La Jornada 29 de mayo de 1997

Estados poéticos de la vida, un fin del pensamiento complejo: Morin

Patricia Vega/ I Ť ¿No se considera usted genial?

La pregunta toma por sorpresa al intelectual francés Edgar Morin, quien luego de estallar en carcajadas espontáneamente agrega: ``en literatura, no''. Luego advierte: ``no sé si deba dar autorización para publicar esas palabras'', y vuelve a reír.

La agenda del profesor Morin (París, 1921) se encuentra saturada. Su estancia de una semana en México obedece al seminario académico que, sobre ``el pensamiento complejo'', imparte en la Universidad Iberoamericana y en la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM.

La aventura intelectual de Morin es ejemplar: pocos pensadores contemporáneos se han atrevido a construir una gran síntesis en la que amalgama su pasión por la vida y el rigor intelectual. Su propuesta de un conocimiento multidimensional o transdisciplinario del ser humano resulta una aportación capital que el propio Morin resumió en la IV Conferencia Internacional sobre los Nuevos Paradigmas de la Ciencia (Guadalajara, diciembre 4 de 1996) en los siguientes términos:

``El pensamiento complejo es, esencialmente, el que integra la incertidumbre y es capaz de concebir la organización. Es el pensamiento apto para unir, contextualizar, globalizar, pero al mismo tiempo reconoce lo singular, lo individual, lo concreto.''

Lo que transcribimos en unas cuantas líneas es resultado de más de 20 años que Morin ha dedicado a organizar un método de conocimiento que proviene de la unión de los saberes de distintas disciplinas. Método que este científico social ha abordado en una vasta producción bibliográfica.

Imposible, la felicidad permanente

Desde el principio los organizadores anunciaron: ``el encuentro de Edgar Morin con la prensa es difícil, por ello invitamos a los periodistas para que se inscriban en el seminario y desde ahí formulen sus preguntas como cualquiera de los participantes''. Nuestra terquedad culminó con la aceptación de una entrevista ``exclusiva-compartida''. La otra interlocutora fue Dora Luz Haw, del diario Reforma. Ambas acordamos evitar la tentación de las preguntas propias de un foro académico que merecerían respuestas muy extensas. Aquí el resultado de esta charla:

--¿Qué relación tiene el pensamiento complejo con la felicidad?

--El pensamiento complejo no puede producir una felicidad de la vida, pero puede producir una cierta felicidad de la mente: el placer de avanzar en el conocimiento, de descubrir que las cosas son más ricas y más complejas de lo que parecían antes de considerarlas bajo este tipo de pensamiento que no determina, pero induce a una comprensión de las cosas. Hay dos rasgos: es un pensamiento que hace la conexión entre las cosas separadas. Entonces, la prolongación ética del pensamiento complejo es promover la solidaridad y la comprensión entre los seres humanos. Pienso que el aislamiento, la soledad, provoca sufrimiento, pena. La solidaridad puede traer posibilidades de felicidad, porque ésta surge en los momentos de comunión, de conjunción con los otros.

``Por otro lado, la concepción de la vida en el pensamiento complejo se da en la alternancia entre prosa y poesía. Lo prosaico entendido como lo técnico, lo práctico, lo utilitario; y lo poético como las cosas que nos dan placer y emoción, que nos hacen gozar como el baile, la música y, sobre todo, el amor. La fiesta y el éxtasis. En este sentido, el pensamiento complejo busca desarrollar los estados poéticos de la vida humana con los que se da la posibilidad de una felicidad que también encierra la posibilidad de la infelicidad. Si usted es feliz con una persona, puede ser que esta persona se vaya o que por un accidente desaparezca... entonces irrumpe la más grande infelicidad.

``Aceptar la felicidad es también aceptar la posibilidad de su contrario. No existe un distribuidor automático de felicidad, entonces hay una relación compleja con ella: por un lado tenemos la necesidad y sabemos de su importancia en la vida, pero no hay posibilidad de una felicidad permanente, eterna.''

--Se refirió al aislamiento como fuente de sufrimiento. ¿Con quiénes dialoga en Francia? ¿Se encuentra aislado?

--No me siento totalmente aislado, digamos que estoy marginado en relación con las tendencias dominantes, oficiales, del modo de pensar. Pero no me siento aislado, porque tras los libros, las conferencias, los seminarios, sé que hay gente que tiene los mismos sentidos que yo doy a las cosas.

Asociación por el Pensamiento Complejo

``Pienso que los que vienen a los seminarios son gente que tiene ya en su mente la búsqueda de este pensamiento, que no son felices con los modos tradicionales de pensamiento. Así, yo encuentro varias veces amigos mentales que no conocía antes y que tienen las mismas preocupaciones, visión de la vida y de las cosas. También tengo colegas, amigos profesionales --aunque no me gusta demasiado esa palabra-- como Castoriadis y otros, con quienes puedo hablar de lo que hago, pero también convivir, cenar, charlar, hacer bromas.''

--¿Existe una red de amigos del pensamiento complejo?

--Es algo bastante informal que empezó a desarrollarse espontáneamente en países como Colombia, Argentina, Brasil. Ahora estamos desarrollando en París algo más organizado, una Asociación por el Pensamiento Complejo que puede establecer relaciones periódicas y sistemáticas por medio de un un boletín.

``También se puede hablar de focos del pensamiento complejo en universidades de Italia, España, Portugal. Ahora hay varias conexiones, sobre todo en los países de lengua latina. En Francia se da menos, porque existe el viejo proverbio que dice nunca se es profeta en su tierra.''

--En el ámbito de las manifestaciones artísticas, ¿qué es lo que disfruta más?

--La música, es lo que me toca más directamente: Beethoven y Schubert. También la poesía, porque es un lenguaje que no puede racionalizarse, que va directamente al alma, y que me da algunos sentidos de los valores de la vida. Pero también me gustan mucho las novelas, porque en ellas hay una reconstrucción del universo humano: ahí está la vida personal, el amor, el odio, la guerra, la sociedad, la filosofía, todo. Me gustan mucho las novelas de Dostoievski, en las que están presentes los fondos complejos de los seres humanos. No soy un aficionado sistemático a la pintura, pero me gusta conocer algunas obras... pero no siento la misma pasión que tengo por la música y la poesía.

--Habiendo leído tanta literatura durante tantos años, ¿escribiría usted una novela?

--Sí, de hecho escribí una cuando era joven, pero me dio miedo publicarla. Se llamaba El año ha perdido su primavera. El título viene de un discurso de Pericles, en la Grecia del siglo V, cuando era el líder de Atenas. Después de una batalla donde gran parte de la juventud murió, Pericles inició diciendo ``la juventud ha perdido su flor, el año ha perdido su primavera''.

``Yo quería trasponer en la novela un poco de mi experiencia en la resistencia francesa contra el nazismo, donde muchos amigos y compañeros murieron en la lucha o por la tortura. Era traducir esta experiencia a una novela que creo que no está a la altura de lo que deseo, porque pienso que para escribir una novela se necesita ser genial. Si hay únicamente un poco de talento y no se es genial, mejor hacer filosofía o ciencias sociales.''

--¿Y no se considera usted genial?

--En la novela, no --y estalla la carcajada de Edgar Morin.


Disidente cultural

Edgar Morin (París, 8 de julio de 1921) fue combatiente voluntario de la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial, así como agregado del Estado Mayor del ejército francés en Alemania (1945) y responsable de la oficina de propaganda en la Dirección de Información del gobierno militar francés en Alemania (1946). Por su ``disidencia cultural'', en 1950 fue excluido oficialmente del Partido Comunista Francés, al que había pertenecido durante la guerra. Es licenciado en Historia, Geografía y Derecho; es doctor honoris causa en Ciencias Políticas por la Unversidad de Perugia, en Psicología por la Universidad de Palermo, en sociología por la Universidad de Ginebra; también es honoris causa de la Universidad de Bruselas y del Instituto Piaget de Lisboa.

Morin es, asimismo, del Consejo Superior de Educación España, oficial de la Legión de Honor y Comendador de la Orden de las Artes y las Letras de la República Francesa. Entre sus diversos premios se encuentran el Europeo de Ensayo Charles Veillon (1987), el Viareggio Internacional (1989), el Media de la Cultura de la Asociación de Periodistas Europeos (1992) y el Internacional de Cataluña (1994).

Entre los cargos desempeñados por Edgar Morin se encuentran: director de investigaciones en el Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) en París, entre 1950 y 1989; codirector del Centro de Estudios Transdisciplinarios (Sociología, Antropología, Política) en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHSS) en París, entre 1973 y 1989. Fundador y director de las revistas Argumentos y Communications, en París, entre 1956 y 1962. Es autor de cerca de una treintena de libros publicados en diversos idiomas.