En junio, otros 28 helicópteros de EU; no se usarían en Chiapas o Guerrero
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 16 de mayo Ť El Pentágono informó hoy que espera entregar un segundo envío de 28 helicópteros UH-1H Huey usados a la Fuerza Aérea Mexicana en junio próximo, pero en respuesta a las preocupaciones expresadas por Estados Unidos por el posible ``mal uso'' del equipo, La Jornada se ha enterado que la Secretaría de Relaciones Exteriores acordó el año pasado prohibir el despliegue de esas aeronaves en los estados de Guerrero y Chiapas.
Inicialmente la administración de Bill Clinton había prometido el año pasado otorgarle a México 73 helicópteros militares UH-1H usados para su empleo por los nuevos equipos militares antinarcóticos que se estaban capacitando, como parte de la ampliación de la cooperación bilateral contra el narcotráfico. Veinte de esos aparatos fueron entregados a fines del año pasado y la mayoría de los 53 restantes está siendo reacondicionada por una empresa privada de mantenimiento en San Angelo, Texas. Desde allí serán enviados a México en dos grupos de 14 aeronaves cada uno, en junio, y otro envío final de 26 está programado para septiembre, informo hoy a La Jornada un vocero del Pentágono
Aunque los funcionarios estadunidenses insisten en que el envío de los aparatos de transporte militar --con 30 años de servicio-- ya está en la recta final para su entrega, la misma fue demorada en dos ocasiones por legisladores estadunidenses. El año pasado, el senador Jesse Helms y miembros del caucus legislativo de derechos humanos detuvieron el envío por sus preocupaciones de que el equipo podría ser utilizado en potenciales violaciones de derechos humanos a causa de un inadecuado procedimiento de monitoreo de su ``uso final''.
El Departamento de Estado y la SRE eventualmente negociaron un acuerdo en un intercambio de cartas diplomáticas en noviembre del año pasado, dentro del cual México aceptaba permitir que miembros del grupo militar estadunidense de su embajada en México inspeccionaran físicamente el equipo y la documentación oficial sobre el uso de cada aparato seis veces al año. ``Cada observación será llevada a cabo por un máximo de cinco oficiales de Relación Militar u otro personal de la embajada previamente acreditado y no durará más que un día'', establece una parte del acuerdo examinado por este diario.
Los helicópteros están designados para ser utilizados ``principalmente'' en operaciones antinarcóticos y humanitarias, pero algunos legisladores estadunidenses expresaron su preocupación porque el texto del acuerdo declara que los aparatos serán utilizados ``principalmente, pero no exclusivamente'' para propósitos antinarcóticos. Según tres funcionarios gubernamentales estadunidenses entrevistados hoy por La Jornada, el senador Patrick Leahy también había expresado su preocupación sobre el posible mal uso de estas naves en las zonas de conflicto de Chiapas y Guerrero. Para responder a éstas preocupaciones, la SRE acordó en una carta fechada el 15 de noviembre de 1996 y enviada al Departamento de Estado, que ``las aeronaves proporcionadas no serán desplegadas operativamente en los estados de Chiapas o Guerrero''.
Quieren construir radares en México
Pero mientras el Pentágono reconocía que finalmente los helicópteros están por entregarse a México, surgió una nueva controversia por el rechazo de ese país a comprar un sistema de radar terrestre para monitoreo de tráfico aéreo principalmente en su costa del Pacífico.
El diario The Wall Street Journal informó hoy que funcionarios de la administración Clinton han decidido no presionar para que México cumpla con su acuerdo, de 1995, de comprar un sistema de radar de 200 millones de dólares, el cual involucraría la construcción de estaciones de radar en La Paz, Guerrero Negro, Puerto Vallarta, Acapulco y Cozumel. Un sistema de radar, construido por la empresa estadunidense Northrop Grumman, ya ha sido instalado en San Cristóbal de las Casas
El senador Charles Grassley, presidente del caucus Antinarcóticos de la Cámara alta, ha estado presionando para que México adquiera este nuevo sistema de radar para detección e interdicción del narcotrafico aéreo. ``No augura un bien para la cooperación Estados Unidos-México si no cumplen con esto, ya que es una barrera muy importante para detener el flujo de drogas'', afirmó Grassley a The Wall Street Journal. El senador Paul Coverdell también señaló el mismo tema en una carta enviada al presidente Clinton este mes.
Pero funcionarios del Departamento de Estado argumentan que los narcotraficantes ya no están usando aviones grandes que podrían ser detectados por este tipo de radar. Fuentes diplomáticas añadieron hoy que la renuencia de México a comprar este sistema de radar no tiene que ver con alguna falta de voluntad en la lucha contra el narcotráfico, sino más bien es en torno a una evaluación sobre si la inversión de millones de dólares en un sistema de radar terrestre inflexible es la mejor opción. ``¿Qué caso tiene poner en un lugar un sistema para disuadir algo que ya no está ocurriendo?'', preguntó una fuente diplomática. ``Particularmente si el sistema no es lo suficientemente flexible para ser utilizado contra nuevos tipos de narcotráfico que se han estado encontrando''.
Varias fuentes aquí sugirieron que la presión sobre México para que compre este nuevo sistema de radar podría ser promovida tanto por empresas de la industria militar como Lockheed Martin y Northrop Grumman en busca de nuevos contratos, como de legisladores interesados en la lucha antinarcóticos.