La evaluación debe beneficiar a la ciencia, no distorsionarla: Peimbert

Juan Carlos Villa Soto Ť ``La evaluación puede ser una herramienta para el desarrollo de la investigación científica'' El doctor Manuel Peimbert afirmó lo anterior el pasado 13 de mayo durante el simposio ``Evaluación de la evaluación'', en el que un nutrido grupo de investigadores examinó críticamente los actuales procesos de calificación de la actividad científica. Peimbert dijo que la evaluación debe producir efectos benéficos al desarrollo de la actividad científica y no debe distorsionarla. ``Sus reglas deben ser claras y debe haber recursos suficientes para poder mantener los estándares a través del tiempo''.

El doctor René Drucker coordinador del simposio, dijo que una visión miope de la excelencia académica ha conducido a que en los procesos de evaluación se haya soslayado una gran parte del trabajo científico que se realiza en México y que tiene un valor intrínsico dentro del desarrollo de la ciencia de nuestro país, aunque no haya sido certificado en las revistas de circulación internacional.

Al advertir que el sistema de evaluación induce a la conducta del investigador, el doctor Carlos Larralde señaló que uno de los efectos negativos del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) es la multifragmentación de la obra científica para obtener mayor puntaje.

Por otro lado, dijo que los investigadores están optando por trabajos seguros al escoger temas que extienden paradigmas, en vez de empujar por las líneas más ambiciosas. Propuso que se realice una inversión especial para otorgar recursos económicos a proyectos presentados por investigadores jóvenes que gocen de cierto crédito, para que en un plazo de diez años muestren su contribución en el campo de las ideas y en el campo de los hechos.

Por su parte, el doctor Jorge Flores dijo que después de las etapas de iniciación y profesionalización, la investigación que se realiza en la UNAM está entrando a la etapa de ``los grandes logros de la ciencia''. Empero, advirtió que para promover el ingreso a ésta se tendrán que cambiar un poco los esquemas de evaluación: por un lado, ``tendremos que empezar a evaluar el trabajo en equipo (una característica de la ciencia moderna); por otro lado, debemos promover que nuestros grupos de investigación más avanzados ataquen proyectos cada vez más ambiciosos, no desde el punto de vista económico, sino del desarrollo de ideas que estén en el lindero del conocimiento y que atraigan a más investigadores jóvenes''.

Desde otra perspectiva, el doctor Miguel José Yacamán señaló que el actual sistema de evaluación no ha promovido la interacción de la ciencia con la industria. En este sentido, afirmó que es necesario crear un ``sistema nacional de innovación''. Comentó que si bien se han establecido criterios de evaluación para las ciencias puras, aún no se han desarrollado criterios adecuados para las ciencias que transfieren hacia el sector productivo (las ingenierías). Comentó que si bien el sistema de evaluación impulsó la producción científica, el factor de impacto en citas de los trabajos realizados en México está por debajo del promedio internacional.

En representación del doctor Juan Ramón de la Fuente, presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, el doctor José Luis Boldú dijo que el balance sobre la operación del SNI y la implantación de esquemas objetivos de evaluación es positivo. El doctor De la Fuente considera que la comunidad científica está lista para adoptar un proceso de evaluación que tome en cuenta criterios específicos a cada disciplina y que también se enfoque hacia aspectos cualitativos. De este modo el proceso será más flexible, pero no laxo. Asimismo, señaló que este es el momento para que las mejoras al sistema de evaluación se alcancen por consenso.

Por su parte, el doctor Axel Didriksson afirmó que la sobrevaluación del trabajo académico se ha impuesto sin un plan previo y sin una referencia institucional o nacional que indique si esta actividad se realiza en correspondencia con ciertas prioridades o si tiene una pertinencia social, productiva, cultural o incluso académica. ``En el modelo de evaluación que existe en México existe una lógica de competitividad vinculada a una concepción mercantilista que va en detrimento de mecanismos de cooperación, de apoyo mutuo y de creación de redes''. En este sentido propuso orientar recursos hacia proyectos que estén constituidos en redes y en colectivos interinstitucionales e internacionales. El doctor José Luis Fernández Zayas también destacó la importancia de la relación entre el proceso de planeación y el de evaluación. Esta última carece de sentido cuando no se tienen claros los objetivos y las metas del trabajo que se pretende evaluar, apuntó.

El doctor Georges Dreyfus señaló que el principal catalizador de la ``evaluacionitis'' que actualmente padecemos en México es el problema financiero que nos aqueja ante la idea de que ``si hay poco hay que repartirlo bien''.

En su intervención, Javier Flores destacó que el modelo de evaluación que se ha adoptado en México tiene una capacidad de cambio muy lenta ante los problemas específicos que son motivo de discusión en la comunidad académica. Señaló que este modelo excluye aspectos muy importantes para el desarrollo de la ciencia, tales como la difusión del conocimiento. El doctor Alejandro Cravioto resaltó la importancia de ver la función integral de los académicos y evaluar toda su labor dentro de una serie de áreas que contribuyen a mejorar la calidad de la docencia y la investigación.

La intensa sesión continuó con las palabras del doctor Salvador Martínez della Roca, quien afirmó que ``los complejísimos sistemas de evaluación que creó la burocracia educativa modernizadora son un medio de homogeneización de las actividades que no han incidido en lo más mínimo en el mejoramiento de la calidad de la educación y de la investigación''. Manifestó su oposición a que la evaluación tenga un ``criterio profundamente autoritario, discriminatorio y excluyente''.

En este sentido, dijo que ésta tiene que estar sustentada por la legitimidad y el consenso.

En su oportunidad, el doctor Jaime Martuscelli, director adjunto del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, dio la bienvenida a todas las opiniones de la comunidad científica que contribuyan a mejorar los programsas de evaluación del Consejo. La evaluación, dijo, es una parte integral del quehacer científico. ``A través de ella se busca establecer un diagnóstico de las condiciones y los resultados de una determinada actividad y está encaminada a reconocer los atributos de excelencia de la práctica cotidiana''. Al referirse al sistema de evaluación del Conacyt señaló que éste se basa en criterios de transparencia e imparcialidad y que los comités se renuevan sistemáticamente, con la integración de los investigadores de mayor prestigio del país, mediante mecanismos de consenso con base en sugerencias institucionales y elementos curriculares.

En opinión del doctor Jaime Mora, no es suficiente ser un investigador calificado para ser un buen evaluador. Además se requiere tener un criterio muy amplio para darse cuenta de los horizontes y limitaciones de un proyecto de investigación, amén de poder ubicarlo en su contexto para determinar su originalidad y trascendencia. Señaló que una función muy importante del evaluador es descubrir el talento de nuevos investigadores con base en la identificación de proyectos originales. Por su parte, el doctor Guillermo Sheridan dijo que el desdén hacia la evaluación no es resultado de la indolencia, sino la expresión de un sistema académico desacademizado. ``El SNI suplanta a las evaluaciones internas de las instituciones; sabe que no son confiables, pues están desacademizadas''. Opinó que este sistema paralelo debería proponerse lo que el Comité de Paz de Bertrand Russell: desaparecer. El verdadero éxito del SNI sería desaparecer, afirmó. Finalmente, la doctor Catalina Eibenschutz propuso la creación de grupos de evaluación entre pares, en donde ésta cumpla con su función principal de estimular y corregir, y no de castigar y descalificar.