La sala Diego Rivera del Palacio de Bellas Artes exhibe obras de Camille, escultora y hermana de Paul Claudel; discípula, modelo y amante de Auguste Rodin e inspiradora de obras de teatro, vidas noveladas, inumerables ensayos, el bello filme de Bruno Nuytten y al menos dos biografías, eso después de un silencio de décadas. Incluso se consideraba fallecida en 1920, cuando que murió el 19 de octubre de 1943, casi a los 80 años de edad. A partir de 1982 se vuelve más y más ``personaje'', pero no es que no lo fuera en vida: su hermano la vitoreó, Octave Mirbeau la celebró, los críticos de su tiempo --Louis Vauxcelles incluido-- la calificaron de gran talento; Charles Morice afirmó que su obra ``representaba una de las principales glorias de Francia'', Romain Rolland se ocupó de ella, Debussy se frustró al constatar que su devoción amorosa no era correspondida y Rodin intentó atenderla por todos los medios, ya rota la liasson amorosa. Beaux Arts le otorgó una pensión vitalicia (insuficiente) que --usurpada por Louise, su hermana menor-- permitió que Camille se alimentara mejor que los demás ``alienados'' en el asilo de Montdevergues, cercano a Avignon en el Midi.
Esperemos que la muestra ofrezca ocasión de situarla como artista y de deshacer nudos que empañan el acercamiento a su vida y obra. Porque hay cosas exactas y otras que son falsas respecto a lo que se rumora sobre la escultora.
Rodin nunca la rechazó. La prefirió sobre todas las personas que lo rodeaban, rentó una vieja propiedad a fin de que ambos pudieran convivir y trabajar juntos fuera del mundanal ruido; la promovió cuanto pudo, le presentó a sus mejores amigos: Mathias Morhandt le fue fiel hasta la muerte y reconoció su talento independientemente de su amistad con Rodin; Judith Clael: primera biógrafa del maestro le dio notorio lugar en su libro Rodin sa vie glorieuse et méconue. Paul Claudel vio e hizo por su hermana, ``el genio de la familia'' todo lo que pudo, desde su peculiar óptica no sólo conservadora sino acaso timorata. Hoy día su nieta Reine es la principal especialista en ella. Pero su vida fue un infierno aun antes de 1913, cuando a instancias de su familia (de Paul y de Louise Athanaise, la rígida y terrible madre, objeto de la idolatría) fue recluida por enfermedad mental a la edad de 35 años, inicialmente en Ville-Evrard y luego en Montdevergues, coincidiendo con la Guerra del 14.
Cuando fue internada, el 10 de marzo de 1913, Paul Claudel era cónsul general en Francfort, después sería embajador de Francia en Tokio, en Washington, etcétera. Desde Montdevergues, Camille sufrió el estallido de la Segunda Guerra y murió en ese sitio, privado de auxilios, ella senil ya. Poco antes recibió una postrer visita de su hermano, débil, enfermo y frustrado pese a todos sus éxitos, tanto autorales como los derivados de sus 46 años de vida diplomática. El fue ``la última noción viviente que a Camille le quedaba de su pasado''. La última, además de su obsesión por Rodin: jamás le perdonó que no la desposara. Recordemos aquí que la compañera cuasi permanente de Rodin después de 1864 fue Rose Beuret, una especie de empleada doméstica de enorme fidelidad, calma sin límite, ``seno materno'' del que jamás se desprendió el escultor pese a su larga liasson con la peligrosa duquesa de Choiseul (Claire Coudert) a quien le debemos hartas confusiones respecto a los derechos de edición y reproductibilidad de sus piezas. Camille sin saberlo a ciencia cierta estuvo más o menos en el mismo caso y fue la ejecutora de unos 15 bronces de Rodin. No se sabe aún si éstos resultaron favorecidos o víctimas de la reproductibilidad.
La pieza que a Camille le atrajo más fama Les Causeses (Las Confidentes) se conoció por primera vez en el salón de Champ de Mars en 1895. Al año siguiente ella ejecutó ejemplar en mármol de ese grupo de cuatro figuras ``no sin que practicantes torpes, sintiéndose anonadados (por su calidad) realizaran antes bosquejos que fueron `terminados' por cuenta del escultor noruego Fritz Thaulow''. Otro ejemplar en mármol donde aparecen las Causeses, sin el murete que las protege, fue esculpido por M. Pontremoli. Existen varios yesos patinados moldeados a la gelatina a partir del primer mármol en diversas colecciones. Se supone que hay un solo ejemplar princeps de La Valse (escala 1/2 respecto a proporción natural) y también reducciones de 30 cm fundidas por M. Rudier. Sólo las numeradas del uno al 15 fueron autorizadas y firmadas por Camille. La Clotho (la parca de la muerte) fue un encargo que le hicieron los organizadores de los festejos a Puvis de Chavannes. Esta pieza de mármol, aceptada en donación por el Museo de Luxemburgo, no llegó a su destino y su desaparición desencadenó el brote agudo de psicosis paranoica sufrido por Camille. Hasta donde sé, sólo se conserva el yeso (recuerda a la Magdalena de Donatello). Rodin realizó una obra similar, que es anterior a ésta.