Vista desde un enfoque de sistemas, la agricultura tradicional se compone de varios elementos interrelacionados. Dos de estos subsistemas, el bosque y la cría de ganado, tienen un papel muy importante para la familia campesina. A partir de la llegada de los españoles a México, el ganado tuvo una excelente adaptación y también una amplia aceptación por los grupos campesinos. En el primer caso influyeron la disminución de la fauna silvestre como competidora potencial, y la adaptación del ganado a las condiciones ecológicas del país. En el segundo caso, el ganado cubre varias necesidades de los productores: su carne es fuente de proteína, su piel y pelo sirven para fabricar prendas de vestir; sirven como fuerza de trabajo, sus productos se pueden vender dentro o fuera de la comunidad. Además de lo anterior, el ganado aprovecha áreas donde normalmente no se puede desarrollar agricultura, proporciona estiércol que sirve como abono a los cultivos y al mismo bosque, y permite la participación productiva de ancianos, niños y mujeres, que difícilmente pueden encontrar ocupación.
De acuerdo con diversas fuentes, más del 50 por ciento del hato nacional está en manos de productores tradicionales, en el caso de la zona centro de Veracruz, cerca del 60 por ciento de la producción ovina se concentra en las zonas de la sierra y el altiplano (6.5 por ciento del territorio estatal). Ello nos da una idea de la presión que reciben los bosques de estas zonas, denominados agostaderos forestales; en ellos se aprovechan básicamente los estratos herbáceos y arbustivos, que surgen al abrir el dosel arbóreo superior; muchas de estas plantas tienen alto valor forrajero. Tal actividad, llevada a cabo en zonas serranas, presenta varias limitantes. Las más importantes desde mi punto de vista son: 1) la idea de que entre más animales se poseen mejor posicion social se muestra y más ingresos se pueden obtener, cuando esto último depende de la calidad de los animales y no de su número; 2) el prejuicio muy frecuente entre los investigadores forestales, de que el ganado es totalmente incompatible con el bosque, cuando, científicamente estudiado y formando parte de un plan de manejo integral tendente a hacer un uso sostenido de los recursos forestales, el ganado es benéfico para el bosque; 3) la casi total indiferencia y falta de apoyo para los proyectos que abordan esta área de conocimiento; 4) mala selección de los animales que pueden adaptarse a cada zona del país; 5) el sobrepastoreo; 6) pobres cuidados para los animales; 7) tala excesiva y 8) bajos índices reproductivos.
¿Cómo contribuir a solucionar un problema que, como en el caso de Oaxaca, ha provocado severo deterioro del bosque y del suelo? Primero debe entenderse que esta actividad es fundamental para las familias campesinas y debido a ello debe estudiarse, y en su caso experimentar, en los lugares y bajo las condiciones de los productores. Los trabajos iniciales deben ser de tipo ecológico y con ellos tenemos que lograr información detallada sobre la condición y tendencia de los agostaderos; estudios económicos con los que podamos conocer la viabilidad de este tipo de actividad en los lugares donde se lleva a cabo, las mejores vías de comercialización, etcétera; estudios antropológicos que nos permitan comprender la lógica campesina al llevar a cabo estos aprovechamientos. Si queremos que la respuesta a la pregunta inicial de esta colaboración sea compatibilidad, se debe apoyar la investigación que pretenda esclarecer las preguntas relacionadas con esta actividad productiva, pero sobre todo, debe darse apoyo para que la investigación pueda desarrollarse sin limitantes fuera de campos experimentales y bajo las condiciones ecológicas y económicas de los productores.