Francisco Vidargas
Crónica recuperada

Después de tres siglos de haber sido escrita, ahora se da a conocer una sorprendente crónica agustiniana trabajada en la segunda mitad del siglo XVII, que da cuenta de la labor desarrollada por la orden en la Provincia de México, y que complementa la historia publicada por Juan de Grijalva en 1624. Su autor fue el polémico fraile madrileño José Sicardo, quien permaneció en tierras mexicanas 16 años, llegando a ser más tarde obispo de Sácer, en Cerdeña.

El manuscrito original no se conoce --hasta ahora--, pese a que el propio autor señaló que su obra fue publicada en 1684 bajo el título de Adiciones a la Historia Mexicana del Padre Maestro Grixalba. Fue Gregorio de Santiago Vela quien dio, en 1920, las primeras noticias sobre la crónica, sin embargo es hasta ahora que podemos conocerla íntegra, gracias a la minuciosa labor paleográfica que, a lo largo de seis años, realizó el historiador Roberto Jaramillo Escutia. El legajo que pudo consultar, localizado en la Biblioteca Nacional de Madrid, está catalogado como Suplemento crhonico a la Istoria mexicana de la Orden de Sant Augustin nuestro Padre, escrita por el arzobispo de Sácer, y pertenecía al acervo bibliográfico de San Felipe el Real, en Madrid. Consta de 514 folios que contienen, además de las ``adiciones a Grijalva'', un cuadernillo intitulado Apuntamientos de México.

La principal valía de la obra de Sicardo son los 41 documentos íntegros de los siglos XVI y XVII --más otros citados fragmentariamente-- que transcribió a lo largo de la obra y en un apéndice documental, provenientes del archivo de la provincia del Santísimo Nombre de Jesús de México y que desaparecieron el siglo pasado. Seis de ellos ya habían sido dados a conocer posteriormente por los religiosos Miguel Salón y Santiago Vela (1793 y 1920-22 respectivamente), además del historiador francés Robert Ricard (1926), así como por el doctor Jaramillo en la edición del primer tomo de la Monumenta Historica Mexicana. Seculum XVI: Documenta edita (1983).

Desde su llegada a tierras mexicanas, los agustinos vivieron un paulatino proceso de adaptación: el alejamiento de la metrópoli (dependieron de la provincia de Castilla hasta 1543), más el contacto con el medio indígena y la sociedad criolla, le dieron a la provincia mexicana un carácter propio, convirtiéndola --como lo ha señalado Antonio Rubial-- en una institución plenamente novohispana. Más tarde, el creciente poder económico y social que adquirió en el siglo XVII, aunado a la nula participación de dirigentes españoles (definitivamente marginados desde 1660), motivó una cruda lucha por el poder entre criollos y peninsulares.

José Sicardo arribó a la Nueva España en 1668 junto con su hermano Juan Bautista y otros siete agustinos para tratar de corregir el ``profundo estado de relajación'' que vivía la orden mexicana desde que era controlada por sacerdotes criollos. Sin embargo, pese al apoyo que tuvieron del arzobispo virrey fray Payo de Ribera, consiguieron mínimos resultados. Finalmente, el fraile madrileño regresó a España en 1684 y desde allá se abocó, 30 años más, a combatir a la ``monarquía criolla''.

Fiel ``intérprete de la historiografía castellana sobre los acontecimientos de América y Filipinas'', el religioso refuta (y complementa) con su texto la historia ``criolla'' de Grijalva. Significativos son, en este sentido, los capítulos XVI, donde habla sobre la separación novohispana de la autoridad castellana en 1543, y XXVIII, sobre la erección de la provincia oriental.

La publicación del Suplemento crónico a la historia de la orden de N.P.S. Agustín de México (México, OALA, 1996) sitúa al padre José Sicardo como ``el iniciador'' de los estudios sobre la historia agustina mexicana, puesto que fue el primero en buscar las fuentes documentales, interpretándolas y dándoles sentido. A partir de ahora, quien trabaje estos temas tendrá necesariamente que consultar su obra.