La Jornada sábado 10 de mayo de 1997

Juan Angulo Osorio
No luchar en Guerrero

La detención del dirigente de ejidatarios forestales de la sierra de Guerrero, Pablo Cortés Varona, condensa la situación política en esta entidad y arroja luces sobre el momento nacional.

Cortés Varona es un conspicuo representante de una franja de dirigentes que, luego de la derrota de la guerrilla de Lucio Cabañas y de la guerra sucia, se fue por el lado de organizar a los campesinos en torno a proyectos productivos y, en consecuencia, de centrar la lucha social en abrir canales de comercialización y en la obtención de créditos y otros apoyos de parte de las instituciones oficiales.

Como fue la Coalición de Ejidos de la Costa Grande en los bajos y la parte media de la sierra de Coyuca de Benítez, Atoyac y Tecpan, fue la Unión de Ejidos Forestales Hermenegildo Galeana en la parte alta, en el filo mayor. Se trata de organizaciones dialoguistas, negociadoras, con buenas relaciones en el ámbito oficial, aunque sus bases mayoritaria y pacíficamente voten por el PRD.

El destino de tres conocidos dirigentes de este estilo es el siguiente: Aarón Benítez, gestor en comunidades de la sierra de Coyuca de Benítez, fundador junto con el ahora gobernador y entonces presidente estatal del PRI, Angel Aguire Rivero, del Consejo para el Desarrollo de Tepetixtla --creado dos meses después de la matanza de Aguas Blancas--, fue asesinado a balazos el 31 de diciembre de 1995 en un poblado de las afueras de Atoyac.

Arturo García, fundador de la Coalición de Ejidos, a cada rato es relacionado con la guerrilla, cuando ha dedicado buena parte de su tiempo a negociar exportaciones de café en oficinas alfombradas y con aire acondicionado lo mismo en Acapulco que en la ciudad de México o Nueva York, en San José, Sao Paulo o Hamburgo.

Y ahora Pablo Cortés Varona, que viene de una familia de militantes del Partido Comunista, veterano de la CIOAC, se encuentra detenido, acusado de portar 300 gramos de ``base o polvo de goma de opio'' que se extrae de la amapola, ésa que tan pródigamente se da en las montañas de Guerrero.

Apenas el 23 de abril pasado, Cortés Varona fue el orador principal en un acto del Consejo Regional de la Sierra de Guerrero (Cresig), que agrupa a las principales organizaciones sociales del filo mayor, y al que asistieron la secretaria de Recursos Naturales, Julia Carabias, el secretario de Desarrollo Social, Carlos Rojas y Angel Aguirre.

Allí, Cortés Varona se refirió ``con verdadera vergüenza'' al hecho de que ``hay familias nuestras que viven de los enervantes en un cien por ciento y no quieren saber de ningún programa; se oponen a cualquier progreso... [este problema] no es sólo un asunto de los que siembran... Requerimos el esfuerzo de todos y quién sabe si podamos''.

Propuso una reunión para tratar el tema del cultivo de estupefacientes, en la que participarían el Ejército, las procuradurías federal y estatal, el Cresig y el gobernador Aguirre, para hacerle frente con la ley y con ``proyectos productivos alternos y de bienestar social''. Y concluyó: ``Es bien sabido que la inseguridad tiene un pilar fuerte que debemos derrumbar todos. Me refiero al asunto de la impunidad'' (El Sur, 5-05-97).

El gobernador, por cierto, en su intervención se refirió en términos elogiosos al discurso de Cortés Varona, pero el procurador de Justicia del estado y el jefe de la Policía Judicial de Guerrero, lo presentaron ante la prensa como un delincuente común y festinaron su detención casi como un trofeo de guerra. Pablo Cortés declaró después que la droga le fue sembrada, pero aun suponiendo su culpabilidad, ¿por qué se politiza de ese modo su detención? Además, ¿no se supone que era amigo del gobierno, no para que esto le garantice impunidad, sino para al menos merecer cierta consideración a su dignidad?

Cinco días después del discurso de Cortés Varona en el poblado serrano de El Durazno, el EPR declaró en entrevista (La Jornada, 28-04-97) que todavía existían espacios para la lucha política, y que la lucha armada no era lo fundamental. Luego, altos mandos del Ejército declararon que el EPR no existía, que las fuerzas militares no habían tenido ningún enfrentamiento con ese grupo armado.

En este contexto, pareciera que la detención de un líder social lejano a posturas radicales y las declaraciones aludidas, forman parte de una suerte de provocación. ¿Cuáles espacios para la lucha política, si lo mismo están detenidos en Guerrero Benigno Guzmán que Pablo Cortés? ¿Se trata de decirle a los bravos habitantes de la sierra guerrerense, que por miles participan en el Cresig, que de nada sirve dialogar con el gobierno? ¿El mensaje es que en lugar de perder el tiempo en negociaciones y hasta en caravanas a los funcionarios, se dediquen a la guerra? ¿O se trata de que entiendan que no deben luchar de ningún modo?