Mañana será un día apasionante, porque habrá dos juegos de futbol y un debate, que marcarán profundamente el humor de los políticos mexicanos durante los próximos días.
En el estadio de Ciudad Nezahualcóyotl, el Necaxa (el único tema que saca de sus casillas al siempre sereno José Woldenberg, presidente del Instituto Federal Electoral) chocará contra el Toros-Neza (la esperanza del grupo Atlacomulco, de Emilio Chuayffet, de Alfredo del Mazo, de Oscar Espinosa Villarreal y de tantos otros mexiquenses conurbados).
Antes o después, no lo sé, el Guadalajara (el ``rebaño sagrado'' que fascina por igual a Andrés Manuel López Obrador y a Carlos Castillo Peraza) saltará a la cancha del estadio Jalisco para recibir al Morelia (la escuadra a la que sin duda le van, por razones de patria chica, Cuauhtémoc Cárdenas y Felipe Calderón, quien todavía funge como presidente del Partido Acción Nacional).
Los ganadores de ambos encuentros pasarán a la gran final del campeonato de primera división del futbol mexicano, pero sus fans más notorios se olvidarán de todo eso por completo cuando, a partir de la última hora de la tarde (8:00 PM, tiempo de la Bolsa de Valores de Nueva York), Cuauhtémoc Cárdenas y Alfredo del Mazo se enfrenten en la arena del Club de Industriales, para que millones de mexicanos podamos saber, al fin, de qué cuero habrán de salir más correas, o como dicen, qué tanto es tantito.
A juzgar por el video que transmitió ayer el noticiero de Abraham Zabludovsky, el nerviosismo producido por las tres competencias del día de mañana está haciendo estragos en los círculos concéntricos del poder. Sólo así se explica que, sabedor del valor político de las imágenes, el presidente Ernesto Zedillo se hubiese excedido en vehemencia -y en Tabasco, subraya el tonto del pueblo- al improvisar un discurso ``contra los demagogos'', que terminó convertido en un boomerang contra el PRI.
Zedillo -cito de memoria- fustigó a quienes hace poco decían estar contra el capitalismo y ahora utilizan los recursos del capitalismo para hacer anuncios ``como de papitas o de refrescos'', tratando de ``engañar a los mexicanos'', al decir que todo ``lo que hemos hecho los mexicanos, no sirve''.
Según el tonto del pueblo, experto en desciframientos, al invocar la sobada fórmula de ``los que antes estaban contra el capitalismo y ahora utilizan sus recursos'', Zedillo intentó aludir, tal vez con éxito, a Cuauhtémoc Cárdenas y a Andrés Manuel López Obrador, quienes con diversos matices han declarado recientemente, el primero, que busca gobernar ``hacia el modelo chileno'', y el segundo, que aspira a ``limar las aristas'' más picudas del neoliberalismo.
Es cierto, los dirigentes del PRD han comprendido, al igual que miles de políticos en el mundo, que por ahora no hay más ruta que la del neoliberalismo. Pero lo que está en disputa en las próximas elecciones es el reconocimiento popular a la forma de aplicar el neoliberalismo. Y en este sentido, el doctor Zedillo carece de méritos que defender, porque en materia de delicadeza ha sido un gobernante algo bastante más que brusco. Y la mejor prueba es que, en el verano de 1995, el director del Fondo Monetario Internacional, Michel Camdessus, elogió a Zedillo porque ``ningún otro gobernante ha sido capaz de imponer una cuota de sacrificio tan grande a su pueblo''.
Que los dirigentes del PRD vean aspectos interesantes del modelo chileno -del que nada sabemos en México-, es un producto natural de la curiosidad humana que no tiene por qué merecer la censura de nadie, menos la del presidente de la república, quien, por su parte, es un fanático admirador de ese modelo, y lo es a tal punto que su administración ha implantado en México ciertas modalidades de la intermediación bancaria que son copia fiel de aquellas que se inventaron en Chile. Las Afore por ejemplo.
Por otra parte, y tal vez sin haberlo calculado, Zedillo entregó a los partidos, y al PRD entre ellos, un enorme financiamiento de campaña que encontró su destino natural en la televisión. Tanto el PAN como el PRD resolvieron colocar todo su dinero disponible para propaganda electrónica en sólo dos consorcios: Televisa y Televisión Azteca, sin dar un centavo a los canales pequeños: el 11, el 22, el 40, o los que transmiten por cable y no por antena.
Pero sucede que en Chile, durante la campaña presidencial de Patricio Alwyn, las fuerzas opositoras a la dictadura de Augusto Pinochet descubrieron que la televisión era mil veces más eficaz para cosechar simpatías que las manifestaciones callejeras. Y de tal suerte ganaron un espacio blindado contra la represión directa.
Ese espacio inviolable era el de la publicidad, el mismo que hoy en México, de acuerdo con los cánones del modelo chileno, ha capturado, y con gran éxito, el PRD. Lo deplorable del discurso de ayer en Tabasco, por ello, es la crítica del presidente al ``estilo'' de la publicidad opositora, a la que descalificó en grado de tentativa solamente, al compararla con los anuncios ``de papitas o refrescos''.
Y es aquí, dice el tonto del pueblo, donde aparece el boomerang, porque mientras Zedillo desgranaba esta filípica en la pantalla del canal 2, otros canales, al mismo tiempo, daban por millonésima vez al aire un pegajoso spot canturreado que más bien suplica: ``Dí que sí, dí que sí, vota por el PRI''.
A menos de 30 horas para el debate (suponiendo que el que lea esto lo haga hoy mismo y de mañana), cabe preguntar si el modelo chileno es una nueva exclusividad del PRI. Y la reflexión es pertinente porque en el equipo de asesores de Alfredo del Mazo figuran dos ciudadanos chilenos, expertos en cuestiones electorales y de imagen pública.
El primero de ellos es Jorge Matte, conocido como el Coco Matte, avecindado en México hace tiempo, y buen amigo del embajador de Chile en nuestro país, Carlos Portales, que abandonará su cargo el próximo 15 de junio, debido al escándalo que se produjo en el Ministerio de Relaciones Exteriores cuando, hace un año, la prensa mexicana denunció que protegía a Pedro Suckel, un fascista vinculado a la Dina y al aparato de terror de Pinochet.
Jorge Matte, amigo asimismo de Manuel Camacho y de muchos empresarios cercanos al PRI, es director de una empresa dedicada a encuestas, Estudios Psicoindustrales, SA, que gracias a las gestiones de la Secretaría de Gobernación efectuó un sondeo para descubrir los ``puntos negativos y positivos'' de Cárdenas, Del Mazo y Castillo Peraza.
La nota al respecto apareció en el Reforma el viernes 16 del 05 del 97, y consigna que ``Del Mazo es considerado corrupto pero discreto'', en cuanto a lo negativo, pero por el contrario ``posee experiencia, capacidad, liderazgo y una tendencia al mejoramiento paulatino de la imagen''.
Cárdenas, agrega el informe, ``es honesto, serio y conocido'', y ``carece de puntos negativos'', mientras Castillo Peraza ``es descortés, populista, autoritario, burlón e hiriente'', y sus puntos positivos son nulos.
El otro chileno en el equipo de Alfredo del Mazo es Juan Enrique Vega, cercano al Partido Socialista de Chile, que fue importado de su tierra por el regente Oscar Espinosa Villarreal, quien lo contrató para ver si podía ``restaurar su imagen pública, antes de entregar la regencia''.
Al decir del tonto del pueblo, Juan Enrique Vega aceptó una misión imposible, porque mientras el creativo chileno se devanaba los sesos, el periódico Reforma, en una nota firmada por Lourdes Morales, reveló que Espinosa Villarreal podría ser cómplice de un fraude de 11 millones de pesos, que habría cometido cuando era director de Nacional Financiera y en contubernio con la Unión de Crédito del Valle de México (Unicreva) y con Adriana Salinas, la hermana incómoda del ex presidente, en perjuicio de una viuda.
Según el relato de Morales, a mediados de agosto pasado, la señora Nila Graciela Cadena, viuda de Zepeda, decidió vender un terreno rural de 21 mil metros cuadrados en San Mateo Atenco, y al llegar al Registro Público de la Propiedad del estado de México, descubrió que su marido, Félix Zepeda, muerto en 1986, había resucitado en 1993 para hipotecar el predio, firmando de puño y letra ante un notario.
Consumada esta hazaña de ciencia ficción, Oscar Espinosa Villarreal concedió a Unicreva un total de 20 créditos por valor de 11 millones de pesos, respaldándolos con el terreno de la viuda de Zepeda, quien actualmente exige justicia porque las ``autoridades'' están a punto de incautarle su propiedad.
¿Qué tiene que ver esto con la campaña de Del Mazo?
Mucho. Primero, Espinosa Villarreal, ex tesorero del gobierno de Del Mazo en el estado de México; ex secretario particular de Alfredo Baranda, sucesor de Del Mazo; ex director de Nacional Financiera, sospechoso de incontables ilícitos y ahora regente del Distrito Federal, está trabajando con todo entusiasmo a favor de la candidatura de su ex jefe.
Pruebas concretas: mandó a Vega, su asesor chileno, a mejorar la imagen del abanderado priísta y, en coordinación con el ex presidente Miguel de la Madrid, organizó el Festival Cultural Coyoacán 97, que fue inaugurado anoche en la plaza de armas de esa delegación, donde proseguirá hasta el primero de junio, con un costo de 500 mil pesos, pagados por los contribuyentes, para atraerle votos al PRI.
Pero si el regente viola la ley al hacer proselitismo, De la Madrid está rompiendo las reglas no escritas del sistema al utilizar su influencia, no sólo como presidente del Consejo de Fomento Cultural de Coyoacán, sino también como director del Fondo de Cultura Económica, para montarle a Del Mazo, ``el hermano que no tuvo'', una cena con intelectuales como Miguel León Portilla, la noche del viernes antepasado en el restaurante San Angel Inn.
En estas circunstancias, Cuauhtémoc Cárdenas, el favorito de las mayorías según la gente que sabe cómo piensa la gente, llegará mañana al debate a enfrentarse no sólo con Del Mazo, sino con todo el aparato del ``gobierno'', y comenzará a pisar un terreno sumamente frágil.
Sí, porque al concederle a Cárdenas una amplísima ventaja sobre todos sus contendientes, las encuestas han logrado un objetivo estratégico: recobrar la credibilidad de las consultas. Entonces, si mañana en la noche los ``expertos'' declaran triunfador a Del Mazo -al margen de lo que suceda en la pantalla ante millones de televidentes-, los especialistas en sondeos pondrán en marcha, sin grandes dificultades, el ``milagro'' de la ``asombrosa'' recuperación del candidato priísta. Y Cárdenas, en consecuencia, no podrá alegar ya que los pronósticos mienten.
Ah, dice el tonto del pueblo, pero si la gente ve en la tele que Cárdenas ganó y a pesar de ello las encuestas empiezan a informar que su popularidad decrece ``alarmantemente'', habrá material para escribir varios tontos del pueblo al respecto.
Los pronósticos de esta plana, por lo pronto, son: ganarán el Necaxa y el Morelia, y pase lo que pase en el debate, en los círculos concéntricos del poder habrá líos.