ASTLLERO Ť Julio Hernández López

México ha exportado a Costa Rica dos joyas de la corona política de su partido dominante: la tecnología electoral y el financiamiento para campañas partidistas. Lo ha hecho con casi 20 años de distancia en cada entrega y con cada uno de los dos partidos mayoritarios, aunque ambas veces con malos resultados, pues en el primer caso perdió el candidato asesorado, Luis Alberto Monge, del Partido Liberación Nacional (PLN), y en el segundo, el precandidato Miguel Angel Rodríguez, del Partido Unidad Social Cristiano (PUSC), está envuelto en un escándalo que busca aniquilarlo políticamente.

La primera irrupción periodísticamente documentada de las huestes tricolores en asuntos internos del país centroamericano fue en las elecciones de febrero de 1978, cuando José López Portillo era presidente de la República, Carlos Sansores Pérez presidía el PRI, y Luis del Toro Calero y Antonio Cueto Citalán ocupaban la subsecretaría general y la secretaría de acción electoral del comité directivo priísta.

Rodolfo Guzmán, entonces reportero de Proceso, enlistó desde San José las múltiples pruebas de las andanzas priístas en apoyo a Luis Alberto Monge, candidato de Liberación Nacional, el partido que ahora ha iniciado en aquella nación una cruzada contra sus adversarios socialcristianos por aceptar ayudas extranjeras de Carlos Hank. Aparte de descubrir la deferente atención personal de Del Toro y Cueto, pareja emblemática de la defraudación electoral, el reporte de Guzmán llevó hasta Manuel Alonso, entonces director de relaciones públicas de la Comisión Federal de Electricidad. Los tres involucrados negaron enfáticamente toda participación en el asunto.

El apoyo priísta consistió en capacitación en acción electoral, orientación profesional publicitaria, elaboración directa de material propagandístico y entrega de prendas de vestir, pelotas, delantales, viseras, carteles, diademas de cartón, gafetes, abanicos y otros productos destinados a los votantes costarricenses. Además, las cuentas bancarias de Liberación Nacional recibieron fondos cuyo origen fue adjudicado a donantes extranjeros. José Figueres Ferrer, tres veces presidente de aquella nación, padre del actual mandatario, José María Figueres, dijo entonces al enviado mexicano: `` Yo no me sonrojo si se ha conseguido dinero de fuentes democráticas'', ni ``desapruebo el que un partido democrático ayude a otro, aunque sea de otro país''.

Quienes sí debieron sonrojarse fueron los expertos electorales y publicitarios priístas, pues Monge perdió frente a Rodrigo Carazo Odio, del PUSC. Manuel Alonso envió a Julio Scherer una aclaración respecto a su rol en este episodio, y para demostrar que él no había intervenido, argumentó que de haberlo hecho: ``Yo habría hecho ganar a Monge''

Ahora las cosas son diferentes, pues los beneficiarios de ayer son los escandalizados de hoy. Liberación Nacional, en el poder como veinte años atrás, aprovechó el desliz de sus opositores, los socialcristianos, para asestarles un golpe político terrible.

Pero sobre todo, hoy no se trata de un acuerdo, por impugnable o delincuencial que pudiera ser, a nivel de partido a partido, pertenecientes ambos a la Internacional Socialista, o acaso de gobierno a gobierno, como algunos justificaron entonces, deseosos de preservarse en el poder al amparo de la fraseología revolucionaria, populista y anticonservadora.

Hoy se trata de algo más grave por su crudeza: un grupo de poder económico y político, impugnado en su patria, y reiteradamente señalado dentro y fuera como ejemplo de corrupción y sospechas de ligas con el narcotráfico, intenta apoyar económicamente a una fracción política de un país pequeño para que alcance el poder y, desde allí, devuelva con creces los dineros recibidos y garantice protección e impunidad a los padrinos políticos.

Julio Suñol, director del diario La República de San José, señaló en un editorial sobre el caso Hank: ``El PRI está en dificultades electorales... Algunos de los beneficiarios de la gigantesca corrupción de una parte del liderato mexicano saben que no las tienen todas consigo. Si se produce un terremoto electoral en aquel país, muchos de los enriquecidos hasta la saciedad y con malas artes buscarán filtraderos de seguridad para sus capitales mal habidos. Uno de esos canales podría ser Costa Rica'' . Y agregó que ``lo peor que nos puede suceder es que esos delincuentes terminen arribando a nuestras costas en olor de santidad y con garantías de seguridad territorial''. Es posible que el señor Suñol tuviera en mente, además del presente caso mexicano, el de Robert Vesco, el financiero estadunidense perseguido en su país, entre otras cosas por su involucramiento en el Watergate, y refugiado y protegido por José Figueres y Daniel Odúber en Costa Rica, donde su fortuna le dio un poder absoluto.

Y es que, según el columnista Carlos Alberto Montaner, también de La República, el costo de una elección presidencial en Costa Rica es de entre 10 y 12 millones de dólares. La sexta parte de lo que Roberto Madrazo gastó en la campaña electoral de un estado mexicano, según las denuncias del PRD. La mitad de lo que se les habría pedido a cada uno de los comensales en la famosa cena en la que se pasó la charola salinista para la campaña presidencial de 1994.

Diez o 12 millones de dólares de inversión en un país donde Carlos Cabal Peniche apareció en 1992 como dueño de Banana Development Corporation (Bande- co) y Pinneaple Development Corporation (Pindeco), la primera con plantaciones de plátano en 6 mil hectáreas de la zona atlántica y la segunda con cultivos de piña en 3 mil hectáreas de la zona sur y siembras de melón en otras zonas.

Diez o 12 millones de dólares en un país donde las compañías de Cabal Peniche exportaban el 11 por ciento del total nacional y empleaban a 8 mil personas; donde basta con casarse con una nacional para no ser extraditable, donde hay tantas, tantas ligas como lo ha mostrado la conexión Tianguistenco-San José...

Astillas: Nueva denominación para el profesor Hank: en la conferencia de prensa que dio en San José, el embajador José Castelazo nunca pronunció el nombre y apellido de quien siempre mencionó como ``el señor anfitrión mexicano''... Dos mexicanismos más del mismo embajador Castelazo: ``Llamarada de petate'' llamó al escándalo en curso, y ``venados alumbrados'' a los lectores mexicanos y costarricenses que dan credibilidad ``absoluta y automática'' a las noticias del The Washington Post y The New York Times sobre historias de políticos y narcos como en el caso de Hank... El Tribunal Supremo de Elecciones de Costa Rica acordó reestudiar el articulado del código electoral que permite cierto tipo de contribuciones extranjeras a partidos políticos... José Miguel Corrales, candidato presidencial de Liberación Nacional, retó a su contrincante socialcristiano, Miguel Angel Rodríguez, a un debate sobre moral, tomando como base el caso Hank... Rafael Angel Calderón, ex presidente de Costa Rica, pone como aval de la honorabilidad de la visita a la hacienda de Hank el que hubiera estado presente el ideólogo de los empresarios mexicanos, Juan Sánchez Navarro, pero éste pregunta: ¿cuál reunión?, y dice que no sabe nada del asunto... Cuando le preguntaron en San José al mandatario José María Figueres de una cena el año pasado, en la que estuvieron Hank, Manuel Gurría, Enrique Hernández Posadas y Juan Morales Doria, el presidente de Costa Rica simplemente dijo que no recordaba con precisión si Carlos Hank había estado o no presente..