Durante el primer trimestre del año la economía creció más de lo esperado, las tasas de interés se han reducido y los partidos políticos iniciaron sus gastos de campaña. Estos factores, según la explicación ofrecida por el Banco de México, han provocado un aumento en la base monetaria, es decir, en la cantidad de dinero en circulación, puesto que alienta una mayor demanda por dinero. Este aumento significa que se ha rebasado el límite esperado por las autoridades en la planeación anual que se hizo del comportamiento de esta variable clave de la política monetaria, misma que persigue el abatimiento de la inflación. La discusión se suscita puesto que la mayor cantidad de dinero podría malinterpretarse como una acción desleal por parte del gobierno en una etapa de intensa actividad electoral.
Se entiende que los econometristas del banco central no sean adivinos y que, por lo tanto, las estimaciones de la expansión monetaria puedan variar con respecto a los datos observados con el paso del tiempo. Pero entonces, ¿qué es lo que ha ocurrido con el crecimiento económico y con la caída de los intereses en términos mayores a lo esperado?
El crecimiento de la producción, como se sabe, está muy concentrado en unos cuantos sectores, especialmente en la industria maquiladora y las manufacturas de exportación. Todavía no se aprecia la expansión productiva de manera amplia en la economía, especialmente en aquellos sectores vinculados con el consumo interno. Los intereses nominales han bajado en el mercado de dinero de forma asociada con el mantenimiento del tipo de cambio y ofreciendo todavía rendimientos reales positivos que atraen a la inversión. Esto es lo que caracteriza la estabilidad del mercado financiero y constituye una de las favorables expresiones del comportamiento macroeconómico. Pero los ingresos de la población no han aumentado de modo relevante y la capacidad de compra sigue sumamente deprimida. Las ventas en los establecimientos comerciales siguen cayendo y están todavía muy por debajo de los niveles registrados en 1994.
El banco central ha sido especialmente rígido en el control de la cantidad de dinero como uno de los instrumentos básicos de la reducción de la tasa de crecimiento de los precios. Pero ahora se propone que la mayor cantidad de dinero en la economía resulta compatible con la continua caída de la inflación. En la primera quincena de mayo se reporta una inflación de apenas 0.48 por ciento, con lo que continúa la corrección del proceso inflacionario que en los primeros meses del año amenazaba con distanciarse significativamente de la meta anual de 15 por ciento establecida por el gobierno.
La tesis del Banco de México acerca de la mayor demanda de dinero indicaría que la gran desigualdad en la distribución del ingreso concentra los beneficios alcanzados en un pequeño grupo de la población. Además, significaría que parte del control que se ha logrado sobre la inflación está asociado con la apreciación real del tipo de cambio. Ambas cuestiones son indicativas tanto de la incapacidad de la política económica para provocar un cambio en la estructura económica y el patrón de la distribución del ingreso, y para sacudirse la dependencia que se mantiene con respecto al tipo de cambio para reducir los costos de producción y abatir la inflación. Estas dos cuestiones constituyen limitaciones de naturaleza crónica en la economía mexicana, y lo que ponen en cuestionamiento es la verdadera capacidad de la política económica para generar una vía sostenible de crecimiento. Si la restricción de la demanda agregada y la política cambiaria que se está aplicando siguen siendo los pilares de la estabilización y el ajuste, la represión que esto significa se pondrá de manifiesto en el momento en que el crecimiento interno ejerza su tradicional presión sobre las cuentas externas. La alternativa, políticamente complicada, es seguir sustentando el crecimiento en el sector exportador esperando que el mercado, con sus propias fuerzas, jale al resto de la economía. Este escenario es muy complicado y la mitad del sexenio está ya por cumplirse.