita variedad de grises, y por alguna razón se hizo así en la primera mitad de la historia del cine. La memoria que uno tiene de las grandes películas es en esos tonos. Es una gama muy rica que debe usarse, y ahora se rechaza porque a Ted Turner no le gusta el blanco y negro. Pues que se chingue, ¿no? Creo además que hay algo en el blanco y negro que nos permite acercarnos a la esencia de contar una historia, porque de otra forma nos preocupamos demasiado en conseguir los tonos de color adecuados, en eliminar los colores que no queremos.

-Usted ha hecho básicamente cine independiente y no en Hollywood.

-Vivo en Nueva York, así que hacer cine implica acercarme lo menos posible a Hollywood. Es muy riesgoso ir allá. Hay algo en Hollywood contrario a lo que uno quiere hacer. Es un negocio, y si uno cree que va a poder echar desmadre y salirse con la suya, se va a llevar una gran sorpresa. Han destruido a tipos mucho más fuertes que yo. Así que me gusta mantener mi distancia.

-La adicción es una producción enteramente independiente, de hecho la produjo usted en asociación con los actores y el equipo.

-Sí, nosotros somos los dueños de la película. Es nuestra. Podemos tomar el negativo y quemarlo si queremos. Con un guión así no pensaba ir convenciendo a otra gente ¿sabe? No iba a comprometer mi visión explicándola a otras personas, porque igual no la entenderían. Había hecho antes dos cintas de gran presupuesto, Juego peligroso y Los secuestradores de cuerpos, así que dije: ``Vamos a filmar esto, seremos sus dueños y veremos qué pasa.'' Ya veremos si se vende o no, si es buen negocio. Lo importante es que hicimos la película, existe. Si se vende, o gana dinero, o gana poco, o no hay nada de ganancias es secundario. El hecho de haberla exhibido hoy ya es un éxito.

-¿Cómo fue el plan de producción?, porque tengo entendido que el rodaje tomó tres semanas.

-He decidido filmar menos y ensayar más. Porque el proceso de ensayo es muy personal y si se hace a la hora del rodaje, los técnicos se la pasan sentados mientras los actores y yo tratamos de crear algo. Así que separamos los procesos. Lo hicimos también con Corrupción judicial. Con los ensayos previos, ya sabemos lo que tenemos que hacer a la hora de filmar, así fluye mejor la energía. Me aburro con facilidad, no quiero estar sentado todo el día, me gusta entrarle al rocanrol. En La adicción nos apegamos mucho al guión, no tanto en Juego peligroso y Corrupción judicial. (Suena el teléfono en la habitación).

¡Hollywood me llama! Quieren que les haga otra película, se mueren por conseguirme, saben dónde estoy...

-¿Cómo es su colaboración con Christopher Walken?

-Es un actor al que realmente le interesa hacerlo bien. Aparece muy poco en esta película pero invirtió una gran cantidad de tiempo en ensayar y probar su papel. Es su oficio y lo sabe hacer. Pero no hay nadie como él. Es impresionante, no sé lo que tiene, pero es algo que muchos actores quieren hacer pero muy pocos consiguen. Tiene algo especial y me da gusto poder trabajar con él. Lili (Taylor) también tiene una relación especial con la cámara y había en ella una comprensión innata del tema de la película. Ella entendía más cosas que yo, y entonces le preguntaba: ``¿Ahora qué hacemos?'' Porque esto de los vampiros me rebasa un poco ¿sabe?