La Jornada 25 de mayo de 1997

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 24 de mayo Ť Las declaraciones de por lo menos 14 oficiales militares, entre ellos capitanes y tenientes, que el gobierno mexicano ha reunido en las investigaciones civil y castrense contra el general Jesús Gutiérrez Rebollo, implican por lo menos a cuatro generales más en el narcotráfico y ofrecen un detallado análisis de cómo la organización de Amado Carrillo Fuentes sobornó y dirigió las operaciones antinarcóticos mexicanas más recientes, como parte de su guerra contra la organización de los hermanos Arellano Félix, según informó hoy The New York Times.

Según documentos obtenidos por el diario estadunidense, los testigos revelan que las operaciones antidrogas más importanrealizadas por las tropas mexicanas durante el último año se llevaron a cabo a petición de Amado Carrillo Fuentes contra la organización de los Arellano Félix, incluida la acción del Ejército en Tijuana, en marzo de 1996, cuando se efectuaron cateos en varias colonias de esa ciudad.

En un reportaje publicado en su primera plana de hoy, The New York Times dice que las declaraciones de los militares que cooperan en la investigación contra Gutiérrez Rebollo --registradas en mil 100 páginas-- detallan cómo se estableció un estrecho vínculo entre el Señor de los cielos y el general Gutiérrez Rebollo y sus socios, además de que identifican a cuatro generales más como ``amigos'' del capo.

La figura clave en la relación entre el narcotraficante y Gutiérrez Rebollo, según las declaraciones, fue Eduardo González Quirarte, socio de Carrillo Fuentes, y se inició en 1995. De acuerdo con esta versión, el padre de González Quirarte era dueño de una granja vecina a la base militar de Gutiérrez Rebollo en Guadalajara, lo que, anunado a la afición del general por los caballos, dio inicio a la relación.

El militar compraba alfalfa para sus caballos en la granja y luego de un tiempo el granjero le enviaba jitomate y maíz.

A finales de 1995, los Arellano Félix ordenaron una emboscada contra el hijo del granjero, quien resultó herido. Después del ataque, el hijo, Eduardo González Quirarte, fue a visitar al general en sus oficinas de Guadalajara y le ofreció información sobre los Arellano Félix, según testificaron los subordinados del general. En ese entonces, según el Times, González Quirarte no era ampliamente conocido como narcotraficante. Aquí se desarrolló una relación en la que, al parecer, el militar se convirtió en un instrumento de un capo contra el otro, señala el diario.

Inmediatamente después de su cita con González Quirarte, el general ordenó una operación de espionaje contra los Arellano Félix en Tijuana y este esfuerzo culminó en la famosa acción militar en esa ciudad, en marzo de 1996.

La cooperación se hizo más frecuente y, según los declarantes, unidades militares empezaron a colaborar con expertos en intervención telefónica y los pistoleros de Carrillo Fuentes después de que las acciones de los Arellano Félix causaron la muerte de uno de los asistentes de inteligencia más cercanos al general, así como los asesinatos de comandantes de la policía en Tijuana y en la ciudad de México. Gracias a esta colaboración se detuvo e interrogó a cientos de personas sospechosas de estar vinculadas con los Arellano Félix.

Comunicación directa

De acuerdo con los declarantes, en especial un teniente del Ejército que fue chofer de Gutiérrez Rebollo, la relación llegó a tal grado de confianza que en octubre del año pasado la organización de Carrillo entregó teléfonos celulares con acceso en clave para que el capo y sus asociados hablaran libremente con el general, el chofer de éste y otros oficiales.

Los testigos militares mencionaron que para las operaciones del cártel se utilizaba un moderno sistema de intervención telefónica que permitía escuchar cientos de llamadas, así como un convoy de 18 vehículos blindados en el que viajaba González Quirarte con decenas de guardaespaldas, quienes poseían credenciales emitidas por la inteligencia militar mexicana.

Según lo que los testigos comentaron ante los juzgados, el general se benefició de su relación con el narcotraficante: no sólo incrementó la servidumbre de su propia casa, sino en las de sus dos amantes, y amplió su colección de vehículos, que incluye dos jeeps blindados, y se compró dos caballos de carreras.

Más tarde, Carrillo Fuentes le regaló al militar unos 12 autos blindados, remesas de dinero mensuales que entregaba a su secretario particular y hasta un restaurante en Guadalajara puesto a nombre de los asistentes cercanos del general. En diciembre pasado, cuando se nombró a Gutiérrez Rebollo director del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas (INCD), su primera reacción, según el testimonio citado por The New York Times, fue comunicarse con González Quirarte para pedirle que le consiguiera un departamento en el Distrito Federal para una de sus amantes, solicitud que fue aceptada.

Alguien conoce al Señor de los cielos

El chofer de Gutiérrez Rebollo se dirigió a la casa de González Quirarte para que le dieran las llaves del nuevo departamento y, al llegar, lo presentaron con el jefe de González: ``Este es Amado Carrillo Fuentes, el Señor de los cielos'', le informó González Quirarte, según la declaración del chofer citada por el Times. ``Siéntase orgulloso. Muchos lo quisieran conocer, pero usted está entre los pocos que lo han logrado''. El diario menciona que los fiscales militares del caso afirman que el 6 de febrero de 1997 este mismo chofer se comunicó con las autoridades militares y ofreció proporcionar información sobre Gutiérrez Rebollo.

Pero al parecer Gutiérrez no era el único general que tenía una relación amistosa con Carrillo Fuentes: las declaraciones identifican a otros cuatro generales como amigos, algunos ``íntimos'' del narcotraficante, dos en la base número 5, en Guadalajara. Entre otros colaboradores militares, uno supuestamente estaba a cargo de una base aérea donde aterrizaban los aviones del narcotraficante. Por otra paq rte, el capo fue fotografiado en el funeral de otro general que murió al estrellarse un avión, en septiembre de 1995.

¿En Rusia?

Pocos días antes de la detención del ex director del INCD, González Quirarte le informó al chofer de Gutiérrez Rebollo que él y Carrillo Fuentes estaban por viajar fuera de México. Una semana más tarde el chofer recibió una llamada de ambos, quienes informaron que se encontraban en Rusia: ``Me dijeron que no podían trabajar aquí porque no habían logrado llegar a un acuerdo con las autoridades, pero dijeron que una vez que arreglaran estos asuntos con las autoridades iban a traer cocaína por barco, 30 toneladas a la vez''.