Víctor Flores Olea
La elección del Distrito Federal
Se hacen transparentes las líneas del inmediato futuro político. Lo que hace unos meses parecía un opaco misterio hoy se despeja: el tiempo termina por resolver los problemas de la vida y de la historia.
El ascenso del PRD y de Cuauhtémoc Cárdenas en el Distrito Federal es cosa establecida. También parece establecido el pobre nivel de prestigio --o desprestigio-- del PRI. En cuanto al PAN, muchos de sus partidarios se rasgan las vestiduras al ver que la promesa histórica de éxito que parecía al alcance de la mano, se pulveriza y se cae por la borda.
No es difícil imaginar las presiones y tentaciones que orillaron a Alfredo del Mazo a comprometerse en la aventura. El poderoso grupo político del estado de México ponía en juego otra de sus cartas más fuertes, con horizonte en el año 2000. El mismo, al margen de una circulación política relevante en los últimos años, no pudo resistir la tentación.
El problema es que Alfredo del Mazo --más allá de su desempeño en la campaña, sin color ni novedad-- carga con el acumulado desprestigio del PRI. Sería interminable enumerar sus agravios a la conciencia pública. Hoy todavía llega de fuera una nueva denuncia sobre la corrupción en Conasupo, delitos que fueron silenciados hace unos meses por la mayoría priísta en la Cámara de Diputados al ``cerrar'' de un plumazo la comisión investigadora respectiva.
El conjunto de esos agravios tiene un nombre: el abismo, la distancia que se ha establecido entre el gobierno del PRI y la sociedad. Un gobierno --y un partido-- dominado por tecnócratas para los cuales el supremo valor sería una supuesta eficiencia, y que instrumentalizan a la sociedad y a sus organismos, encontrándose ahora con una gran brecha abierta entre ellos y el pueblo. Y, por tanto, con el rechazo del pueblo.
El gobierno y el partido aún gozan de la fuerza aparente de las organizaciones corporativas. Pero ese corporativismo está también aislado del pueblo. En un tiempo en que la dinámica política proviene de la sociedad abierta y plural, el corporativismo es más bien un lastre y un impedimento para vincularse con el pueblo.
El fracaso del PRI: porque no supo en estos años seguir el ritmo, el lenguaje, los modos, las demandas de una sociedad que había cambiado radicalmente. La expresión acartonada y sacramental, el espectáculo de sus ``actos'' y ``fiestas'' con escenografías autoritarias, el desprecio por la opinión pública, ahora las pagará con la humillación que sufrirá en las urnas.
Y pagará también la catástrofe social de una política económica que sólo refleja sus éxitos y ``recuperación'' entre los más ricos, y que entre los más modestos sigue viéndose como desastre del poder adquisitivo, como severa contracción del mercado interno. ¿En dónde queda la recuperación?
¿Exclusivamente entre los más adinerados?
Buena parte de la ciudadanía ha decidido que llegó el momento del cambio, que no es posible seguir por el rumbo anterior, que deben explorarse otras posibilidades. Y que ese cambio es lo mejor que puede ocurrirle a México, al revés de lo que dice la fallida propaganda priísta.
La disminución de las preferencias por el PAN en el Distrito Federal tiene otras raíces, seguramente más de carácter subjetivo: la ``intragable'', electoralmente hablando, figura de su candidato.
Nadie pondrá en duda la inteligencia de Castillo Peraza, que ha resultado una inteligencia ríspida y acusatoria, encerrada en el pasado y sin apertura al futuro. Inteligencia a años luz de la mentalidad secular de los habitantes del DF de hoy. El éxito histórico del PAN naufraga en la equivocación de su candidato. Pese a la buena ``mercadotecnia'' de ciertas notas de propaganda, se falló en lo más importante: la selección de su producto principal.
Cuauhtémoc Cárdenas no sólo se ha beneficiado de las garrafales debilidades de sus adversarios, sino que ha asumido una actitud de contenida y cordial seguridad. La buena dosis para convencer y persuadir, para despertar confianza.
La campaña de Cuauhtémoc trae a la memoria aquella ``fuerza tranquila'' con que Mitterrand ganó para el socialismo la presidencia de Francia: se proyecta madurez y no se ha caído en la trampa de los baratos intercambios personales, sin dejar de responder con firmeza.
Una cuestión más: Cuauhtémoc proyecta la capacidad de inaugurar una gobernabilidad democrática, reuniendo a los mejores especialistas para estudiar los abrumadores problemas de la ciudad al mismo tiempo que mantiene y fomenta el contacto con el pueblo.
Este conjunto de cualidades del candidato del PRD se han hecho evidentes en la campaña y mantienen --y mantendrán-- a Cárdenas en la delantera de la justa electoral.