Luis Hernández Navarro
Chenalhó: los peligros del alma

Para Francisco González

El cadáver de Cristóbal Pérez que no aparece. Una emboscada de militantes del PRI en contra de simpatizantes del EZLN y del PRD el 24 de mayo en la comunidad de Yashjemel. Dos ayuntamientos en un mismo municipio. Anuncios sobre pláticas de ``reconciliación'' entre grupos, que no se realizan. Todo ello, y más, son la punta del iceberg que asoma en Chenalhó.

Por debajo, y más allá de la confrontación entre grupos políticos en pugna, subyacen dos fenómenos más profundos: la ruptura del sistema regional de dominio en los Altos de Chiapas, y el desarrollo de una estrategia oficial para legitimar su presencia militar en un territorio aparentemente fuera del área de conflicto.

En San Pedro Chenalhó, como en otros muchos municipios de los Altos hay, desde antes de la insurrección de 1994, un proceso organizativo de las comunidades indígenas de gran aliento, conducido por el zapatismo. En los comicios para diputados del 21 de agosto de 1994, la coalición de fuerzas de la sociedad civil, agrupadas en torno al PRD, obtuvo el 63.32 por ciento de los votos en contra del 22.28 por ciento del PRI.

Meses antes de las elecciones municipales de octubre de 1995, en junio, cansados de la arbitrariedad de funcionarios oficiales, los habitantes de ese municipio nombraron, de acuerdo con sus costumbres y por abrumadora mayoría, nuevas autoridades municipales que comenzaron a funcionar a partir de ese momento. Considerando que sus representantes habían sido ya electos no participaron en los comicios locales. El PRI, sin embargo, sí lo hizo, y oficialmente ganó el ayuntamiento, a pesar de ser minoría. Así las cosas, existen en el municipio dos cabildos distintos: un municipio autónomo con sede en Polhó, respaldado por la mayoría de las autoridades tradicionales (Principales) y la población, y un municipio ``oficial'' sostenido por los grupos de poder local y el gobierno estatal.

Aisladas, las autoridades priístas han buscado provocar todo tipo de situaciones que legitimen la presencia permanente del Ejército en el municipio. El 19 de agosto de 1996, azuzados por los caciques del pueblo (Cristóbal Vázquez, Luis y Alfredo Aguilar Gómez y Victorio Cruz) y por el presidente municipal, grupos oficialistas mataron a seis muchachos en el paraje de Chixilton y lanzaron sus cadáveres a una cueva. Los asesinos ya fueron puestos en libertad, aunque el presidente municipal debió de renunciar.

Chenalhó es un municipio que se ha reindianizado. Si en 1970 el 72.98 por ciento de la población era indígena (mayoritariamente tzotzil), en 1990 el porcentaje era de 98.43. Sin embargo, este cambio demográfico no ha implicado una transformación importante de la economía local. Tampoco ha representado una mejoría en el nivel de vida; el 88.85 por ciento de la población ocupada tiene ingresos menores a un salario mínimo.

La composición de los grupos de poder en el municipio ha variado significativamente desde el cardenismo. La penúltima de estas transformaciones se produjo en 1962, como resultado de la iniciativa de maestros bilingües en contra de Tomás Pérez y su alianza con el concesionario local del trago. Los integrantes de la nueva coalición (a la que pertenece el actual diputado federal del PRI por ese distrito) muy pronto comenzó a usar indebidamente su poder, abusando sexualmente de sus alumnas y vendiendo plazas magisteriales. En 1974, al calor del Congreso Indígena se formó una coalición antimagisterial impulsada por agentes de la pastoral y por una nueva camada de dirigentes indígenas. La movilización propició una recomposición de las fuerzas que mantenían el poder en el municipio pero no se deshizo completamente del grupo caciquil magisterial.

Una nueva correlación de fuerzas se creó a partir de los ochenta como resultado de la organización autónoma de artesanos, de productores de miel y café, de la insurgencia magisterial, de la iniciativa de laicos y del trabajo organizativo zapatista. El municipio autónomo representa a esta nueva coalición. El viejo bloque en el poder quedó aislado y sobrevive exclusivamente gracias a sus relaciones con el gobierno de Ruiz Ferro.

Aunque con variantes locales, este mismo fenómeno está presente en otros municipios de los Altos. Los conflictos entre ``civiles'' que se han presentado en varios de ellos (El Bosque, San Andrés, Pantheló) reflejan problemas internos, pero son, también, parte de una estrategia oficial que busca exportar el modelo contrainsurgente aplicado en la región Norte a otras regiones en rebeldía.

Calixta Guiteras publicó en 1965 un clásico de la antropología mexicana sobre Chenalhó, al que tituló Los peligros del alma. Lo que hoy está en peligro no es el alma sino la vida de los hombres murciélago.