Siglo XX: del Partido Católico a
Acción Nacional Abraham García Ibarra
Capistrán Garza fue caudillo civil de la Liga Defensora de la Libertad Religiosa (LDLR) y agente de la misma en la Casa Blanca, ante la cual los sonsacadores de la Guerra Cristera suplicaron, por conducto de Alberto María Carreño, el protectorado de Estados Unidos sobre México.
Nuestro pueblo, sostenía la LDLR, quiere la protección jurídica. ``Entiende por ella la aplicación a nuestra vida pública de ciertas leyes americanas, con su propia jurisprudencia.''
Sin jalar de los pelos la intención, es absolutamente permisible condensar en la expresión de Capistrán Garza el recuento de un siglo de pugnaz historia de la derecha en México como colusión de intereses partidistas, religiosos, económicos y antinacionales. Basta para ello tender un hilo conductor entre el Círculo Católico de México-Partido Católico Nacional-Partido Acción Nacional, con su periódico La Nación como catalizador del catolicismo militante en la arena político-electoral.
No es casual que, por su devoción hacia el absolutismo, el catolicismo político haya fincado en su apasionada relación con el porfirismo científico y con el salinismo tecnocrático sus mejores épocas electorales.
Hacia 1912, en pleno debut electoral, el Partido Católico Nacional (PCN) podía blasonar sus triunfos con la colocación de cuatro de sus candidatos en el Senado y 29 en la Cámara de Diputados --todo un récord para una formación política principiante--, aunque ``en realidad'', afirmó en Catolicismo y porfiriato José Bravo Ugalde, precursor de la subcultura del fraude, fueron 75. En elecciones municipales se alzó con la mayoría de los ayuntamientos de Jalisco y estado de México, y el control de los de León, Aguascalientes, Oaxaca, Puebla, Querétaro y Veracruz. Y cuatro gubernaturas: José López Portillo y Rojas, Jalisco; Carlos E. Loyola, Querétaro; Francisco León de la Barra, estado de México, y Rafael Ceniceros Villarreal, Zacatecas.
En 1997, el Partido Acción Nacional se ufana de gobernar a más del 30 por ciento de la población nacional, con 248 ayuntamientos, 271 diputados locales, 119 federales --sólo 20 de mayoría relativa-- y cuatro gobernadores: Jalisco, obviamente, Guanajuato, Chihuahua y Baja California.
Si nos atenemos al testimonio de Andrés Barquín y Ruiz (en su panegírico Bernardo Bergend, SJ, editorial Jus), el Círculo Católico de México (CCM) se constituyó en el verano de 1909 a sabor de una alianza estratégica con Porfirio Díaz, quien fijó como condición de su autorización que se apoyara su candidatura para su enésima relección.
El CCM, que se proclamó heredero de la Sociedad Católica de la Nación Mexicana, que combatió las Leyes de Reforma, fue la base orgánica del Partido Católico Nacional, anunciado la primavera de 1911. Para cumplir su éxito, los católicos que se mofaban de la Constitución llamándola ``el cuadernillo del 57'', hicieron suyo al hombre necesario, y en su periódico La voz (7-X-1899), al comprometer su voto por la relección, argumentaron: ``Todo lo que hay de serio, de respetable y honrado, no sólo quiere la permanencia indefinida del general Díaz en el poder, sino que ve con horror la contingencia de que haya alguna vez que abandonarlo''.
Asesinado Madero y disuelto el Congreso, al convocar Huerta a nuevos comicios el presidente del PCN, Gabriel Fernández Somellera, entró en negociaciones con el usurpador quien, por conducto de Eduardo Tamáriz, le ofreció como seguras cien diputaciones. La concertacesión se vino abajo con el pretexto de que el magnicida quiso palomear las listas. Lo cierto es que, para entonces, se daba por inminente el triunfo de la revolución constitucionalista, a cuya consumación, después de cerrar La Nación, los más conspicuos aliados de Díaz y Huerta optaron por la expatriación.
Fundado en 1909, el Partido Católico Nacional ve su época de oro durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. 80 años después, el PAN recorrió el camino trillado por el PCN cuando, acogotado ya por un beligerante neopanismo, asiste al piso de remates de la bolsa electoral inaugurada en Los Pinos a poner su huella digital en una nueva alianza estratégica. Y no es ingrata la audacia: 1988: 3 millones 208 mil votos reconocidos; 1994: 9 millones 221. De la cohabitación en Los Pinos, el PAN pasó a la coexistencia en el llano. A un paso ya, anuncia, de Palacio Nacional.
Parafraseando a Abraham Lincoln, se puede engañar a algunos algún tiempo; se puede engañar a muchos mucho tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo. Circulan por ahí no pocos ensayos: de Jesús Víctor Ferrer (Baja California), de Olga Leticia Moreno (Chihuahua) o de Carlos Arriola, que nos dan pelos y señales sobre cómo llega el neopanismo al poder y cómo lo ejerce. Pero tenía que ser Pablo Emilio Madero Belden, ex jefe nacional y ex candidato a la Presidencia de la República por el partido quien, por fin, de su puño y letra, se decidiera a develarnos Las mentiras del PAN, escrito presentado a principios de mayo para que todas las especies sobre la doble moral del panismo recobraran por lo menos una razonable dosis de verosimilitud.
No usa Madero Belden expresamente el término traición. Pero la configura cuando denuncia una estrategia de infiltración del partido, principios atropellados, recurrencia de las chicanas, lobos con piel de oveja y ovejas con piel de zorro, y reuniones secretas maquinadas para tomar por asalto la organización. De estas jornadas, el autor describe la de Ciudad Juárez, Chihuahua, en 1982, convocada por los gestores de un partido de empresarios quienes, después de sus deliberaciones, concluyeron que resultaba más fácil y barato urdir el control del PAN, como finalmente lo lograron. Menciona, de diversas fuentes, los nombres de Manuel de Jesús Clouthier del Rincón, Emilio Goicoechea Luna, José Luis Coindreau --en aquel momento enquistados en las cúpulas del Consejo Coordinador Empresarial, la Confederación Patronal de la República Mexicana y la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio--, Jorge del Rincón, Francisco Villarreal --socios, en su oportunidad, del Banco de Comercio y Comermex--, Andrés Marcelo Sada --el que proclamó estentóreo a los pies de José López Portillo con miras a la sucesión presidencial: Si nos toca otro como éste, ``ya la hicimos''--, Manuel Gómez Morín, el hijo del patriarca, Miguel Fernández Esnaurrízar, Francisco Barrio Terrazas y Rodolfo El Prieto Elizondo.
No es accidental el año de esa primera reunión. Era el año de la nacionalización de la banca, y derechas y ultraderechas hacían retumbar los tambores de la campaña México en la libertad, financiada por los banqueros expropiados.
Una segunda vertiente la localiza Madero Belden en las agrupaciones extremistas Desarrollo Humano Integral, la Asociación Nacional Cívica Femenina, la Unión Nacional de Padres de Familia y el grupo Pro Vida, todas asistidas por personeros del Episcopado Mexicano.
La cereza sobre el pastel es Carlos Castillo Peraza y su calidad de enlace con instituciones extranjeras, como la Fundación Konrad Adenauer, de Alemania, para agenciar recursos financieros al PAN, haciendo malabares con la Constitución y el régimen electoral y trasegando fondos que acaso entraron vía Coparmex.
Lo sustancial, sin embargo, es la exposición del tortuoso juego en que cayó la dirección panista a cargo de Luis H. Alvarez en 1988 cuando, a partir del 9 de julio --tres días después de los comicios presidenciales--, el Consejo Nacional dio tácitamente por derrotado a Manuel J. Clouthier y votó contra la amenaza de la campaña de desobediencia civil lanzada por el agroempresario sinaloense, dictamen que tomó forma definitiva el 29 de octubre de 1988 y desbrozó el camino hacia Los Pinos con la propuesta de un Compromiso Nacional por la Legitimidad y la Democracia.
Si bien Madero Belden no registra el dato de que Luis H. Alvarez atribuyó la derrota panista a, entre otras cosas, que el comité de campaña estuvo formado por personas ajenas al CEN del PAN --lo que confirma que ya el partido tenía una doble tripulación nacional--, sí deja constancia de su protesta por la manipulación de las cartas de intención sobre el compromiso antes aludido, protesta que no obstó para que Luis H. Alvarez, Abel Vicencio Tovar, Bernardo Bátiz, Rodolfo Elizondo Torres, Diego Fernández de Cevallos y Carlos Castillo Peraza se presentaran el 2 de diciembre de 1988 en Los Pinos, con la Mont Blanc de estreno, dispuestos a firmar la histórica alianza estratégica con el nuevo hombre indispensable.
Se abrió entonces la época de las concertacesiones electorales.
Lo que pasa por alto Madero Belden es que las concertacesiones económicas a los neopanistas se habían implantado días después de que, el 21 de febrero de 1976, fue descubierta la conspiración de Chipinque --hotel Ambassador, Nuevo León--, en la que participaron precisamente Manuel de Jesús Clouthier del Rincón y Emilio Goicoechea Luna, entre otros, donde se inauguró la etapa de amenazas de ``golpes de Estado'' para dar ``golpes de bolsa''.
Tampoco consigna el dato de que, antes de que se ofreciera el oro al PAN, Goicoechea Luna lo puso a disposición del Partido Demócrata Mexicano --por testigo pongo a Juan Aguilera Azpeitia--, institución a la que ahora sirve don Pablo Emilio.
``¡Ah que católicos éstos!'', como diría Jeremías: ``¿Hasta cuándo andarás errante, oh, hija contumaz?''
Jorge Martínez, por el PRD
para el 15 distrito
Georgina Saldierna V. Ť El jueves 29 de mayo Jorge Martínez Ramos concluyó cerca de la medianoche sus actividades de campaña. La última fue una reunión con vecinos y representantes de colonias de la delegación Benito Juárez. Al encuentro, que se prolongó más de tres horas, acudieron alrededor de 20 personas.
Quejas, peticiones e inquietudes se escucharon en la reunión: que los vecinos de 11 colonias no están de acuerdo en que se pegue la propaganda en los postes; que cuál es la propuesta del candidato acerca de los artículos 3, 27 y 130; que si los modificaría o no, y hasta dónde; que si el PRD tiene capacidad de gobernar o si saldrá igual de corrupto que el otro partido, el que todos ya sabenÉ
Las respuestas se sucedieron una tras otra. Al final surgió el compromiso. Martínez Ramos pidió a los vecinos comprensión y cooperación: ``Estamos compitiendo en condiciones desventajosas, nos tocaron pocas bardas y no tenemos dónde colocar la propaganda; les pido que adopten nuestra propaganda y nos permitan colocarla en sus ventanas''.
Es el final de un largo día en la vida de Jorge Martínez como candidato externo del PRD a diputado federal por el distrito 15 en la ciudad de México. Es el final de una jornada que comenzó a las ocho de la mañana con una entrevista radiofónica, continuó con una visita a la Procuraduría de Justicia del DF para exigir que se investigue quién entregó al PRI la falsa información de que él y otros 12 candidatos perredistas tienen antecedentes penales. Luego una entrevista para este diario, un recorrido por la colonia Letrán Valle y terminó con el encuentro de vecinos.
Es también el final de un día en una campaña electoral difícil, que se realiza con escasos recursos y en un distrito donde predomina el panismo.
De acuerdo con el análisis del PRD e información del IFE, el distrito federal 15 abarca 37 colonias de la delegación Benito Juárez, en la franja que va del Periférico a Tlalpan, entre las cuales están Narvarte, Del Valle, Extremadura Insurgentes, Mixcoac, Nápoles, Nochebuena, Portales, San José Insurgentes, San Pedro de los Pinos, Vertiz y Xoco.
Se trata de un distrito con uno de los mejores niveles de escolaridad de la ciudad de México. El 22 por ciento de la población tiene estudios de licenciaura, 34 de preparatoria y 35 por ciento concluyó la educación básica. En cuanto a la edad, 30 por ciento de los vecinos tienen entre 26 y
35 años; 30 por ciento entre 36 y 50; 27 por ciento entre 18 y 25, y sólo 11 por ciento tiene más de 50.
Por lo que hace a la ocupación de los habitantes, las estadísticas refieren que 25 por ciento es empleado, 12.9 se dedica al comercio, 9 es profesionista, 3.8 se dedica a actividades empresariales, 12.4 estudia y 7 por ciento son obreros.
En 1994 el PAN ganó el distrito, y por las características de la población, no se ve fácil que la tendencia pueda cambiar. Sin embargo, Martínez Ramos plantea que se trabaja arduamente para convencer a la ciudadanía por un cambio a favor del PRD.
Elegantemente vestido, proveniente de la iniciativa privada, profesional de la mercadotecnia y con 32 años de edad, destaca los problemas que ha enfrentado. El primero se planteó por el hecho de ser candidato externo. Las bases perredistas se inconformaron, pero luego de conocerlo, asegura, lo apoyaron y se sumaron a la campaña.
Otro problema es ``el desorden que prevalece en el PRD''. Hay apoyo técnico y económico, pero la pugna entre los grupos a veces obstaculiza ese respaldo. Por ejemplo, se puede tener todo el apoyo de la Secretaría de Organización, pero no la de Capacitación o viceversa, dependiendo de la identificación del candidato.
Un problema más es la carencia de recursos. El PRD ha dado 50 mil pesos para la campaña, y prometió otros 35 mil. Sin embargo, Martínez Ramos calcula que el costo será de alrededor de 170 mil pesos por la propaganda, el pago de colaboradores, los recorridos, el sostenimiento de la oficina y otros gastos.
El aspirante externo del PRD identifica otro obstáculo: la participación de las autoridades delegacionales panistas a favor del candidato del PAN, José Espina Von Roehrich, y la del gobierno a favor del PRI, cuyo abanderado es Raymundo Capetillo.
Relata que el PRI y el PAN se han dedicado a quitar la propaganda perredista o a pintar de negro las bardas que le fueron asignadas. Además de que proliferan los volantes calumniando a Cuauhtémoc Cárdenas. El último y más grave ataque que ha sufrido provino de Roberto Campa, dirigente del PRI, quien acusó falsamente a 13 candidatos perredistas de haber cometido ilícitos y de tener antecedentes penales.
Considera que no será fácil ganar con tales desventajas y en esas condiciones, pero hay posibilidades reales de lograrlo. Y así continuará su campaña, en la que sobresale la propuesta de tener un vínculo directo con la población para conocer su opinión antes de votar cualquier iniciativa en caso de llegar a la Cámara de Diputados. Para ello instaló un equipo de trabajo y de cómputo y se telefonea diariamente a los vecinos para pedirles propuestas y opiniones.