Ayer tuvo lugar la primera vuelta de las elecciones legislativas francesas anticipadas. Estas elecciones tienen una importancia mayor que las elecciones equivalentes en sistemas presidenciales como el nuestro, y que la mayor parte de las precedentes renovaciones de la Asamblea Nacional francesa. Su resultado puede señalar el principio del fin del neoliberalismo, puede modificar las condiciones en que se está construyendo la Unión Europea, y puede enviar un mensaje de esperanza a todas las personas que, en Francia y fuera de ella, sufren las consecuencias de una ideología que pretende ser única y definitiva.
1. Un nuevo gobierno
Teniendo Francia un sistema político que es una mezcla de presidencialismo y parlamentarismo, la importancia de la elección de hoy no radica en las elecciones de diputados en sí mismas sino en el hecho de que el presidente de la república tendrá que nombrar como primer ministro al jefe de partido que resulte vencedor, o a alguno de sus miembros más destacados. Si el Partido Socialista y sus aliados ganan las elecciones, el lunes 1o. de junio no sólo habrá una nueva Asamblea Nacional; habrá, sobre todo, un nuevo primer ministro y un nuevo gobierno. Aunque el presidente de la república, como jefe del Estado se reserva ciertas decisiones en relaciones exteriores y en defensa, quien en realidad gobierna es el primer ministro, como jefe del gobierno. El artículo 20 de la Constitución dispone que ``el gobierno decide y conduce la política de la nación'' y ``dispone de la administración y de las fuerzas armadas''. Más explícitamente, ese artículo dice que ``el primer ministro dirige la acción del gobierno''. Si gana Jospin, habría otra política, una verdadera alternativa al neoliberalismo en el poder.
2. Una verdadera alternativa
La política que aplicaría un gobierno socialista sería diferente a la actual en su inspiración, en su contenido y en sus consecuencias. En Francia no habrá de suceder, si sucede, lo de Gran Bretaña, donde un primer ministro laborista fue elegido abrumadoramente por un programa similar al de los gobiernos conservadores de los últimos 18 años. La política de los socialistas franceses habrá de ser claramente distinta de la que está en vigor. La inspiración de la nueva política económica supone una perspectiva a largo plazo, opuesta a la del gobierno de Alain Juppé: en lugar de centrarse en la lucha contra la inflación y la reducción del déficit del gasto público, el nuevo gobierno se centraría en la lucha contra el desempleo, la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores y la preservación del sector público y de la seguridad social. Entre las medidas para disminuir el desempleo, el programa del Partido Socialista propone la creación de 700 mil empleos en los sectores público y privado, la reducción de horas de trabajo semanales a 35, ciertas medidas para estimular el poder adquisitivo del salario, la exención del IVA a los productores de primera necesidad y el restablecimiento del impuesto a las grandes fortunas.
3. Una Europa distinta
El Partido Socialista propone una modificación de la política europea de Chirac, resumida en cuatro puntos: no exclusión de los países fundadores de Europa, principalmente los latinos como Italia y España; creación de una Europa política y social como alternativa a una Europa basada en el estancamiento económico; creación, al lado del Banco Central Europeo, de un gobierno económico europeo, y decisión de una paridad que evite toda sobrevaluación del ``euro'', principalmente respecto del dólar.
4. ¿Principio del fin del neoliberalismo?
Vistas las cosas a largo plazo, la gran promesa de esta elección francesa es que, si gana Jospin, Francia será el primer país rico que rechace, en lo fundamental, la política económica pretendidamente exigida por la mundialización de la economía. Y, al proponer modificaciones substanciales a las condiciones en que está construyendo la Unión Europea, Francia puede poner en marcha un proyecto de alcance mundial que, al insistir en la solidaridad social como característica de uno de los bloques económicos mayores, puede acarrear la modificación de otros bloques y, con ello, una transformación histórica de la economía planetaria.