El secretario general de la OEA, César Gaviria, dio un fuerte respaldo al gobierno anfitrión en alusión a la solución militar de la reciente crisis de los rehenes, y pidió también a los países del organismo hemisférico no desfallecer en las reformas económicas y la apertura de los mercados.
El ex gobernante colombiano advirtió que en medio de los procesos de integración se perciben problemas como las medidas unilaterales adoptadas por Estados Unidos, en referencia a la ley Helms-Burton, destinada a internacionalizar el bloqueo contra Cuba, único país de la región excluido del mecanismo hemisférico.
Perú, dijo Fujimori, es un país libre y democrático que respeta plenamente las libertades de prensa y expresión, y vinculó las denuncias sobre presunta corrupción en su entorno a prácticas deshonestas del periodismo. Con su discurso, el mandatario fue el primero en dar razón a quienes pensaban que los asuntos internos jugarían un papel importante en la cita de la OEA en Lima.
Al referirse a la corrupción, uno de los temas centrales a debatir en la asamblea que concluirá el jueves próximo, Fujimori dijo que ``en Perú no negamos que pueda haber casos aislados'', pero acusó a la oposición de pretender presentar al país como corroído por ese fenómeno.
Destacó también el papel de las fuerzas armadas y afirmó que quienes las critican por ponerse supuestamente al servicio de intereses personales del presidente son ``conservadores'' que ven politización en la participación castrense en obras o en campañas de alfabetización.
En lo referente al tema continental, Fujimori renovó sus votos por la lucha contra la pobreza y contra factores que amenazan la democracia como la corrupción, el narcotráfico ``y la peor de ellas, el terrorismo'', y se pronunció por una modernización de la OEA que le permita jugar un papel fundamental en ese contexto.
El secretario general de la OEA, César Gaviria, al respaldar al gobierno de Fujimori y en alusión al asalto militar de la residencia del embajador japonés en esta capital, sostuvo que ``ningún grupo armado pudo ni podrá secuestrar los destinos que el pueblo y el gobierno peruanos se han venido forjando con tanto esfuerzo y sacrificio''.
Pidió también a los países integrantes de la OEA que no desfallezcan en las reformas económicas y la apertura de los mercados, aunque advirtió que los procesos integracionistas no se deben convertir en simples ``asuntos mercantiles''. Sin embargo, dijo que en medio de los procesos de integración se ven problemas como las medidas unilaterales estadunidenses, en referencia a la ley Helms-Burton.
Los cancilleres de los 34 países que asisten a la Asamblea de la OEA se comprometieron, en reunión informal previa al inicio de la misma, a superar la pobreza extrema, conservar el medio ambiente y ejecutar políticas económicas que permitan una debida inversión social y la integración comercial, al suscribir el ``Compromiso de Lima hacia una cultura de paz y el desarrollo en las Américas'', reafirmando el multilateralismo, la democracia y el respeto a los derechos humanos como elementos fundamentales de la solidaridad interamericana.
El documento declara que la paz y del desarrollo son propósitos esenciales de la OEA, aboga por una efectiva limitación de armamentos convencionales y resalta que la superación de la pobreza y el bienestar de los pueblos son impostergables.
Los 34 países hicieron una mención especial a la próxima cumbre de las Américas en Santiago, Chile, en marzo de 1998, que brindará la oportunidad de progresar en la materialización de los temas que se pretendan cumplir.
En tanto, el asesor de la Casa Blanca para América Latina, Thomas Mc Larty, respaldó la opinión del embajador estadunidense en Lima, Dennis Jett, de que la destitución de los tres magistrados peruanos contrarios a una segunda reelección de Fujimori es un retroceso en la consolidación de la democracia. Dijo que este tema debe ser resuelto por el pueblo peruano, a fin de que se fortalezcan las instituciones democráticas no sólo en Perú, sino en todo el hemisferio.
Previamente, McLarty presentó junto con el canciller chileno Miguel Inzulsa, la agenda de la cumbre de 1998, basada en tres temas: fortalecimiento de la democracia, promoción de la integración económica y apoyo al desarrollo sostenible.