Iván Restrepo
Mentiras y el año del arrefice
Hoy jueves 5 de junio, de no ocurrir un cambio de última hora, la sociedad será víctima de un engaño por quienes organizaron el acto oficial para celebrar el Día Mundial del Medio Ambiente en Tulum, Quintana Roo. Entre los engañados figura destacadamente el Presidente de la República, pues al presentarle una extraña ``Norma Ambiental de Emergencia'', creerá que virtualmente está resuelto un viejo problema de deterioro y contaminación: el de la laguna de Nichupté y Punta Nizuc, atractivos naturales de Cancún y, de manera notable, las áreas de coral que allí existen.
Precisamente el lunes pasado mencioné aquí las dificultades que hay para garantizar su conservación y evitar el deterioro que han sufrido y, en cambio, buscar la forma de restaurar tan preciada riqueza natural.
Referí cómo luego de más de una década de lucha ciudadana, finalmente en 1994 el gobierno federal aprobó y publicó un ordenamiento ecológico para Nichupté . Entre otras cosas con miras a interrumpir el deterioro de una área sobrexplotada por los servicios turísticos y otras actividades humanas, preservando los arrecifes y logrando su conservación a través de los instrumentos legales y administrativos apropiados.
Pero además, aplicando una política de manejo que permita dichos servicios, sin alterar los arrecifes. Era a la vez la oportunidad de crear un esquema de desarrollo sustentable con la participación de diversos sectores sociales y en coordinación con las instancias de gobierno. Y algo no menos interesante: ensayar nuevas formas de administrar las áreas naturales protegidas con mecanismos de autofinanciamiento que aseguren su manejo y sostenibilidad, articulando de paso los niveles normativos legales correspondientes.
Pero sorpresivamente, y cuando están en proceso los estudios para elaborar el programa de manejo requerido, tarea que debe terminar en diciembre próximo, el Centro de Estudios Avanzados --Unidad Mérida--, violando los acuerdos consensuados y firmados por todos los sectores que integran la comunidad de Cancún (grupos ecologistas, empresarios, instancias gubernamentales locales, colegios de profesionistas), el director del Instituto Nacional de Ecología convocó el lunes pasado en dicha ciudad a una reunión relámpago para dar a conocer una ``Norma Oficial de Emergencia'' con el fin de regular el funcionamiento de las zonas de arrecifes que forman en el caribe mexicano el Parque Marino Nacional, desde julio de 1996 Area Natural Protegida. Mas ocurre que tal norma nunca fue conocida y menos discutida con las agrupaciones locales, violentando así los procedimientos establecidos previamente entre la población y la dependencia que preside la maestra Julia Carabias.
Así, por motivos políticos y oportunismo burocrático, se interrumpe y concluye de la peor manera un proceso que ha costado años de lucha y negociación. En efecto, al Presidente le harán creer que prácticamente está listo lo que aún no se inicia, ignorando el seguimiento de los compromisos oficiales tanto para Nichupté como para el resto del Parque Marino; embarcando al gobierno de México en acuerdos internacionales (como la creación del Gran Arrecife Mesoamericano), sin los programas de manejo requeridos; asegurando que la ``Norma de Emergencia'' es fruto del análisis, estudio y consenso con la comunidad y los especialistas, cuando todos ellos la ignoran y, por lo tanto, no avalan su contenido.
Forzar los tiempos, ejercer un centralismo a ultranza, alentar y refrendar compromisos sociedad-gobierno, para de pronto desconocerlos, agravará los problemas que se quieren resolver, máxime en un asunto que requiere estudios serios y el cumplimiento de normas claras y precisas. Por ejemplo, al autorizar actividades turísticas sin disponer de medidas que eviten daños a los corales.
En efecto, virtualmente se da vía libre al uso de motos acuáticas, los deportes de playa, las embarcaciones de buceo y uso múltiple, a veleros, canoas, kajacs; ninguna entre las más aptas para una área protegida tan frágil. Pero además, surgirán otros puntos de conflicto por no haber los mecanismos y los acuerdos que permitan regular las demás actividades humanas. Todo ello ocurre cuando tanta falta hace fomentar credibilidad y confianza hacia las acciones gubernamentales. Y con un asunto tan sensible para la comunidad de naciones: precisamente 1997 ha sido declarado Año Internacional del Arrecife de Coral. Vaya manera de celebrarlo.