La Jornada 26 de mayo de 1997

Chivas y Toros Neza, con el boleto a la final

Marlene Santos A., enviada, Guadalajara, Jal. Ť Tras 80 minutos de sufrimiento y angustia, el Rebaño Sagrado logró el pase a la gran final para disputar ante Toros Neza el título de Verano, al alcanzar --con gol de Tilón Chávez-- en el marcador global (1-1) al indómito Morelia; fue gracias a su gran campaña --donde lucieron un futbol bonito y ofensivo-- lo que le valió el boleto, y que de paso desquició a esta ciudad, cuya fervorosa afición se lanzó ruidosamente a las calles. Las marchas aquí hoy fueron de fiesta y culminaron en la glorieta de La Minerva.

Morelia fue un equipo que con coraje se atrevió a soñar, que aprendió a vivir con la presión hasta que la hizo su aliada, para así alcanzar metas insospechadas. Los Ates se despidieron de cara al sol ante 70 mil aficionados que ayer colmaron el estadio Jalisco y que reconocieron su entrega: primero guardaron silencio y luego, ante los infructuosos arribos del Guadalajara, se atrevieron a ser infieles, corearon olés al Morelia y silbaron a los suyos, para terminar en escandalosa reconciliación.

El duelo fue fuerte, cerrado, de un constante ir y venir. Las esperanzas se centraron en Ramón Ramírez, cuya sola mención por el sonido local, al momento de dar las alineaciones, arrancó alaridos. Morelia, por su parte, brindó la batalla de su vida en labores defensivas cuando Chivas lo sometió a un acelerado ritmo, entonces los Ates recurrían al pelotazo para ahuyentar el peligro, pero cuando pudieron fueron al ataque con mucho riesgo.

Tomás Boy fue show aparte: manoteaba al aire, gritaba y gesticulaba a más no poder, en tanto que en la cancha Gustavo Nápoles se cansó de desperdiciar excelentes oportunidades de gol que entregaba sin colocación y sin potencia a las manos del guardameta Ricardo Martínez. También fallaron Coyote, Gabriel García y hasta Ramón Ramírez. Abrumado por el avasallador dominio Boy puso a calentar a Jafet Soto, quien sustituyó a Cleomar Pires y con su accionar dio oxígeno al juego moreliano.

Al finalizar el primer periodo la rechifla no se hizo esperar. La gente reclamaba por igual cerveza (se agotó al iniciar el complemento) y goles. Chivas insistió con menos entusiasmo y Morelia equilibró el partido con veloces arribos, como el que al 52' hizo Bejines, cuyo disparo pasó cerca del poste izquierdo de la meta de Martín Zúñiga.

El estadio enmudeció ante otra buena llegada de los Ates. Al 55', tras descolgada de Soto, quien sirvió pase a Jesús Gómez, éste no pudo rematar bien y Zúñiga salvó. El exigente público de la desesperanza pasó a la molestia cuando Noé Zárate estrelló un disparo en el poste izquierdo del portero michoacano, y estalló la rechifla. De nuevo un silencio sepulcral: al 64' Ramón Ramírez empezó a cojear... Y surgieron los olés para el Morelia.

El Tuca Ferreti relevó a Ramírez por Jesús Robles y a Gabriel García y Zárate por Missael Espinoza y Nacho Vázquez. Cuando el desánimo embargaba a su gigantesca afición llegó el ansiado gol. Missael dio pase filtrado al Tilón Chávez, mientras Nacho Vázquez atrajo la marca de los zagueros para que Chávez fusilara. Fue el gol de la reconciliación.


Jorge Sepúlveda Marín Ť Toros Neza llegó con desventaja a su cancha y salió con el boleto necesario para disputar la final de futbol de la primera división ante Guadalajara, luego de vencer 3-1 al Necaxa (4-3 global), en una demostración de entrega por parte de los mexiquenses.

Por los de casa hicieron buenos los tantos Guillermo Vázquez, quien anotó dos --uno de penal-- y uno Pedro Osorio. Alberto García había logrado el empate al cobrar una pena máxima.

En un estadio Neza que nunca se llenó, los primeros minutos corrieron con mutuas llegadas que no inquietaron a nadie. Un intercambio de pataditas y empujones entre Mohamed y Montes de Oca les valieron sendas amonestaciones.

En el minuto 26, Federico Lussenhoff burló al portero necaxista Nicolás Navarro, quien lo tacleó. El árbitro Arturo Brizio de inmediato marcó la falta. Un minuto más tarde Vázquez incrustaba el balón por la izquierda de la portería de Navarro, quien volaba para el lado contrario. La lluvia había parado antes del inicio del juego.

No terminaba Necaxa de digerir el gol, cuando García Aspe colocaba en el manchón penal el balón, luego de que Arangio, de Toros, había desviado un balón con la mano. Certero, engañó a Pablo Larios y puso las acciones 1-1.

Los directores técnicos se levantaban de sus asientos para gritar indicaciones. Lussenhoff tenía piernas para llegar a las jugadas, pero no para definir. Dejó ir varias. Así se irían al descanso, aunque Necaxa perdió la brújula los últimos minutos, lo que aprovechó la porra mexiquense para insultar hasta el cansancio todo lo que oliera a Rayos. Bueno, hasta el árbitro se llevó su tata-tatatá.

``Toros Neza, échale ganas'' y ``Todo somos Mohamed'' se leía en las tribunas. Apenas corría el minuto 54, cuando el de la cabeza tricolor, Mohamed, filtró un pase que Pedro Osorio puso en el fondo de la meta contraria. La locura en las tribunas no se hizo esperar. Era el 2-1 y renacía la esperanza de ser finalista.

Necaxa entró en crisis. El balón, a ratos, parecía untado con mantequilla cuando lo conducían los rojiblancos, ante un Neza que parecía ganar confianza y hasta mejor suerte. Empezaron los cambios para afianzar líneas. Lapuente estaba nervioso y gritaba desde su zona de seguridad. Lussenhoff seguía sin atinar.

Cerca del minuto 65, Virches, quien acababa de ingresar a la cancha, envió un pase al centro de la cancha, donde Mohamed optó por brincar para distraer a la defensa, para que Vázquez llegara e hiciera el 3-1, con lo que sepultaba las posibilidades del Necaxa, pero sobre todo, el ánimo de los visitantes, quienes hacían poco por el balón, mientras Toros perdió algunas oportunidades de abultar más el tanteador.

Cómo estarían los Rayos de desanimados que el mismo García Aspe, pivote del equipo, en un par de jugadas fallidas aventó los brazos en ademán de desgano. Todo lo contrario a lo que hacía Miguel El Piojo Herrera, ya que penetrar por su lado se convirtió en tarea poco menos que imposible. Neza, pues, está en la final más confiado que nunca.