Muchos medios de comunicación pretenden convencer que no existen propuestas de los partidos políticos. Así, el debate entre los candidatos del PRD y el PRI a la jefatura de gobierno de la ciudad de México ha sido calificado de simple intercambio de ataques.
Esta versión favorece al gobierno, pues éste se vale de ella para promover su planteamiento de que no hay nada más allá de sí mismo.
El domingo pasado escuchamos propuestas diferentes de dos candidatos a gobernar la ciudad. Cárdenas considera que el problema de la falta de una policía eficaz proviene, principalmente, de la corrupción que impera en la cadena de seguridad pública y procuración de justicia. Del Mazo dice que no, que la cuestión es más complicada y propone una amalgama entre las funciones de prevención y de investigación. Cárdenas afirma que eso contraría la Constitución, la cual le asigna al Ministerio Público la función investigadora y le otorga el mando sobre la policía judicial.
En materia política también hay propuestas diferentes. Cárdenas plantea convertir al DF en un estado de la Federación. Del Mazo está en contra y dice que eso generaría municipios ricos y pobres, pero el candidato del PRD busca la reposición de derechos ciudadanos y afirma que en muchos países existe esa estructura sin que se creen conflictos. Cárdenas no quiere más delegaciones, sino ayuntamientos, y Del Mazo insiste en las bondades del actual sistema autoritario y vertical. Uno desea proseguir hasta el final la reforma política de la ciudad, mientras el otro considera que ya se llegó al tope.
En materia económica, Del Mazo habla de la confianza en los inversionistas, pero Cárdenas agrega la necesidad de una administración pública honrada, sin sueldos ni partidas secretas. El candidato del PRD considera que la deuda (13 mil millones) del Departamento del DF debe ser asumida por la Federación, pues se contrató, en gran parte, para financiar obras de la zona metropolitana (aguas residuales y otras, inauguradas por Ernesto Zedillo, además del Metro que correrá hacia Ecatepec), pero el candidato del PRI no asume ninguna posición al respecto y su silencio implica que reconoce la deuda como válida. El asunto tendrá que ventilarse en la Cámara de Diputados.
Existen muchas otras diferencias entre los candidatos del PRD y del PRI, expuestas brevemente en el debate, pero con amplitud en sus respectivos programas y plataformas.
Si lo que se buscaba era una discusión sobre los temas nacionales, éstos también se tocaron aunque de manera referencial, pues un gobernador de la ciudad de México no será un segundo presidente de la República ni un legislador federal en paralelo.
Los ataques políticos --algunos francamente de otra índole lanzados por Del Mazo-- son parte de la contienda electoral, pero no fueron lo único en el debate y ni siquiera lo que abarcó la mayor parte del tiempo. Mientras que Del Mazo sostuvo la tesis de que Cárdenas había sido un pésimo gobernador en Michoacán, el candidato perredista recordó el 65 por ciento obtenido por él en aquella entidad, en 1988, cuando fue candidato a presidente.Cárdenas hizo ver que Del Mazo había servido al gobierno de Carlos Salinas, siendo representante de éste en varias misiones, frente a lo cual Del Mazo tenía que asumir la incómoda posición del silencio. Además, el perredista atacó al régimen actual y se pronunció contra el continuismo político, es decir, habló como un crítico y un opositor: ¿tendría que esperarse otra cosa?
Cárdenas y del Mazo sí presentaron una parte de sus propuestas, las que consideraron más importantes y significativas. Y, también, hubo debate sobre algunas de ellas, es decir, exposición, réplica y contrarréplica. ¿Que ninguno de los dos es un polemista?, eso no es un descubrimiento, pero, ¿cuántos políticos lo son en México?, en un país donde la antidemocracia ha impedido la apertura de escenarios de confrontación sistemática de ideas, propuestas y programas.
Los medios de comunicación podrían darse a la tarea de exponer las diferentes propuestas escritas y publicadas de los partidos y candidatos. Ellos son quienes tienen mayor audiencia.
Por último, Castillo Peraza, a diferencia de Del Mazo, no aceptó la invitación que le hizo Cárdenas para sostener un debate entre ambos. El panista quería una discusión a tres voces, pero el perredista consideró que Castillo buscaba golpearlo para ubicar a Del Mazo como tercer equilibrador en discordia. La más importante discusión de un opositor es con la fuerza gobernante; pero el candidato del PAN considera a Cárdenas como su enemigo, más allá de sus propios desacuerdos con el PRI. Ante eso, Cárdenas se comportó como un político mucho más maduro e inteligente, lo que le permitió evadir la trampa.