La Jornada domingo 15 de junio de 1997

Horacio Flores de la Peña
La política social del Pronafide Uno de los aspectos más censurables del neoliberalismo es su desprecio a la justicia social en general, y en especial la que se refiere a a niñez y a la juventud. La política social ha sufrido los recortes más drásticos, tanto en sus medios como en sus fines, para con estos fondos financiar el enriquecimiento sin limites de un grupo pequeño de empresarios y banqueros. El trato a los niños pobres es una vergüenza nacional que no necesita mayor explicación, la vemos todos los días.

Tendríamos derecho a preguntar ¿si la economía crece, los salarios reales disminuyen y las recaudaciones del gobierno también, a dónde va el crecimiento del ingreso? Evidentemente que una parte será corrupción y el resto se va a los bolsillos de empresarios nativos y extranjeros y a un grupo de banqueros que han demostrado ser los más ineptos y deshonestos en toda nuestra historia financiera y que siempre juegan contra los intereses nacionales.

En una de sus últimas intervenciones electorales, el Presidente de a República afirmó en una forma clara y precisa ``que con una política responsable y congruente, se ha recuperado la confianza de los inversionistas nacionales y extranjeros''. Esta es su mayor preocupación, y no se da cuenta que conforme se gana a este grupo pierde la confianza del pueblo que es quién lo eligió y le dio legitimidad a su gobierno. Ahora ya sabemos para quién gobierna y, en este grupo no está ni el pueblo y menos su juventud.

Los problemas de la juventud siempre están presentes en el discurso oficial pero no en la acción y los programas y, como diría alguién, desde 1985 el gobierno emplea una retórica sucia, para cubrir el hecho de que la mayor parte de los jóvenes, no la juventud dorada, constituye la parte más limpia y la mejor promesa de nuestra sociedad y lo ha demostrado muchas veces, pero en 1985, fue palpable, frente a un gobierno que le habia dado la espalda a sus responsabilidades, demostraron de lo que son capaces de hacer y que lo harían todos los días si no se lo impidiera el olvido criminal del gobierno y la estupidez de la sociedad.

A los jóvenes se les ha marginado de todo. A la generación de sus padres, nos tocó vivir en condiciones más difíciles, pero luchamos por un futuro mejor que estaba a nuestro alcance, porque aún estaban abiertos los canales de la capilaridad social, política y económica, que cerraron los gobiernos neoliberales.

El neoliberalismo, en su afan de respetar el imperio irrestricto de las leyes del mercado, les ha quitado a los jóvenes el presente y les ha escamoteado el futuro. En estas políticas o ausencia de ellas se encuentra la base de la inconformidad pública contra el gobierno, y los hombres de dinero, de los robos y falta de seguridad, porque la gente aguanta la miseria y la escasez, cuando es compartida, como en la guerra, pero no tolera la miseria comparada, con la opulencia de unos cuantos.

El partido oficial neoliberal nunca se ocupó de los problemas específicos de la juventud y la niñez. Parece que su objetivo siempre fue impedir que en la juventud y en los intelectuales surgiera una nueva mentalidad políica consciente del desarrollo histórico del país. El trabajo del partido en los últimos 15 años de neoliberalismo, fue suplantar una ideología revolucionaria por un cómodo sillón de burócrata.

La credibilidad perdida por el gobierno y el partido no se recupera por la arrogancia y falta de sensibilidad del grupo que detenta el poder y menos proponiendo un programa modesto de gobierno dos años y medio después de que tomaron el poder. En este caso, la mdestia de las metas y lo ampuloso de la presentación resultan excluyentes. Crecer el 5% anual nos daría en el 3er año de gobierno, un ingreso per capita casi igual al de 1994. Un millón de empleos en los tres años que restan permitirá apenas cubrir los que se han perdido y terminar el sexenio con igual desempleo que en 1994, que no fueron años brillantes. Este tipo de demagogia no convence a nadie, el pueblo tiene necesidad de creer en el mañana porque el presente es desolador. Además los neoliberales son como los malos pilotos despegan con facilidad sus planes pero les cuesta mucho trabajo el aterrizaje.

En el ejercicio de la política ninguna gente honrada, puede criticar a los jóvenes por cuestionar y no imitar el estilo y los objetivos de los políticos viejos, éstos tienen un miedo atávico a la derecha y al mismo tiempo a la democracia, por eso propician el dominio de una oligarquía de la propiedad y del dinero, para conservar el poder.

A mi juicio la degradación de la sociedad ya no puede prolongarse. El tiempo de que disponíamos lo agotamos en claudicaciones y frivolidades. Ya no hay a dónde retroceder, porque atrás ya sólo queda el abismo de la inestabilidad política y la violencia física