La Jornada 15 de junio de 1997

En febrero, dirigentes de cúpulas mostraron interés por el proyecto perredista

Humberto Ortiz Moreno Ť Hace cuatro meses Andrés Manuel López Obrador encaró a los líderes del sector empresarial y les garantizó: ``No somos partidarios de la moratoria ni nuestro programa económico es el extremo opuesto del que aplica el gobierno. No es un cambio de la noche a la mañana. Sólo se trata de quitarle las aristas más filosas al neoliberalismo e imprimirle una orientación social''.

Los hombres de negocios mostraron interés, no rechazo ante la propuesta económica perredista.

Compartieron alimentos con los dirigentes del Partido de la Revolución Democrática invitados a comer al Club de Industriales de la ciudad de México, un día después de que el PRD presentara ante la opinión pública su proyecto económico, el 28 de febrero.

Estaban los empresarios regiomontanos Garza Sada, el club de ricos que encabeza Claudio X. González, Héctor Larios en sus últimas semanas como presidente del Consejo Coordinador Empresarial y su sucesor, Eduardo Bours, así como banqueros, encabezados entonces por José Madariaga Lomelí.

Cada uno recibió un ejemplar del Programa de desarrollo económico con justicia social. La demanda creció y otros pidieron hasta dos o tres documentos.

``Analícenlo'', sugirió López Obrador. Fueron dos horas de intercambio crítico pero cordial. Preguntas y respuestas. Dudas y aclaraciones.

Nada había trascendido sobre esta reunión. Según versiones empresariales, López Obrador abandonó intempestivamente el lugar cuando empezaron a llover las críticas de los anfitriones al proyecto económico del PRD.

Pero a cuatro meses del acto el líder perredista aclara que nunca se interrumpió la discusión. ``Ahora que no se raje Del Valle'', retan dirigentes del PRD. Cuatro meses más tarde, el hoy líder de los banqueros, ausente de ese encuentro, ``no quiere enfrentar su pasado salinista'', dicen los perredistas.

Los ecos de aquella comida-sesión de trabajo resuenan hasta ahora. Asistentes a la reunión recuerdan cómo Rómulo O'Farril hijo, uno de los anfitriones, dueño del periódico Novedades y miembro del Consejo de Administración de Banamex-Accival, atendió cortésmente al invitado y lo despidió en los elevadores al terminar la convivencia, varias veces postergada por los compromisos del dirigente nacional perredista.

Que no sean los números los que rijan la política económica y que los dueños del capital se desprendan de parte de sus bienes para proteger el tejido social, fueron las demandas que López Obrador expuso a los empresarios.

Ante los escépticos, expresó que el programa económico del PRD no acepta la posibilidad de una moratoria ni es el extremo opuesto de la estrategia gubernamental vigente.

``Mostraron mucho interés y no hubo un rechazo inmediato'', revelan informantes que estuvieron en el encuentro.

Por ello, extraña a los perredistas que ahora Del Valle impugne el documento, a unas semanas de las elecciones federales. ``Avientan la piedra y esconden la mano. Aceptamos la crítica, pero siquiera que le den una hojeada para evitar hacerle el juego al PRI'', repuso uno.

El debate en serio, anuncian fuentes del PRD, se definirá este lunes, vaya o no Del Valle. Entonces tampoco iría López Obrador. Sería, básicamente, entre ``técnicos''.