Octavio Rodríguez Araujo
Madurez y civilidad

La estrategia del gobierno para desprestigiar al PRD y a Cuauhtémoc Cárdenas no ha funcionado. Lo de las cuentas en Bital ya se aclaró; los maestros ya regresaron a sus estados; el EPR ya se replegó; el EZLN sólo ha enviado un comunicado y fue para comentar cómo se puede dar una transición de gobierno sin violencia y civilizadamente (en San Pedro de Michoacán); la balcanización de Roque Villanueva no ha tenido eco y probablemente ni él mismo se la cree; la devaluación del peso no se llevará a cabo por más que los capitalistas exportadores lo desean y el Pronafide, que es otra carta del gobierno para dar confianza y ganar votos con más promesas, ha servido paradójicamente para frenar la especulación de días anteriores sobre una posible devaluación.

Lo mejor sería que el gobierno de Zedillo acepte que estamos en tiempos de cohabitaciones (Austria, Francia, etcétera) y que tendrá que gobernar con Cárdenas en el Distrito Federal y probablemente sin el 42 por ciento de los diputados para su partido.

Los puntos importantes de la economía en estos momentos son: crear condiciones para que aumente el empleo; mejorar la condición de vida de los mexicanos para que constituyan un mercado interno eficiente y puedan comprar lo que se produce en el país y no puede ser exportado; dar facilidades para que las empresas micro, pequeñas y medianas se recuperen; controlar la inflación y evitar una devaluación que alteraría gravemente incluso las mejores intenciones gubernamentales y de los capitalistas mexicanos, si éstas existen.

Reactivar la economía es importante, pero el reto es que la riqueza consecuencia del crecimiento económico (si se cumplen los pronósticos del gobierno) sea distribuida en México y para beneficio de los mexicanos. Si para alcanzar estos propósitos es necesario que el PRI (léase el gobierno) pierda la mayoría en la Cámara de Diputados, pues que así sea, lo cual no depende de mis deseos sino del voto mayoritario que se exprese el 6 de julio.

Sería conveniente que el gobierno reciba un revés en las urnas, ya que ha sido insensible a los movimientos armados que se han manifestado en los últimos tres años y a la gran cantidad de protestas (¿37 diarias en promedio?) de todo tipo pero por lo mismo: por la política gubernamental y sus consecuencias en la calidad de vida de millones de mexicanos.

Madurez y civilidad es lo recomendable para el gobierno y para los partidos en un país donde la estabilidad (de todo tipo) está prendida con alfileres. Son mayores las probabilidades de erupciones en todo México que en el Popocatépetl, y si bien se dice que las elecciones por venir son las más importantes en nuestra historia posrevolucionaria, ello se debe a que por primera vez son realmente competitivas, entre otras razones porque la política neoliberal ha comenzado ya a ser desautorizada por muchos pueblos en el mundo, pues sus estragos son más que evidentes.