Juan Carlos Villa Soto Ť Considerando que en México nacen más de un millón de niños al año, el doctor José Luis Reyes, investigador del Departamento de Fisiología, Biofísica y Neurociencias del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, se ha interesado en estudiar los procesos de salud y enfermedad de los recién nacidos. El organismo de un bebé es diferente al de un adulto. El riñón del recién nacido, por ejemplo, tiene una menor capacidad de responder ante diferentes fármacos o tóxicos. No sólo es que este órgano sea más pequeño, sino que funciona de manera distinta. Sus estudios en nefrología pediátrica y en fisiología, han conducido al doctor José Luis Reyes a investigar el funcionamiento del riñón del recién nacido y su respuesta ante ciertos fármacos. Este trabajo lo realiza con modelos animales de experimentación, aceptando que el riñón del conejo o de la rata recién nacidos comparten muchas características con las del neonato.
El doctor Reyes comentó que el riñón del recién nacido elimina los medicamentos con mayor lentitud que el del adulto. Al estudiar la actividad de algunos antipiréticos y antiinflamatorios, hemos observado que en general son bien tolerados por el adulto; sin embargo, es mayor el riesgo de que ocasionen daños al riñón del bebé, aún cuando se usen las dosis adecuadas.
Destacó la importancia de que los pediatras conozcan estos posibles efectos dañinos porque dichos medicamentos son prescritos frecuentemente. Por ejemplo, el acetaminofén, que se usa para combatir la fiebre, es bien tolerado por los niños mayores o por los jóvenes, pero puede causar efectos indeseables en el riñón del recién nacido por su menor capacidad para eliminar este fármaco.
Empero, aclaró que si bien el daño que se ocasiona generalmente es transitorio, no se descarta el riesgo de que éste se vuelva permanente al conducir a una insuficiencia renal crónica, que requiere de tratamientos más sofisticados y caros: diálisis peritoneales, riñón artificial, trasplante, entre otros. Este riesgo aumenta si se combinan más de dos medicamentos, pues algunas marcas comerciales ya constituyen combinaciones de varios ingredientes activos.
Destacó la importancia de que los niños que van a recibir este tipo de medicamentos estén bien hidratados, pues esto ayuda a que sean menores los efectos tóxicos sobre el riñón. En este sentido destacó la importancia de que se vigile el funcionamiento del riñón, específicamente que el niño orine normalmente.
Por otro lado, el investigador advirtió que con frecuencia se administran medicamentos a recién nacidos solamente ajustando la dosis usada en el adulto al peso equivalente del bebé. Esto puede ocasionar efectos indeseables porque el recién nacido se comporta diferente al adulto no sólo por kilogramo de peso, sino por sus características fisiológicas. Hay que recordar que ``el bebé no es un adulto chiquito''.