La Plataforma electoral para el Distrito Federal 1997/2000 del Partido Revolucionario Institucional es la sombra de su propia historia, a la cual no puede ni quiere escapar, por lo que no perfila a los electores el futuro que para la mayoría de los capitalinos está construyendo el proyecto neoliberal de los tres últimos gobiernos federales de su partido, con el apoyo consecuente del Partido Acción Nacional.
1. El PRI se declara el único heredero de la Revolución Mexicana (pg. 5), pero es incapaz de explicar a la sociedad los profundos y múltiples virajes dados a lo largo de este siglo, sobre todo el de 1983 y la sustitución del nacionalismo revolucionario por el neoliberalismo, que han negado esta herencia y lo ha convertido en la representación política de los sectores sociales opuestos a quienes llevaron a cabo la gesta revolucionaria: campesinos, obreros y sectores populares, así como a los empresarios nacionales que incubó.
2. Desde el Ejecutivo Federal, el PRI ha gobernado directamente al DF durante cerca de 70 años, sin mediación ni validación popular por procesos democrático-electorales; las leyes que lo rigen las ha aprobado un Congreso donde ha gozado de una mayoría absoluta usada mecánicamente según las instrucciones del Presidente; lo que son la ciudad de México y el DF y su actual crisis multifacética, es responsabilidad plena del PRI-Gobierno y de los patrones de desarrollo que ha permitido e impulsado. Por ello, la plataforma electoral describe los ``problemas'' y ``rezagos'' de la capital, pero no se atreve a explicar sus causas y costos sociales, por lo que es incapaz de construir verdaderas soluciones, acordes con las demandas sociales, ya que tendría que autocriticarse y retractarse de su historia y su política, cambiar de cara a la sociedad.
3. Prisionero de su subordinación al Gobierno Federal y a la estructura presidencialista y verticalista, el PRI-DF propone un listado de acciones que no tienen ni la envergadura de los cambios económico-sociales previstos por el proyecto neoliberal de los tres últimos gobiernos priístas, o que la ocultan a los electores dados los enormes costos que han pagado por su aplicación durante los últimos 15 años de crisis económica y política sostenida. Las propuestas establecen un dialogo de sordos con la problemática real de la ciudad en crisis, a la cual no responden, porque son la pragmática y encubierta expresión de la política que la ha generado. De ganar el PRI la jefatura de gobierno y la Asamblea del DF, seguiría gobernando el Ejecutivo Federal y su política, al margen de la soberanía local.
4. Fiel a su tradición corporativa, clientelar y patrimonialista, el PRI-DF reduce en su plataforma (pg. 9 y 10), la participación democrática que la ciudadanía exige, a la representación sectorial al interior de su partido y a sus propios canales de integración-control; no propone ninguna forma, instancia o proceso nuevo de participación ciudadana en el gobierno de la ciudad. Lo que ofrece es una fórmula de Partido-Estado-Sociedad Civil, muy alejada de cualquier modelo de régimen democrático moderno.
5. Las propuestas del PRI para gobernar al DF, como parte de la metrópolis (pg. 7 y 8), se enredan en la tela de araña tejida por él mismo a lo largo de los años, sobre todo en la reciente y contradictoria reforma política, de la subordinación parcial pero férrea a los poderes Ejecutivo y Legislativo federales, su limitada soberanía semidemocrática y los conflictos de la autoridad defeña con las de los estados vecinos, que hasta hace unos meses gobernó omnímodamente durante casi 70 años. El PRI no ha podido resolver los graves problemas de incoherencia, duplicidad, contradicción e ineficiencia que caracterizan las políticas aplicadas por las partes de la metrópolis (Distrito Federal y municipios conurbados del estado de México), a través del mecanismo de la ``coordinación metropolitana'' entre gobiernos del mismo partido; pero la mantiene como propuesta cuando la democratización conduce a la ruptura de la unidad partidaria de los gobernantes.
Esta incapacidad o ausencia de voluntad del PRI-DF para liberarse de los rasgos más críticos de su historia, estructura y política, para cambiar, determina las características básicas de su propuesta electoral: ausencia de un proyecto alternativo de ciudad que oriente la solución de la actual crisis urbana; distancia entre las propuestas y la política real aplicada por el PRI-Gobierno; insuficiencia e ineficacia de las acciones propuestas para resolver los graves problemas que afectan a la mayoría de los capitalinos, reconocidos formalmente pero no asumidos; y carencia de propuestas significativas en temas fundamentales como economía, fiscalidad, empleo, ingreso, educación, salud, vivienda y forma de gobernar.