La Jornada 6 de mayo de 1997

Mata y la CROC acabaron con el histórico sindicato de Río Blanco

Patricia Vega, enviada/ V, Río Blanco, Ver. Ť ``Bienvenidos a Río Blanco, cuna del movimiento obrero mexicano'' reza, con elocuencia, el espectacular anuncio que corona al edificio del Sindicato Revolucionario de Trabajadores de la Fábrica de Río Blanco, hoy en proceso de disolución.

La disolución del sindicato es consecuencia de la renuncia al mismo de los trabajadores activos de la fábrica Textiles Plácido Mata (antes Río Blanco); en su lugar se integrará un fideicomiso para el resguardo de las propiedades del gremio.

Dicen que con inaudita facilidad, el empresario Juan Mata González no sólo modificó el edificio de la fábrica de Río Blanco, sino que logró --con el apoyo del senador priísta y secretario general de la CROC, Alberto Juárez Blancas-- lo que nadie: acabar con el histórico sindicato, fundado el 8 de noviembre de 1915.

Esta historia comienza en 1993, cuando Mata González compra la centenaria Compañía Industrial de Orizaba, SA (Cidosa) --hoy Industrias Pino de Orizaba SA de CV, en proceso de liquidación-- y condiciona verbalmente la contratación de los trabajadores a su renuncia a la mencionada organización sindical.

--¿Llegó usted con mano dura para poner orden?, preguntamos a Juan Mata: ``Yo no diría mano dura sino que estamos trabajando conforme a nuestras capacidades. Me paso las 24 horas del día en esta región, estamos integrando el equipo administrativo, los obreros son nuevos, 40 por ciento del personal que labora es femenino. De febrero de 1995 a abril del 97 no tenemos ninguna demanda laboral. Si esto es mano dura, ¿por qué todo el mundo está feliz? Una cosa es llevar un negocio con orden y otra tener debilidad en todo y que cada quien haga lo que quiera''.

Nada más de acordarse, hasta se pone de mal humor. El empresario agrega: ``el pasivo más preocupante fue el laboral; siempre he pensado que el problema más fuerte de la región es el de un sindicalismo muy fuerte frente a una administración débil. Afortunadamente el sindicato de Río Blanco ya desapareció. Ahora las fábricas no tienen sindicatos independientes sino que están afiliados a una central. Ahora los trabajadores tienen contratos individuales registrados ante la Secretaría del Trabajo''.

El miedo de los trabajadores

En Orizaba entrevistamos al ex trabajador Rafael Salas, pensionado en 1989 con 34 años de trabajo reconocidos, sigue el curso de los acontecimientos en la fábrica de Río Blanco por medio de sus amigos:

--Juan Mata es un señor muy prepotente, porque tiene poder y puso sus condiciones para darles trabajo a los obreros. En un principio trabajó muy bien con el secretario del sindicato, Delfino Cruz Pérez, pero cuando ya no lo necesitó lo hizo a un lado; ni siquiera lo dejaba entrar a la fábrica, por eso le dicen ``el líder fantasma''. Ahora los trabajadores tienen un contrato individual; a los tres meses el trabajador tiene derecho a la planta y el señor Mata no lo acepta; cuando hubo un movimiento para pelear las bases, corrió trabajadores. Tampoco paga tiempo extra y los obreros tienen miedo de reclamar, porque los corre.

De vuelta en Río Blanco nos encontramos con Manuel Mendoza Olivera, quien se fue, en dos ocasiones, secretario general del Sindicato Revolucionario de Trabajadores de la Fábrica de Río Blanco, ahora funge como presidente de la Unión de Jubilados, Viudas y Pensionados Martín Torres Padilla, que a su vez depende del Sindicato Revolucionario de Trabajadores de la Fábrica de Río Blanco.

--Reconocemos a Delfino Cruz Pérez por estar en trámite el Fideicomiso para el Resguardo y Enajenación de las propiedades del sindicato.

``El último comité ejecutivo terminó sus gestiones el 6 de enero de 1997, pero el sindicato sigue existiendo porque nosotros tenemos una tesis de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, según la cual, los jubilados seguimos siendo trabajadores sin descanso y dependemos de un contrato colectivo de trabajo del que emana nuestra pensión. Y el artículo 13 de la Ley Federal del Trabajo dice que al perder sus derechos los trabajadores por indemnización, somos los jubilados quienes quedamos con los derechos.

``Estamos pensando en una organización de oficios varios, de ésta nuestro sindicato mantendrá su permanencia y vida legal. Mientras sigamos vivos, el sindicato tiene que existir, porque un sindicato que luchó por principios que se lograron en el país para todos los trabajadores no es un sindicato cualquiera, y no puede desaparecer de un plumazo.

``Aquí pasó algo muy triste: el comité ejecutivo del sindicato firmó un convenio en la Secretaría del Trabajo, donde el patrón les daba prioridad a los sindicalizados para que fueran los primeros contratados, pero desgraciadamente Juan Mata no respetó nada y contrató a nuevos obreros que no tienen ninguna protección. Mantiene a los trabajadores con engaños, prometiéndoles que va a ser un emporio industrial''.

Angel Pacheco Vázquez también es representante de la Unión de Jubilados. Explica a la reportera:

--Hay otra organización que se hace llamar Unión de Jubilados Río Blanco y que no tiene nada que ver con nosotros. A esos señores, Juan Mata los invita a comidas, los emborracha y están contentos.

--¿Hay otro sindicato?

--Firmaron un contrato con Alberto Juárez Blancas, como sección de la CROC, pero hasta la fecha la Junta de Conciliación y Arbitraje no ha resuelto nada. Ellos demandaron a nuestro sindicato para quedarse con el contrato que tenemos.

``Desafortunadamente un grupo de trabajadores le firmó a Mata un documento en blanco en el que, sin saberlo, renunciaban a nuestro sindicato y a sus derechos como trabajadores. Presentaron estos documentos en la Secretaría del Trabajo, en Xalapa, y por eso perdieron sus derechos ante nuestro sindicato.

``Los jóvenes no tienen un sentido sindicalista, piensan diferente, pero los mártires de Río Blanco son los que dieron la vida por lograr lo que tenemos nosotros: gracias a ellos tenemos pensión, logramos transformar la Ley Federal del Trabajo, el artículo 123. Y ahora resulta que estos trabajadores, en connivencia con el patrón, están tratando de desaparecer al sindicato.

``Quiero decirle que estamos como en el tiempo de Porfirio Díaz, porque Juan Mata los hace firmar contratos en blanco; si trabajan de siete de la mañana a tres de la tarde, los hace trabajar tiempo extra sin pagárselos; si falta alguien deben cubrirlo; no tienen días de fiesta... pero nadie dice nada.

``Nosotros no tenemos miedo porque legalmente no perdemos nada; al contrario, somos los que podemos hablar, incluso les hemos ofrecido a los compañeros del interior de la fábrica publicar un manifiesto a nombre de la Unión de Jubilados, denunciando las irregularidades, pero tienen miedo, no han querido proporcionarnos los datos. Se quejan de los atropellos que sufren, del exceso de trabajo por el mismo salario, pero a la hora de la verdad no dicen nada. La situación los obliga a aguantarse.''

Los varones, más grillos que las mujeres

El regidor de Obras Públicas del ayuntamiento de Río Blanco, Armando Núñez Espinosa, es hijo de Casiano Núñez Carreón, ex presidente municipal de Río Blanco y tres veces secretario general del sindicato histórico.

--Llega el señor Mata con su escobita y limpia, y nuestro sindicato ya desapareció. ¡Imagínese usted! Que el sindicato haya vivido 82 años y ahora desaparezca.

``Ahora viene Juárez Blancas y, que me disculpe, lo critico porque está mal, se va del lado que le conviene. Primero estaba con este sindicato porque le pusieron las peras a 20 al señor Mata, luego los desconoce y se va con los otros.''

Finalmente, Roberto Porras Valadez, jefe de comunicación del ayuntamiento de Río Blanco, denuncia: ``el trabajo que ofrece Juan Mata deja mucho que desear, porque no se paga a los trabajadores como debe ser ni se respetan las jornadas de ocho horas. Tengo conocimiento, por eso lo digo, de que hay acoso sexual: hay mujeres que trabajan allá y sus jefes inmediatos las acosan, de eso tengo testigos que pueden corroborar lo que le digo.

``Mata está contratando a mujeres, porque su idea es que ellas no dan tantos problemas como los hombres, que son más grillos; en fin, por eso las contrata, les da capacitación y ahí van creciendo en número, pero muchas ya se salieron por el problema que le comento''.

Lo cierto es que la historia recordará a Delfino Cruz Pérez como el último secretario general del Sindicato Revolucionario de Trabajadores de la Fábrica de Río Blanco y al 7 de enero de 1997 como la fecha oficial de su disolución. Ante el beneplácito de las políticas neoliberales, nadie recuerda a los ``batallones rojos'', el ejército obrero integrado en Río Blanco y que, al lado de Venustiano Carranza, participó en la lucha constitucional que dio pie a los artículos 3o., 27 y 123 de nuestra Carta Magna.