CURIOSIDAD Y FERVOR EN EL METRO
Arturo Cruz Bárcenas Ť Cerro del Tepeyac-pasillo de la estación Hidalgo del Metro. ¿Quién es ahora, en 1997, Juan Diego? ``Yo'', dice Carlos Rafael Guevara Castillo, defeño de 20 años. ``¿Se te apareció la Virgen así, de repente''. ``No, primero se formó la cara, luego otro pedacito, luego todo lo de abajo''.
Como Juan Diego, Carlos Rafael fue a dar aviso a las autoridades, a los policías y jefes de la estación del STC, ``pero me dijeron que estaba bien güey, bien pendejo y que mejor me largara... no me creyeron. Por eso ahora quiero que todos lo sepan, pero no para lucirme o una cosa parecida, no; es porque para mí esto es un aviso de que algo va a pasar aquí, y eso nadie lo puede negar''.
Se pregunta por qué se le apareció la Virgen a él: ``Ese primero de junio vi la fuga de agua, luego se alzó el piso pa'riba y también pa'bajo. Pero la gente no me hace caso; les digo que algo va a pasar, aquí, en México, pero nadie me hace caso. Va a ser algo así como en el terremoto del 85''.
En medio de la elocuencia de Carlos Rafael, uno de los miles que ayer hicieron fila desde que abrió el Metro para ver la imagen de la supuesta Virgen de Guadalupe, grita despectivamente: ``¡Chale!, es una virgencita, está bien chirris, y ni la dejan ver; tanta colota para que los polis te dejen mirarla sólo unos segundos'',
``Está chiquita, pero sí es la Virgen'', dice una señora que emocionada apenas y puede contener el llanto. Atrás de esta persona, en el lugar ``que a ella --a la Guadalupana-- le gustó'', algunos se ponen abusados y en unos 10 segundos dejan uno o dos pesos --ya para las 3 de la tarde el dinero forma una montañita que sabrá Dios dónde irá a parar--, una flor --la mayoría rosas, que vende una señora a 5 pesos cada una a la entrada del pasillo de la estación Hidalgo-- y, los menos, lograr hincarse y dar un beso a la silueta color café.
Mientras Juan Diego 97 habla sobre la fatalidad que se avecina, una señora vagabunda critica a los que en fila ansían ver a la Morena del Tepeyac en el Metro: ``Bola de locos, están bien enajenados; esto demuestra que aparte de fanáticos son bien ignorantes. ¿Para qué cargan la Biblia? Sólo para que no se los lleve la patrulla. Pero ahí, en medio de la Biblia traen mota, no se hagan; se los digo en su cara, aunque me vean feo''.
Alberto Méndez, de 36 años, no acierta a decir si esa imagen es realmente de la Morenita: ``Pues... no... sí... quién sabe; yo creo que debe hacerse un estudio científico, ¿no?''
Ver para creer
``Yo primero vi en la tele que aquí se apareció la Virgencita --nos dice Gloria Alvarado, quien fue acompañada de su suegra y sus tres hijos--. Quise verla y para mí sí es ella. No importa que sea en el piso, ella es humilde y así más es su santa gloria; qué importa que sea aquí. Ella quiso que fuera aquí y ya''.
``La mera verdad sí se ve una figura como de la Virgen, pero los policías no dejan ver bien, apenas te paras para mirar con cuidado y ya te están corriendo. Creo que cada uno de los que estamos aquí tiene sus dudas, pero ahora sí que es la fe del mexicano, que es grande'', dijo Armando González, de 22 años.
En medio de personas cuyos ojos reflejan sorpresa, de gente de todas las clases sociales que se persignan y voltean al plafón, que no al cielo, un chavo confiesa: ``Yo me formé en la fila porque creí que era para comprar el boleto del Metro''.
Salvador Guerrero Chiprés Ť Para la representación oficial de la Iglesia católica en la ciudad de México ``no hay elementos teológicos que nos permitan afirmar la presencia divina a través de estas líneas que se han formado debido a una filtración de agua'' y que para algunos representan la imagen de la Virgen María en el piso de la estación Hidalgo del Metro. La jerarquía eclesiástica llamó a evitar la ``vana credulidad''.
En un comunicado, el Arzobispado de México expresa la necesidad de hacer algunas consideraciones, ``en particular al pueblo fiel''.
Recuerda que ``la función de las apariciones milagrosas'' a lo largo de la historia es ``mejorar o completar'' la ``revelación definitiva de Cristo'' en un proceso en que la fe contribuye a vivir el Evangelio con más plenitud. Cita los casos de las ``apariciones'' de la Virgen de Guadalupe en 1531, de la Virgen de Lourdes en Francia en 1854, de la Virgen de Fátima en 1917 en Portugal.
A cargo de monseñor Norberto Rivera Carrera, el Arzobispado considera una obviedad que ante la influencia de los medios de difusión electrónicos se haya suscitado, ``más que una manifestación de fe, una manifestación de curiosidad que culmina muchas veces en una explotación de la religiosidad popular''.
Recuerda la definición aceptada en la Iglesia de que los milagros son ``manifestación de la omnipresencia del amor de Dios que socorre, con su presencia, la miseria humana''; sin embargo, se agrega que no hay elementos para suponer presencia divina en las líneas difundidas por televisión y prensa.
Señala que debe ser causa de respeto y alegría ``ver a gente piadosa que, ante cualquier fenómeno, se siente llamada por Dios y manifiesta su devoción y afecto entrañable'' a la Virgen de Guadalupe.
``Sería de desear que todos los cristianos llegáramos a tener la verdadera devoción'' que constiste, recuerda el Arzobispado en alusión a un documento del Concilio Vaticano II ``no en sentimentalismo estéril y transitorio ni en vana credulidad --subrayado en el original--, sino que procede de la fe auténtica'' que impulsa ``a la imitación de las virtudes'' de la Virgen que los estudiosos consideran, en tanto símbolo, resultado del sincretismo religioso y el mestizaje cultural del siglo XVI y uno de los signos del origen de la nacionalidad en México.