Pinochet, hospitalizado de urgencia; un libro suyo hace revelaciones que le costarían la cárcel si lo publicara en vida, declaró
Afp, Ap, Reuter, Dpa y Ansa, Santiago, 7 de junio Ť ex dictador y actual jefe del ejército chileno, Augusto Pinochet, fue internado hoy de urgencia en un hospital de la norteña Arica por una gastroenteritis aguda y una baja de presión arterial, horas antes de transmitirse una entrevista televisiva donde reveló que escribió un libro sobre su gobierno cuya publicación en estos momentos podría llevarlo a la cárcel.
El militar declaró que el libro será publicado después de su muerte y advirtió que en sus páginas ``hay muchas cosas que se han olvidado'', entre ellas que los seguidores del presidente socialista Salvador Allende, al que derrocó en 1973, tenían armas para 45 mil personas y el apoyo de 15 mil ``guerrilleros que nos iban a matar y no a hacernos cariños''.
Pinochet, cuya salud fue declarada estable por los médicos castrenses, criticó a quienes condenan la violación de los derechos humanos durante la dictadura porque ``son los mismos que gritaban: hay que matar a todos los salvajes comunistas y que ahora dicen que los salvajes y verdugos somos nosotros (los militares)''.
Un informe oficial emitido tras el restablecimiento de la democracia en Chile señaló que unas 3 mil personas fueron asesinadas durante el régimen militar.
Durante la entrevista, concedida al ex futbolista y ahora conductor de televisión Eduardo Bonvallet, el martes pasado en la comandancia en jefe del ejército, en esta capital, Pinochet defendió al ex director de la policía política de la dictadura, general Manuel Contreras, y al brigadier Pedro Espinoza, acusados de asesinar al ex canciller Orlando Letelier en 1976.
``Pese a que no pongo las manos en el fuego por nadie, no creo que hayan sido ellos. Los estadunidenses fueron muy rápidos para descubrir a los supuestos asesinos de Letelier y de su secretaria; sin embargo, aún no han podido explicar el asesinato de John F. Kennedy'', afirmó.
Sobre sus declaraciones efectuadas durante el gobierno del democristiano Patricio Aylwin (1990-94), cuando dijo que el ejército alemán se había llenado de ``melenudos, mariguaneros, homosexuales y sindicalistas'', aclaró que su intención fue ``mejorarlos'' (a los soldados de ese país), y reiteró su ``simpatía'' por el ejército alemán.
Precisamente esta simpatía desató un escándalo cuando los habitantes de la colonia alemana Dignidad fueron acusados de prestar sus instalaciones, localizadas en el sur del país, a los militares para torturar a detenidos políticos durante la dictadura, acusación que se suma a la denuncia contra el líder de la colonia, el presunto nazi, Paul Schaefer, por los delitos de secuestro y pederastia.