``¡Fuera, intolerante!'', clamor contra el panista
Alonso Urrutia Ť ``¡Salinista, eres un intolerante!'', estalló un grito seguido de un caudal de proyectiles contra el panista Carlos Castillo Peraza. Desde su atril, el candidato apenas alcanzó a esquivar alguno en medio de la catarsis antisalinista de quienes asisten a la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En la explanada flotaban decenas de condones convertidos en globos, llovía propaganda perredista en forma de proyectil, emergían pancartas contra el moralismo y virtualmente se diluía el diálogo previsto entre quienes serán analistas políticos y el panista.
``¡Fuera, intolerante!'', atizó un grupo de ceuístas desde donde salió una cáscara de limón que estalló en la cara del panista mientras no cesaban los epítetos para reclamarle su intolerancia.
--¡Tírale, tírale tú que eres tan tolerante¡, retó Castillo.
El sol caía a plomo en la explanada repleta de estudiantes que también abarrotaron las ventanas de los edificios. Del fondo salió la pregunta que hizo estallar la paciencia del panista:
--Le pido que aclare de una vez su relación con Salinas. Lo ha evadido todo el tiempo y ha descalificado a Cárdenas. Es chistoso que descalifique a un candidato y haga el juego sucio al PRI.
--Soy el único candidato que no viene del PRI. El ingeniero Cárdenas viene del PRI, les guste o no les guste... --gritó Castillo en medio de un abucheo general
``...Les moleste o no les moleste fue gobernador priísta'', afirmó mientras le lanzaban propaganda de Cárdenas. ``..Senador priísta, subsecretario priísta; hijo de priísta, sobrino de priísta. Priísta total, aunque no es les guste priísta, priísta, priísta''.
Sus afirmaciones enardecieron más al estudiantado, pero Castillo no contraatacó: ``Y a esos ex priístas disfrazados de perredistas que acabaron con la izquierda del PRD, que no le dan espacio a la vieja izquierda mexicana, la discriminan, la humillan, la aplastan con ex priístas, no se les puede creer. Son farsantes, izquierdistas falsos''.
Encuentro ríspido en el que desde que apareció y atravesó la explanada hubo un abucheo que presagió la tormenta que se avecinaba.
``Amigos de la facultad'', buscó suavizar inicialmente.
--¡Nooooooo! --se escuchó a coro.
--Espero que la intolerancia no gobierne la UNAM ni la ciudad. Que la intolerancia no enmarque a los universitarios y menos de quienes quieren hacer de la ciencia política su profesión. Espero que quienes acusan de intolerancia sean capaces al menos de demostrar tolerancia.
En un discurso de no más de diez minutos, Castillo tejió una apretada síntesis de sus proyectos panistas. Habló de la importancia de la investigación en las universidades públicas por lo que merece mayor respaldo del gobierno. Trató de anticipar los embates contra la moral panista: ``sostengo que el Estado y la autoridad política no tienen nada que decir en materia ni de opciones religiosas, ni de preferencias sexuales, ni de moral personal. El Estado debe garantizar nuestras libertades'', argumentó al tiempo que subía la voz para acallar la gritería.
De entrada, la primera pregunta-afirmación del estudiantado de Ciencias Políticas: ``Entiendo que su profesión no es de cantante; sin embargo, quiero saber si con la misma forma como interpreta melodías de Maná o boleros en mercados pretende gobernar el DF. (En ese caso) no cuente con el voto universitario''.
--Considero que tengo la misma libertad que otro para mis gustos musicales. Espero que no lleguen al poder quienes condenan a quienes no comparten sus gustos musicales. Yo tengo los míos, los canto cuando quiero y respeto a los demás.
--¿Cuándo va a dejarse de chismes e iniciar su campaña? ¿Qué puesto va a ocupar Córdoba Montoya? le espetó un estudiante.
--No pienso contratar al señor Córdoba para tranquilidad de ustedes. En segundo lugar, es bastante claro que quienes rechazan el debate del comportamiento público de quienes han sido funcionarios públicos que han privatizado terrenos públicos en favor de sus familiares, no entienden lo que ha sido el PRI.
Vendrían los embates contra la moral panista, las acusaciones contra Lozano Gracia y su postura ecológica sobre el condón ante algunos gritos de ``nazi''.
Entonces volaron condones y las pancartas reivindicadoras del derecho al aborto se asomaron. La comitiva panista reforzó la protección del candidato, quien trataba de guardar la tranquilidad, mientras algunos jóvenes quisieron desviar los proyectiles.
``En el artículo de Proceso yo pregunté si se podía ser ecologista y usar preservativo. Quienes no resisten preguntas ni dan respuestas tienen tintes de fascismo. No me preocupa lo que quieran hacer con sus relaciones sexuales ni los métodos de profilaxis que quieran usar.''
--¿Qué podemos esperar los budistas, protestantes o judíos de un partido católico? ¿Va a reinaugurar las piras en Santo Domingo? --preguntó otro estudiante.
--En mi familia hay bautistas, marxistas muy observantes, católicos y hasta agnósticos. No tengo formación de fanatismo religioso --respondió.
Más adelante, sugirió que la UNAM debería haber cuotas diferenciadas de ricos y pobres porque es injusto el cobro actual, lo que le valió otra andanada de gritos e insultos.
En medio de la catarsis se dio por terminado el encuentro, pero aun faltaría una accidentada salida.
La comitiva panista junto con personal de seguridad de la UNAM debió conformar un apretado cinturón de seguridad para proteger al candidato de los vociferantes y agresivos miembros que algunos estudiantes identificaron con el CEU y otros con el denominado Grupo Colectivo.
Los empellones se mezclaron con el insulto y la agresión: ``Vete de aquí, cabrón, nazi, intolerante'', vociferó quien luego lo alcanzó hasta su camioneta para escupirle en el vidrio.
Aún jadeante, el perseguidor del panista se presentó como un consejero universitario ``con promedio de 9.5 en sus estudios de la ciencia política''.
--¿No fueron intolerantes? --preguntó la prensa.
--¿Eh? Con estos intolerantes no se puede..