Hablo de acuerdo a mi propia experiencia sobre la evaluación de proyectos de investigación en nuestro país en las áreas de química, biología y medicina, que es en donde he participado en diferentes comités. Antes que nada quiero expresar que los procesos de evaluación de proyectos de investigación que existen a la fecha, en la mayoría de los casos, están funcionando bien, ya sea que se trate de proyectos, becas, SNI, Pride, Comisiones Dictaminadoras, Consejo Técnico de Investigación Científica, etcétera, por lo que mis comentarios se dirigen hacia cómo mejorarlos y cómo dar los siguientes pasos.
Un primer problema a resolver es que a la fecha no existe un acuerdo unánime en los comités evaluadores para revisar un proyecto, ya que éste tiene que ser entendido a profundidad y no sólo superficialmente. Sucede que muchas veces no se tiene ni la información ni la capacidad para entenderlo y menos para juzgarlo. En este sentido, no es suficiente ser un investigador calificado para ser un buen evaluador; además se requiere tener un conocimiento general de los fenómenos más importantes que se investigan en las áreas correspondientes, tener un criterio muy amplio para darse cuenta de los horizontes y las limitaciones de un proyecto de investigación, poder analizarlo y discutirlo en sus bases científicas, y algo muy importante, poder ubicarlo en su contexto para determinar su originalidad, interés y trascendencia.
De preferencia se requiere que el comité evaluador tenga experiencia revisando proyectos, ya que sucede con frecuencia que se toman más en cuenta los trabajos previos publicados y el ``estatus'' académico del investigador que el proyecto mismo. En este renglón habría que ponerse de acuerdo en que debe juzgarse el proyecto en sí, sobre todo cuando se trata de un investigador joven y su formación académica está bien documentada.
A este respecto después de lograr un grupo experimentado de evaluadores, que no son necesariamente todos los que están en el SNI, este se debe conservar por un buen número de años. Otro punto importante además de juzgar el proyecto por sí mismo, es que el evaluador se responsabilice usando su propio juicio y que no se ampare totalmente en la opinión de réferis secundarios, ya que la responsabilidad no reside en estos últimos, aunque es fundamental el trabajo de este tipo de asesores. Sugiero que cada evaluador debería de trabajar con un equipo particular de asesores y pienso que sería muy deseable que un grupo como éste, no sólo juzgue sino que también funja como asesor de los proyectos evaluados.
Generalmente los proyectos a evaluar pocas vecees son discutidos a fondo y nunca se le hace llegar al investigador responsable una crítica de su proyecto que incluya sugerencias, cambios y también asesoría cuando ésta sea necesaria. Creo que algunos proyectos merecen que por lo menos se dé un intercambio de comentarios entre los revisores y el investigador. Se dirá que una tarea de esta naturaleza es titánica, sin embargo no somos tantos, podemos darnos ese lujo en nuestra pequeña comunidad científica.
Debemos buscar y apoyar esencialmente proyectos originales como nuestra mejor apuesta para un futuro diferente. Podemos pensar que una función muy importante de un evaluador es descubrir el talento a través de detectar proyectos originales. Detectarlos y apoyarlos en su desarrollo debería ser una gran satisfacción.
Mi impresión es que muchas veces al revisar un proyecto, aunque con cierta dificultad, se llega a entender la pregunta a contestar y/o el problema a resolver. Sin embargo el ubicar el proyecto en el contexto adecuado a veces es casi imposible.
En este sentido llama la atención que se le pregunte al evaluador por la originalidad, importancia y trascendencia del proyecto que revisa, y no se le pregunta al investigador por qué su proyecto merece ser apoyado.
A un grupo de evaluadores profesionales e imaginativos se les debería hacer llegar proyectos que hayan pasado por una primera revisión. Hay que filtrarles sólo aquellos proyectos que cumplan un mínimo de requisitos. También es importante que los evaluadores entiendan que su trabajo consiste en funcionar como investigadores para descubrir el talento de otros.
Esto hace su tarea más provocativa e interesante, aunque va a requerir una parte importante de su tiempo. Un grupo con estas características merecería no sólo nuestro respeto, sino también el reconocimiento de este trabajo, tomándolo en cuenta al otorgar estímulos y niveles académicos.
Para liberar la enorme presión que sienten los investigadores jóvenes, yo propongo que en general todos aquellos investigadores que han trabajado en el laboratorio, tienen una formación sólida, y alguna publicación con trabajo original de la que sean responsables, deben estar en el SNI y recibir estímulos. Creo que también después de seleccionar a los investigadores del sistema debe existir una coordinación en el apoyo a sus proyectos, si no, ¿cómo desarrollarse sin recursos?
Otro elemento que es importante considerar es que además de identificar el trabajo valioso en la ciencia, es necesario buscar a aquellos jóvenes que pueden hacerlo y que todavía no estén en el sistema. Es necesario contar con exploradores que vayan a las instituciones y se entrevisten con los jóvenes y los atraigan. Yo no sé si en las instituciones se tiene una lista de estos jóvenes y si alguna vez se ha tenido alguna entrevista con ellos. Yo creo que hay que ir por ellos, entusiasmarlos, convencerlos que hacer ciencia es una de las formas de expresar la creatividad, y esta es una de las capacidades más extraordinarias de los seres humanos. A través de descubrir y entender el mundo que nos rodea, nos descubrimos a nosotros mismos y si nos entendemos, también nos podemos inventar. Esto me lleva a proponer que debemos arriesgarnos más, tener y actuar con más confianza en la existencia de jóvenes talentosos que pueden escoger el ser investigadores como una forma de vida. De que es necesario que los busquemos, detectemos, los convenzamos y los ciudemos para apoyar un desarrollo importante de la creatividad científica en nuestra comunidad. Estoy seguro que hay muchos más futuros investigadores que los que llegan y también decía, que hay que arriesgarnos, apoyando el trabajo de los que empiezan. Sin embargo sabemos que no todos llegarán y muchos se frustrarán. Desconozco si existe alguna relación entre los niveles o el ``estatus'' académico de los investigadores con los descubrimientos científicos hechos por éstos. Y ésto me lleva al siguiente problema.
Presentado en el simposio Evaluación de la evaluación realizado el 13 de mayo en la Facultad de Medina de la UNAM.