No puede haber mayor infamia que la de traficar con el hambre y la necesidad de una población. Conasupo nació en la década de los 60 con un propósito noble: el de regular el mercado de subsistencias desde su producción hasta su consumo. Surgió como un mecanismo de intermediación estatal para dotar de bienes básicos a precios accesibles a las mayorías más necesitadas de México; a quienes viven literalmente en el filo de la subsistencia. Pero acabó siendo un lupanar de corrupción, ineficiencia y descontrol administrativo.
Olía tan mal, que por iniciativa priísta se decidió cerrar esa atarjea en septiembre de 1996, cuando la Comisión Conasupo de la Cámara de Diputados empezó a descubrir que la ruta de la corrupción en esa paraestatal conducía hacia dos vías: ``arriba y al presente'', según palabras del legislador Adolfo Aguilar Zinzer.
De acuerdo con once auditorías de la Contaduría Mayor de Hacienda de la propia Cámara de Diputados, entre 1982 y 1992 -que corresponden exactamente al tiempo en que Raúl Salinas de Gortari se desempeñó en distintos cargos dentro de la empresa- se descubrieron numerosas irregularidades que causaron un daño ``incalculable'' a la nación. Destacan sobrepagos millonarios por subsidio de maíz a Maseca, propiedad de Roberto González Barrera. Sobresale una acumulación de cuentas inexplicables que tan sólo en 1989 eran del orden de 79 mil millones de pesos de ese entonces.
En ese mismo año, la planta Miconsa de Atlacomulco fue vendida en cuatro millones de pesos, probablemente a uno de los distintos alias de Raúl, siendo que el valor catastral de la planta se ubicaba en siete millones. Otra empresa conocida como Iconsa (Industrias Conasupo) fue vendida en 1990 a los empresarios regiomontanos Julio Villarreal y Policarpo Elizondo -amigos fraternos de Raúl-, quienes desde la primera operación comenzaron a obtener ganancias superiores a 10 mil millones de pesos. Fácil. Molían miles de toneladas de maíz para Conasupo a precios inflados hasta 300 por ciento y las ganancias se las repartían, tocándole a los directivos de la paraestatal su buena tajada.
Hubo también desfalcos con la comercialización y almacenamiento de granos como el frijol. En 1993, Conasupo compró en el interior y en el exterior 393 mil toneladas de frijol y vendió 397. Un año después, las compras totales fueron de 336 mil toneladas, pero se vendieron únicamente 251 mil toneladas. ¿Qué pasó? ¿Bajó la demanda de frijol? ¿Se almacenó el excedente? Hoy sabemos que una parte de las ventas de frijol chino no apto para consumo humano se canalizó no a través de Conasupo, sino de Juan Manuel Pasalagua Branch, cuñado de Raúl.
Otras transas se hicieron con las provisiones de arroz, trigo y leche. En los primeros años de los 90 se ``extraviaron'' varios furgones de ferrocarril que transportaban leche en polvo con valor de 81 millones de pesos.
Hay más. Se sospecha que Raúl lavaba dinero para el cártel del Golfo, que presidía Juan García Abrego, por medio de Conasupo y sus filiales. Todavía no se acababa de despedir a Bill Clinton con el inusitado alborozo por lo ``exitoso'' de su visita a nuestro país y porque ``se llegaron (sic) a acuerdos concretos'', a decir de Gurría, cuando el Washington Post dio a conocer que el Departamento de Justicia de EU investiga el supuesto lavado de dinero en Conasupo. No sólo eso, al parecer la empresa del gobierno mexicano también servía para trasladar cargamentos de cocaína a Estados Unidos.
Como se sabe, ya existía otra línea de investigación contra Raúl por lavado de dinero desde noviembre de 1995, cuando Paulina Castañón se presentó en un banco suizo con el propósito de retirar 84 millones de dólares. Según Raúl, el dinero provenía de una ``vaquita'' que hicieron varios empresarios mexicanos con el caritativo propósito de crear un fondo de inversión para crear empleos. Evidentemente, la procuradora suiza Carla del Ponte no lo creyó y hasta en dos ocasiones visitó nuestro país con el claro propósito de allegarse información.
Como siempre, tuvo que darse a conocer el asunto en nuestra metrópoli -Washington- para que las autoridades de México le otorgaran importancia. El procurador Madrazo prometió que pedirá la información respectiva al Departamento de Justicia, puesto que le han de parecer insuficientes las evidencias. ¿Estaría dispuesto a cederle información privilegiada de la PGR sobre el caso a los estadunidenses, máxime que se manejan nombres de políticos y empresarios de alta alcurnia? ¿Estaría dispuesto a recibir a Janet Reno en las mismas condiciones en que recibió a Carla del Ponte?
A propósito de las extradiciones temporales que la SRE artificiosamente pregona como triunfo propio, ¿se accedería a extraditar a alguno de los intocables del sistema en caso de que EU lo demandara?
Sobre Conasupo, me parece pertinente esta cita aparecida en una publicación de la propia paraestatal. ``Es cierto que la empresa paraestatal ha sido saqueada, pero esto es producto del contubernio con empresarios privados. ¿Quiénes son los principales beneficiarios de la obra pública inflada? (...) La naturaleza humana no es corrupta pero sí corrompible. La solución práctica que se ha buscado a este complejo problema es el incremento de controles que eliminen ambientes de impunidad''.
Este dechado de ética política fue escrito en 1987 (Política social y empresa pública: el caso Conasupo, p 116) El autor: Raúl Salinas de Gortari