Antonio Gershenson
El debate y la elección

Si el debate, o debates, que puedan darse entre candidatos al gobierno del Distrito Federal, se centra en ataques personales mutuos, eso tal vez divierta a una parte de quienes los presencien. Las ``luchas en el lodo'' tienen su público. Pero a lo que no ayudaría es a elegir al mejor candidato posible, y menos a que éste se comprometa con un programa que avance lo más posible en la solución a los serios problemas que padecemos en esta entidad.

Lo que necesitamos del debate o debates es la confrontación de alternativas, la comparación de opciones políticas, el cotejo entre propuestas congruentes para la solución de los problemas. Todas estas propuestas o alternativas, claro, son palabras. Escritas o habladas, pero palabras al fin. Como los hechos en este caso vendrían hasta después de la elección, y sólo en el caso del ganador, cada candidato debe convencer a los votantes, también, de que quiere y puede llevar a la práctica lo que ahora dice.

Los votantes podrán creerle más a uno o a otro candidato, y para eso, entre otras cosas, tomarán en cuenta el pasado, lo que cada quién ha hecho ya. Pero no por ello el eje de un voto consciente debe ser otro que el paquete de alternativas, la opción política que se presenta al electorado.

Sobre este supuesto, presento aquí algunos de los problemas que en mi opinión deben ser abordados, y a los que se deben presentar propuestas de solución, en el o los debates:

1. Aun siendo un problema nacional, y que en lo sustantivo no depende del gobierno del DF, la definición de una política económica es algo demasiado importante ahora como para dejarlo de lado. Influye tanto en todo, que lo poco que pueda hacer quien gobierne esta entidad tiene relevancia. Entre lo que debería poderse resolver a nivel del DF están el régimen fiscal local, la economía de los servicios públicos y el gasto social en el ámbito del DF. Recordemos que también se está eligiendo a la Asamblea Legislativa del DF.

2. Los servicios públicos. El metro resulta insuficiente. El transporte público subsiste en el desorden, con áreas mal atendidas y numerosos problemas. Hay zonas con servicios de agua y drenaje muy deficientes y algunas que ni siquiera los tienen. Los sistemas de tubería tienen muchas fugas. Es importante contar con alternativas para que los servicios públicos cuenten con suficientes recursos y para lograr su racionalización. Además, debe definirse la posición que tendría el gobierno del DF ante problemas en aquéllos servicios públicos que son de competencia federal.

3. La contaminación del aire. Sin dejar de lado otros problemas ambientales, éste requiere de atención urgente. Se han logrado avances, sobre todo en las fuentes móviles de emisiones contaminantes, pero falta mucho por recorrer. En el caso de las principales fuentes fijas de estas emisiones, procede analizar en qué casos se les puede ir sustituyendo con fuentes limpias. Ningún programa de gobierno puede carecer de este tipo de alternativas a un problema que no se puede ignorar.

4. La seguridad. La caída del ingreso y del empleo, así como la impunidad, han favorecido un aumento importante en la delincuencia. La corrupción desnaturaliza las funciones de cuerpos de seguridad pública. Han proliferado policías privadas al servicio de quienes las puedan pagar. Este complejo de problemas requiere de soluciones, y las alternativas que se presenten las deben tomar muy en cuenta.

Las propuestas, y la discusión en torno a ellas, sí que darían más elementos a los votantes para elegir; y también permitirían un mayor compromiso público de cada candidato con las propuestas que presente. Es más importante eso que una hora de luchas en el lodo por televisión.