ASTILLERO Ť Julio Hernández López
Los marcadores de las semifinales del futbol mexicano fueron malos augurios del resultado del debate nocturno entre candidatos a la gubernatura del Distrito Federal: inversamente a lo deportivo, en lo político apareció triunfador Michoacán, con Cuauhtémoc Cárdenas, aunque los Ates hubieran caído frente a las Chivas, y perdedor el estado de México, con Alfredo del Mazo, aunque los Toros de Neza hayan clasificado al vencer a los Rayos del Necaxa.
Instalado en la comodidad de la delantera en las encuestas, y auxiliado por el discurso plano y tradicional de su adversario, Cárdenas desplegó una habilidad ofensiva no sólo desconocida sino incluso traumáticamente inhibida durante el antecedente polémico televisado de 1994, frente a Diego Fernández de Cevallos. Ahora, Cárdenas mantuvo la ofensiva, respondió directamente a todo golpe o insinuación delmacista y además, por si lo anterior fuera poco, logró presentar propuestas interesantes y bien hiladas.
Del Mazo, en cambio, se mostró marcadamente ensayado, cuidadoso de los gestos y las cámaras, deseoso de subrayar su imagen de madurez y experiencia, pero tropezante a la hora de lanzar el primer golpe al rostro de su contrincante y enredado a la hora de los revires.
Viendo de frente a la cámara, mesurado, caballeroso de entrada al saludar a su competidor, Del Mazo apenas desplegó sobre la mesa unas cuantas de las propuestas generales de su partido cuando ya estaba acelerando hacia la confrontación al decir que Cárdenas no había cumplido su palabra de debatir con tres --es decir, también con Castillo Peraza. La réplica del michoacano mostró de inmediato el tono que se mantendría a lo largo del debate: respuestas directas, sin concesiones.
Así, en la pelea en corto, Cárdenas se soltó cuanto quiso: entreguismo gubernamental, corrupción, megaproyectos oficiales como mecanismo de hacer negocios para unos cuantos, no a sueldos y compensaciones secretos, casa limpia, guarurismo, intolerancia, legislaciones represivas, inconstitucionalidad de propuestas de cambio en materia policial, remembranza del mal afamado Barapem.
Del Mazo, por su parte, logró que Cárdenas aceptara haber sido contratista de Pemex, denunció que el michoacano escrituró a nombre de uno de sus hijos un departamento capitalino en la zona de Polanco, acomodó declaraciones de una senadora perredista para acusar en general al partido de nazismo, manejó la tesis del perredismo como instancia anticatólica, violenta y confrontacional y señaló a Cuauhtémoc como un personaje de ideas endebles y cambiantes conforme al auditorio o al país, y preocupantemente inseguro para los inversionistas...
Lo malo para Del Mazo fue que su aplicación en la descalificación del adversario le dio malos resultados. Cárdenas, con una habilidad taurina notable, eludió las embestidas y aprovechó los viajes para clavar banderillas y hacer algunas faenas pintureras que le redituaron beneplácito de la audiencia, según reportarían con claridad las agencias especializadas en encuestas. Podría decirse que Del Mazo no aprendió la lección legada por Castillo Peraza, quien fue cayendo en popularidad conforme avanzó en su tarea machacona de degradar al adversario más que proponer tareas y alternativas.
Total que ni Del Mazo fue capaz de sacar comprometedoras e imbatibles evidencias negativas contra Cárdenas, como sus seguidores esperaban, ni el michoacano se quedó atornillado a su atril mientras se le venía la lluvia encima, como algunos perredistas temían.
Apenas terminado el debate, un apagado Carlos Castillo Peraza apareció en uno de los canales de Televisión Azteca, conducido por Javier Alatorre, para desarrollar lo que a su entender es el antídoto perfecto contra Cárdenas y Del Mazo: la recurrencia sensiblera al síndrome de la exclusión. ``Ustedes y yo'', repetiría cuantas veces le fue posible, nos quedamos fuera de los dos informes de gobierno de los dos ex gobernadores priístas. Y frases de telenovela: ``Yo no voy a hablar de sus cosas (de Del Mazo y Cárdenas), sino de nuestras cosas'', ellos buscaron ``decirse solos sus cosas'', ``ellos ya son felices'', y una enérgica proclama para mejorar la seguridad capitalina: ``A ti, delincuente, te digo que vamos por ti, o cambias de ocupación o cambias de ciudad''... Y, de nuevo, el ``ustedes y yo'' como repentina fórmula publicitaria en busca del bálsamo de la solidaridad.
Y así transcurrió el debate.
Y así respondió el excluido.
Y ya las encuestas, y las elecciones, dirán si anoche fue la consolidación de la tendencia reiterada.
Astillas: ¿Quién y por qué decidió que el debate no debía interesar al resto del país, y por tanto circunscribió la teletransmisión sólo al área conurbada?... Hoy, unas 10 mil mujeres, según las organizadoras, se reunirán en el Auditorio Nacional y celebrarán el triunfo cardenista. Hablarán Angelina Hernández, Patricia Ruiz Anchondo, Estrella Vázquez, Dolores Padierna, Rosalbina Garavito y Yolanda Tello... Si el acto sale bien, los estrategas perredistas comenzarán a pensar en la posibilidad de un acto cumbre en la Plaza de Toros México... Cuando Del Mazo preguntó si el gabinete cuauhtemista estaría integrado con personajes como Marco Rascón, Superbarrio e Irma Serrano, abrió una franja controversial en la que ya se apuntó la senadora al anunciar que dará a conocer datos de su personal debate con el mexiquense en tiempos pasados... La trova yucateca se niega a interpretar el arreglo del tema de Piero: Diego, mi querido Diego... Cuando regresó del sureste el responsable de la organización electoral se reunió con sus iguales y les platicó lo sucedido. Era cierto lo publicado pero no era tan grave. No hacer olas era la idea. Total: el gobernador se estaba moviendo pero no conseguiría su objetivo. Algunos de los iguales consideraron que el asunto sí era grave y que se debía denunciar. Al otro día leyeron el boletín de prensa con el desmentido, pero ni siquiera quienes lo redactaron eran capaces de negar, en privado, que los hechos habían sucedido. Y así se fueron agrandando las diferencias de percepción... Reunión de un chiapaneco y un hidrocálido. El primero fue el mejor en asuntos electorales de su partido, pero las inquinas y el grupismo lo desterraron y lo mantienen resentido. El segundo es el segundo de su partido, y se encarga de atender y resolver (en lo posible) asuntos internos. Hablaron de estrategias electorales, de distritos difíciles, de conjuros contra la magia y la alquimia. Reunión interesantísima para el segundo; desahogo necesario para el primero. A partir de hoy, de lunes a viernes, este Astillero que recuerda a Onetti...