Varios somos los que seguimos con cuidado la trayectoria del escultor y grabador Paul Nevin, nacido en Bayonna en 1949, con estudios en Londres y fructífera trayectoria desarrollada desde Guadalajara. A partir de 1979 expone con frecuencia su obra tanto en México como en Europa. Recientemente presentó la exposición Placa de media, en la Galería de Arte Mexicano, integrada por 20 esculturas en metal y algunos espléndidos grabados.
Las dimensiones de las esculturas guardan lo que de momento yo denominaría ``escala humana'', es decir, no son piezas intimistas monumentales, aunque se antojaría que algunas podrían ser llevadas a escala monumental sin sufrir demérito, por ejemplo Chamartín de 1996, que sin dejar de percibirse como volumen, hace un múltiple dibujo en el aire de acuerdo a los ángulos que el espectador elige para contemplarla. La sombra que proyecta en el piso es un elemento más a considerar, elemento que se extiende a todas las obras exhibidas, museografiadas con excelencia por artistas. Puedo decir que todas, excepto a mi juicio dos, resultan interesantes, pertinentes, ``congruentes'' si cabe la expresión en algo que siempre pudo haber sido de un modo u de otro, porque así ocurre en los procesos creativos que generan las obras.
Diez romano (1994) no me pareció tan afortunada porque las cuerdas de ixtle que cruzan su espacio interno, en otra escultura de similar estructura (Cabeza 1) fueron sustituidos por una red tubular que resulta más efectiva. Junto a la pieza de 1994 se exhibió un grabado a dos tintas, que repite sus perfiles y que me pareció más lograda que la obra volumétrica. Las esculturas Florero 1 y Custodia 2 llevan una pátina agreste, de matiz plateado y efecto gráfico. Florero con todo y su perfección, técnica y efecto cortate, me parece elemental si la comparo con San Jorge y el dragón, un cajón de metal (con efecto de madera) que contiene una laja de mármol como de 4 cm de espesor; Into the White Giant es una de las mejores piezas de toda la muestra, es una columna que no se presenta erecta, posición normal de todas las columnas, sino recostada. ¿Podría guardar posición erecta al gusto del espectador? pude constatar que no, y eso fue lo que me gustó.
Poeta caminando II es un ensamble perfecto, asimétrico, que tiene una base oval, queda rematada con otro óvalo de menores dimensiones, pero no hay una sola curva en lo que se constituye en el ``cuerpo'' de la escultura, en tanto que en Parientes no existe un sólo fragmento recto. Tampoco los hay en Cabeza grande (1993) que me pareció inspirarse en herrerías art nouveau, se trata de una obra más ornamental que escultórica.
Fui a ver esta exposición, recién inaugurada. Me dispuse a leer el catálogo que suele ``presentar'' la muestra en la mayoría de las publicaciones de este tipo. Es un texto sobre la injertación del olivo, tal y como se practica en el Mediterráneo. Lo escribió Pedro Purcallas Salva en 1951.
Si me interesara en conocer el tema de los olivos lo buscaría en una enciclopedia o trataría de encontrar un especialista que me proporcionara ese hermoso escrito. Pero como introducción a una exposición de escultura, su inclusión más allá de inoperante, me resultó burlona (más bien ``mamona'').
Un artista está en todo su derecho de incluir o no texto de presentación en el catálogo. La publicación puede muy bien empezar con las fotografías de las obras y sus respectivos pies de grabado, a lo que sigue lo que es propiamente el catálogo, es decir el enlistado técnico de las piezas. Si hay un curriculum mejor qué mejor (en este caso hay una breve semblanza sobre la trayectoria de Paul Nevin) pero hasta esto último podría, sólo en ciertos casos, resultar prescindible. No es prescindible omitir otros medios que concurrieron en la muestra (los grabados en este caso).
Lo que me parece que no debe hacerse bajo ningún punto de vista es incluir un texto que pertenece a otra rama de las actividades humanas, por muy noble que ésta sea. Y me lo parece no sólo porque el hacerlo implica un desprecio hacia quienes se dedican a escribir sobre estas cosas (poetas incluidos), sino sobre todo por la confusión que puede crear en personas que de primer embite se acercan a un conjunto de obras artísticas y se hacen del catálogo (posibles coleccionistas incluidos) con el objeto de entenderlas mejor o de informarse. Los olivos no tiene que ver con las esculturas de Paul Nevin, a menos que ``el injerto de escudente'' o el de ``canutillo'' guarden alguna analogía con sus propios procederes. Si así es (puede serlo, ¿por qué no?) habría que haberlo explicado a través de una apostilla. No lo hizo así, cosa que me parece falta de respeto al lector y al público.
Placa de media en cuanto a catálogo carece de contexto. Por eso me pareció adecuado dejar mi registro de la misma, dado que tanto la disfruté y que tan magnífica me pareció.