La Jornada 8 de mayo de 1997

Salma Hayek y dos Nobel en un video de Secofi para vender el TLC

Roberto González Amador y David Aponte Ť En la gigantesca pantalla suspendida sobre el escenario del Auditorio Nacional, aparece la sensual Salma Hayek, quien mezcla frases en español e inglés para citar a William Clinton: ``We don't share the same past, but we do share the same future''.

A continuación, la protagonista de la segunda versión de El Mariachi, traduce la frase del mandatario de Estados Unidos: ``No compartimos el mismo pasado, pero compartimos el mismo futuro''. Y añadió: ``¡Claro, siempre manteniendo nuestras raíces y nuestra propia identidad, que está llena de magia!'', suelta, y modela su ajustado vestido color mamey.

Los cambios de cuadros se suceden en la pantalla. Alrededor de 8 mil personas siguen a oscuras el video de la Secofi Productions, que hace una apología del Tratado de Libre Comercio.

Lo mismo se ve y se escucha a dos premios Nobel, que a la actriz mexicana o a un comerciante canadiense que exalta las bondades del guacamole y los nachos mexicanos, como acompañantes ideales de la cerveza.

No se trata de una inusual mesa redonda. No. Se trata de un videoclip para entretener a unas 8 mil personas, las first ladies incluidas, que esperaban en el auditorio la llegada de Bill Clinton y Ernesto Zedillo.

El público fue convocado a las 9 de la mañana, con hora y media de anticipación al comienzo de la función de audio y video preparada por la Secretaría de Comercio, que antecedió los discursos de los presidentes.

Los empresarios tuvieron que dejar sus Mercedes Benz 200 metros antes del Auditorio Nacional. Los hombres del dinero convocados al encuentro con los mandatarios debieron andar por Paseo de la Reforma. La seguridad de la zona era tal, que personajes como Joaquín Vargas, secuestrado hace cinco años, caminaron sin guardia personal.

Por los rigurosos controles montados por el Estado Mayor Presidencial y el Servicio Secreto de Estados Unidos tuvieron que pasar Roberto Hernández, dueño de Banamex; Emilio Azcárraga Jean, presidente de Televisa; Claudio X. González, propietario de Kimberly Clark, y algunos empresarios del sector editorial. Antes de ingresar al auditorio tuvieron que mostrar el contenido de sus bolsillos.

Pero no sólo entraron los políticos, diplomáticos, académicos y empresarios. Para ellos fueron reservadas las primeras filas de las butacas. Cuando los organizadores advirtieron que los invitados no eran suficientes para llenar el recinto, recurrieron a las personas que no pudieron llegar a sus destinos por la suspensión del servicio de transporte público.

--¿Quieren pasar? Va a estar el presidente Clinton y su espora Hillary. ¡Andenle, de cualquier forma ya no llegaron a su trabajo! --invitaban. Los convidados de última hora fueron acomodados en gayola.

Ya adentro, el anónimo maestro de ceremonias hizo escuchar su voz para invitar a los presentes a tomar su lugar, ``porque las luces van a ser apagadas en dos minutos''. En el escenario se encendieron luces de neón rojas y verdes, que fueron el prolegómeno del ingreso de las first ladies.

En cuanto Hillary Rodham Clinton y Nilda Patricia Velasco de Zedillo tomaron sus lugares, nuevamente las luces se apagaron para dar comienzo a la proyección del video en tres pantallas unidas a manera de tríptico. Comenzó entonces la función.

``Como experto en economía, debo calificar el TLC con nueves y dieces, con base en las sólidas evidencias que ha habido hasta la fecha'', expresa un convencido Paul A. Samuelson, premio Nobel de Economía.

Sin dejar de mirar el texto preparado, Samuelson se dirige a los presentes: ``Por supuesto, quedan muchas dificultades por resolver. La labor del TLC no se ha consumado totalmente. El buen manejo económico no puede resolver todos los problemas de una sociedad, pero el mal manejo económico puede agravar todos los demás problemas''.

Esa es la señal de arranque para empezar la apología del TLC preparada por la Secofi. Los cuadros se suceden uno tras otro con inserts de empresarios y trabajadores mexicanos, estadunidenses y canadienses que exaltan el acuerdo comercial.

En la pantalla aparece el Nobel mexicano de Literatura, Octavio Paz: ``Las relaciones entre Estados Unidos y México son una realidad dictada por la geografía y que, en consecuencia, no puede ser modificada por ninguna de las dos naciones. Pero sí podemos cambiar su índole y su función: convertirlas en una barrera infranqueable o transformarlas en un espacio abierto a la cooperación y a la acción común''.

El escritor continúa la lectura de su texto, que como todos los del videoclip son subtitulados en inglés o español, según el caso: ``Las posibilidades del desarrollo de México, ahora mismo ya considerables, son muy grandes y ofrecen un campo propicio a la acción conjunta de Estados Unidos y de México bajo reglas de equidad, independencia y tolerancia. Las fronteras separan, pero también unen. Y pueden ser la puerta de la comprensión, la estabilidad y la mutua prosperidad''.

Los asistentes no pierden detalle. El público masculino fija la mirada al frente cuando la sensual Salma Hayek sustituye en la pantalla a Octavio Paz. La actriz veracruzana habla lento y con voz suave, lo mismo en español que en inglés. ``Me siento muy orgullosa de ser mexicana. Los mexicanos estamos llenos de talento, de valor, de ingenio, de sentido del humor, de pasión, de fe y yo tengo fe de que con la cercanía del siglo XXI podamos demostrar que somos capaces de competir a los más altos niveles de calidad''.

El video despliega 26 cuadros con igual número de opiniones, todas favorables al TLC. En la pantalla aparece el empresario canadiense Mario Spattz, quien se dirige en francés: ``Los canadienses adoran los mangos, ahora están absolutamente fascinados con las papayas y, como ustedes saben, son buenos bebedores de cerveza. Y qué mejor botana para acompañar una cerveza que guacamole... con nachos''.

El público suelta la carcajada. Al final del video aparece el crédito para el productor: Secofi. La mesa esta servida para la entrada a escena de los presidentes.