La Jornada Semanal, 11 de mayo de 1997
Afuera el viento
y dentro la frasa de vivir.
Un aire menos en asta bandera
observado por un maniquí.
Más la naturaleza en pleno
y una falsa humanidad
se enzarzan en representar
un espectáculo en su seno
que mueve lo que siempre estuvo en paz.
¿Quién mancha el mencionado lienzo,
qué pinceles y colores en manos de cuál?
Tú que lo lees y yo que solo pienso,
¿somos o nos sueñan como tal?
Cubriremos el suelo de guirnaldas
donde extender esas heridas
que nos ha dejado amar;
no alcanzará toda la arena junto al agua,
ni aquella que en desiertos abonamos su sed.
Nos quedará un gran espacio
o algunos infinitos en el pecho
que no alcanzaremos a mullir,
para que atravieses mirando sólo al frente
y no donde nos encontramos,
es decir, en los costados.
No importa, que así pasaste también en la mía vida,
¿por qué no en ese sueño
que quiso ser triunfal?
Están regresando aquellos que se fueron lejos
-oímos que dicen los paisanos
que se quedaron sosteniendo sin querer
tradiciones y el nombre de la tierra.
Pues todo el mundo sale, así sea un poco, del terruño
para volver saudoso.
Mas luego se hace algún silencio
digno del aplauso que vendrá.
Y la gente da por concluido el comentario.
Así vemos rostros ya cansados,
y cabellos, la barba de los retornados
blancas o cuando menos grises.
Y los cuerpos ya vencidos.
Señor, qué poco hemos hablado
en estos tiempos, tú y yo.
Será necesario que al polvo regresemos
en polvo o incinerados,
sin las formas de nuestras figuras y facetas
cuando por fin ya nos aquietan
cipreses y epitafios.
* Esquizónimos de Francisco Cervantes, De El libro de María de Jesús