La Jornada sábado 14 de junio de 1997

ATAQUE A MEXICO

En su edición de ayer, The Wall Street Journal publicó una nota según la cual existiría una fuga de capitales'' causada por la probable victoria de Cuauhtémoc Cárdenas en la elección del próximo 6 de julio. El texto, vago y ambiguo si los hay, resulta, además, equívoco: los datos disponibles indican, por el contrario, que las inversiones y los capitales están fluyendo al país, noescapando al extranjero. Resulta necesario, en consecuencia, poner en contexto y perspectiva esta versión propalada por lo que, cabría esperar, es un medio informativo serio y bien documentado.

Debe recordarse, en primer lugar, que la fuga de capitales ha sido, históricamente, un arma de presión y chantaje políticos empleada por sectores financieros cuando han visto amenazados sus intereses. Así ocurrió en 1976 y en 1982, cuando las salidas masivas de divisas prefiguraron sendas y catastróficas devaluaciones y, en 1987, cuando se indujo una caída bursátil para concentrarsumas enormes en unas cuantas manos.

Otro antecedente que cabe señalar es el de la tristemente recordada ``corrida contra el peso'' de noviembre de 1995, instigada desde Dow Jones, la empresa propietaria de The Wall Street Journal.

Asimismo, resulta obligado ubicar las versiones de ayer de ese diario --de hecho, el propio texto lo hace-- en el marco de las recientes advertencias formuladas originalmente por dirigentes priístas y después retomadas por el presidente de la Asociación de Banqueros de México (ABM), Antonio del Valle Ruiz, en el sentido de que un triunfo opositor en los comicios de julio próximo desataría una nueva crisis económica --o ahondaría la existente-- y los señalamientos sobre la supuesta inviabilidad del programa económico del Partido de la Revolución Democrática.

Se afirmó ayer, en este mismo espacio, que a la postre resultaría saludable el análisis y el debate entre Del Valle y la dirigencia perredista en torno a las propuestas económicas partidarias que, de alguna manera, están en juego en el actual proceso electoral. Pero entre el debate público y argumentado y la propalación de especies falsas y rumores devaluatorios hay una gran distancia ética. Por mendaces que sean las noticias sobre ``fuga de capitales'', no puede ignorarse que en la volatilidad que caracteriza a los mercados financieros internacionales, en los cuales los ``factores sicológicos'' y los ``momentos de pánico'' pueden hacer estragos, tales versiones pueden convertirse en profecías autocumplidas, y de ahí su poder como instrumentos de presión y chantaje contra la economía de una nación.

Por ello, en la medida en que el diario neoyorquino utiliza, con propósitos desconocidos, las declaraciones contra el PRD de Del Valle, éste debiera deslindarse de manera inequívoca de tal publicación y no rehuir la polémica pública, seria y argumentada con los líderes de este partido en torno a sus propuestas económicas.

Sean cuales fueran los intereses que se esconden detrás de la ``noticia'' de The Wall Street Journal, es claro que hay grupos de interés dentro del sector financiero que buscan incidir en el proceso electoral en curso, no mediante la exposición abierta de sus preferencias y divergencias partidarias, sino amenazando con desencadenar o ahondar la crisis económica, en lo que constituye un chantaje inadmisible contra el proceso democratizador en el que se encuentra empeñado el resto de la sociedad.

No puede desconocerse el vasto poder que han adquirido tales grupos de presión --especialmente desde que, en el sexenio pasado, se permitió el establecimiento de los grupos financieros que integran instituciones bancarias y casas de bolsa y de cambio--, ni la capacidad de que disponen para sabotear la recuperación económica del país.

Pero México debe unirse para aislar, repudiar y neutralizar la acción de quienes lo han dañado en forma severísima en diversas circunstancias, los mismos que ahora atentan no contra las posibilidades electorales del PRD, sino contra la sociedad, contra el gobierno y contra la estabilidad nacional.