La Jornada 5 de junio de 1997

Provoca ``un caos visual'' la disputa de espacios propagandísticos

Alberto Nájar y Raúl Llanos/I ¤ La guerra de los partidos políticos por los espacios públicos de la capital está desatada. Legal o ilegalmente, los 568 candidatos se disputan cada metro cuadrado de barda, puentes peatonales, postes, semáforos, mamparas y hasta casetas telefónicas, en una batalla para imponer pintas, carteles y gallardetes cuyo saldo será, después de tres meses de campaña, 100 toneladas de plásticos depositados en basureros a cielo abierto, según reporte de los institutos políticos.

Esta es una parte del bombardeo propagandístico hacia los 5 millones 894 mil 648 capitalinos inscritos en la lista nominal de electores; otra son las campañas en radio y televisión vedadas para los partidos chicos, carentes de dinero para contratarlos. Para ellos, el único recurso es saturar las calles con plásticos, pintura y papel hasta convertirlas, junto con el resto de sus contrincantes, ``en un caos visual'', de acuerdo con opiniones de urbanistas.

Los 17 mil 239 metros cuadrados de espacio común asignados por el IFE para la propaganda resultaron insuficientes, lo cual provoca que la batalla sea también por ganar la pinta en un árbol, colocar primero el gallardete en un pedazo de poste o el cartel en el lugar más visible del Metro.

Hasta ahora el ganador es el PRI, cuyas brigadas --según denuncias de la oposición-- se han dedicado a destruir su propaganda; no están solos, pues en esta tarea participa personal de las delegaciones, especialmente Azcapotzalco e Iztapalapa, donde estos hechos son más frecuentes.

Según el partido

En enero pasado, el Consejo General del IFE acordó destinar 174.6 millones de pesos como financiamiento a las campañas políticas de los ocho partidos que disputan la jefatura del gobierno capitalino, lo cual significa que en publicidad se gastarán 30 pesos por elector.

De este total, 161.1 millones de fueron para los partidos con representación en la Asamblea de Representantes; el más beneficiado fue el PRI con casi 57 millones, le sigue el PAN con 41 millones y en tercer lugar el PRD con 34 millones 358 mil pesos. Al Partido Cardenista se destinaron 6.5 millones de pesos, mientras que al PPS y al PDM el financiamiento fue de 3 millones 223 mil pesos para cada uno.

Según el Cofipe, al menos la mitad de estos recursos son para propaganda en radio y televisión, y cada partido está en libertad para decidir el monto destinado a carteles, gallardetes de plástico, volantes o trípticos, independientemente del espacio oficial que se les otorga en los medios electrónicos.

En los hechos las posibilidades económicas de cada partido determinan la estrategia para publicitar propuestas y candidatos, de tal manera que el PRI, PAN y PRD privilegian los espacios en radio y televisión, mientras que para el resto la alternativa es recurrir a la propaganda tradicional; es decir, carteles, volantes, espectaculares y gallardetes de plástico.

El PRD, por ejemplo, contrató en Televisa el plan francés, mediante el cual a partir de un pago de 14 millones de pesos la empresa se compromete a trasmitir spots con valor de 70 millones. En este rubro, la inversión del PAN es de 20 millones de pesos prorrateados en las empresas televisoras y radiofónicas privadas.

Mariano López, secretario de Propaganda del PRD capitalino, informa que en cuanto a material impreso se elaboraron un millón 55 mil piezas como calcomanías, carteles, gallardetes, volantes y trípticos. La mayoría promocionan la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas.

Independientemente de esto, los candidatos a diputados locales y federales cuentan con un presupuesto de entre 80 mil y 103 mil pesos para el manejo de su imagen. Cada uno tiene libertad para decidir en que gastarán estos recursos, aunque la mayoría invirtió en propaganda impresa.

Por su parte, Acción Nacional repartirá 18 millones de volantes, 4 millones de trípticos y una cantidad similar de gallardetes de plástico; además, un millón de artículos promocionales como plumas, gorras, camisetas o llaveros y una cifra igual de calcomanías. Se contrató la difusión de Carlos Castillo en espectaculares ubicados en las principales vialidades.

En este renglón, el PDM se limita a los carteles y anuncios de plástico, de los cuales distribuyó 45 mil de los primeros y 135 mil gallardetes. ``No nos alcanza para más'', confiesa Alfonso León Matus, representante del partido del gallito ante el Consejo Local del IFE.

A su vez, el PPS, en voz de Luis Alfonso Jiménez, secretario de Propaganda, afirma que se han impreso hasta el momento 2 millones de carteles, cartas, volantes, trípticos y demás, rubro en el cual se concentró el grueso de su presupuesto para publicitar a sus candidatos.

El PRI declinó informar acerca del gasto y volumen de su propaganda. Jaime Ramos, coordinador ejecutivo de medios para la campaña de Alfredo del Mazo, afirmó que proporcionaría los datos solicitados ``cualquier otro día, con mucho gusto''.

No obstante, fuentes del partido indicaron extraoficialmente que el tricolor imprimió una cantidad tal de gallardetes para sus 71 candidatos que, en conjunto, pesan alrededor de 50 toneladas de plástico.

La guerra de los postes

De la propaganda impresa ninguna colonia de la capital se salva y menos si existen avenidas, ejes viales, estaciones del Metro, mercados, cines o cualquier otro sitio de interés público. Para difundir su oferta política, partidos y candidatos aprovechan hasta el último rincón, sin importar que con ello violen el artículo 189 del Cofipe, que prohíbe fijar, pintar o pegar propaganda en el equipamiento urbano.

Así, por ejemplo, son comunes los postes que acumulan hasta 10 gallardetes distintos, puentes peatonales que desaparecen bajo los pasacalles de cualquier partido, semáforos que se ocultan bajo fotografías de los candidatos o bien casetas telefónicas pintadas con el logotipo de algún instituto político. Casos concretos son avenidas como Insurgentes, Reforma, Camarones, Zaragoza, Periférico y Viaducto.

En las zonas semirrurales como Milpa Alta, Tláhuac y Xochimilco las brigadas recurren a las pintas en piedras o accidentes geográficos, y clavan sus carteles en el tronco de árboles.

Con estas acciones, además que se violan las disposiciones del Cofipe, se atenta contra la ecología. El urbanista Jorge Legorreta considera que se exagera en la colocación de propaganda en las calles, pues genera contaminación visual y diluye la eficacia del mensaje.

Según el especialista, después de las elecciones todo el material plástico que se utiliza en las campañas termina en tiraderos a cielo abierto donde se mezcla con otros desechos y constituye una fuente importante de contaminación para los mantos freáticos.

Mientras, Luis Antonio Sapién, presidente del Bufete de Arquitectos y Urbanistas, afirma que los partidos ``son bastante irresponsables, pues son buenos para pegar pero malos para despegar y limpiar a la ciudad de su propaganda''. Considera que las campañas ``parece que están hechas para retrasados mentales o que tenemos una cultura política de primaria al presentarnos carteles pensando que nos vamos a ir por los colorcitos o las caritas de los candidatos''.

Ante la magnitud del problema, el Consejo Local del IFE autorizó al DDF para que retire la propaganda que viole los ordenamientos electorales. El acuerdo, adoptado por mayoría, fue considerado como inequitativo por los partidos pequeños. León Matus, del PDM, puntualiza: ``Nos quitan el único medio que tenemos para difundir nuestras campañas''.