La Jornada 6 de mayo de 1997

Protestas, arrestos, despliegue de fuerzas y limpia de indeseables

Al fondo de la avenida Reforma, por el oriente, aparecieron dos helicópteros Sikorski artillados donde viajaban el presidente Bill Clinton y parte de su comitiva. Eran casi las 7 de la noche.

Abajo, en la calle, policías-militares enfrentaron a cientos de personas que se manifestaron en contra del gobierno estadunidense. La respuesta ordenada a los uniformados exacerbaron las protestas, que iniciaron desde temprano. Al final, las movilizaciones produjeron 20 detenidos, banderas y figuras de cartón del Tío Sam quemadas y algunos golpeados con macanas. Ambulantes, vagos y pordioseros, súbitamente desaparecieron de muchas calles en esta ciudad.

Como lo habían anunciado, ayer al mediodía miembros de la Asamblea Ciudadana de Deudores de la Banca se plantaron en la explanada de Bellas Artes con la intención de realizar una huelga de hambre en protesta por la visita del mandatario estadunidense.

De inmediato intervino la policía y, de acuerdo con los voceros de la propia asamblea, fueron detenidos 16 de sus integrantes, entre ellos un niño, así como el dirigente del movimiento de deudores, Gerardo Fernández Noroña, a quien aprehendieron al salir del Sanborns de los azulejos.

Por la noche se supo que Fernández Noroña y el resto de sus compañeros estuvieron en la agencia 27 del Ministerio Público, delegación Xochimilco, bajo los cargos de daño en propiedad ajena y lesiones, éstas últimas presuntamente cometidas contra integrantes de la Policía Judicial capitalina. Después de las 21 horas, fueron puestos en libertad.

Los detenidos, según un vocero de la asamblea, fueron: Teresa Vargas Ruiz, Oscar Ibarrola Trejo, María Antonieta Gallegos, Ana María Fernández, Georgina Reyes, Francisco Fierro, José Barrios Valverde, Angélica Mora y su hijo, Arturo Méndez, Antonio Briseño, Luis Humberto Celaya, Ovidio López, Mónica Fernández y Luis Hurtado.

Casi a la misma hora de los hechos en Bellas Artes, en el Angel de la Independencia un pequeño grupo de barzonistas y del Consejo Estudiantil Universitario (CEU), colocaba una manta negra que rezaba ``alto a la deuda externa'' y ``no al TLC''. Portaban un crespón porque, según José María Imaz, promotor de la protesta, ``la patria está de luto'' por la entrega de la economía mexicana a los intereses estadunidenses.

Miembros de Seguridad Pública de la sección 17, zona del Centro Histórico, pidieron a Imaz retirar, ``por órdenes de Gobernación'', los emblemas de su protesta.

La primera visita a la ciudad de México de un presidente estadunidense después de 18 años --y de Estado luego de tres décadas--, provocó una movilización de las fuerzas del orden pocas veces vista. Y ello, no sólo por razones de logística o de contención de las protestas organizadas por grupos de diverso signo.

Este 5 de mayo hubo, además, instrucciones de ``asepsia''. Prácticamente desde Tlatelolco (donde inició la 14 Reunión Binacional México-Estados Unidos) hasta más allá del Campo Marte y la zona aledaña de Polanco, todo aquel que ``afeara'' el paisaje citadino --vendedores de flores, gente sin oficio aparente, indígenas, niños de la calle y demás-- fueron retirados del área.

También extraoficialmente se supo que Beatriz Torres, esposa de Irineo Tristán, mexicano condenado a muerte en una cárcel del país del norte, fue detenida en las inmediaciones de la embajada de Estados Unidos, en Paseo de la Reforma. La acción habría ocurrido, indicaron fuentes diversas, cuando la mujer pretendía colocar un gran cartel exigiendo a Clinton la libertad de su marido. No hubo, sin embargo, confirmación oficial al respecto.

Otro grupo denunció que mientras actuaba en el Zócalo capitalino, el cantante José de Molina y sus colaboradores Darío Aguilar y Martín Hernández, fueron subidos violentamente a una camioneta blanca con placas 996JG, a las 18:45 horas.

La disputa por la embajada

Resguardada por más de 250 granaderos, policías en patrullas, motocicletas, grúas y helicópteros, la embajada de Estados Unidos fue el blanco de las protestas de diversos grupos que se habían citado ahí días antes. La orden era impedir la protesta y, desde que aparecieron las primeras pancartas en contra del gobierno de Washington y en defensa de la soberanía mexicana y cubana, los policías intentaron decomisar por la fuerza todo símbolo de inconformidad.

Apostados frente a la sede diplomática, los uniformados arremetieron contra simpatizantes del Frente Popular Francisco Villa, único grupo que, con una estrategia de traslado ``hormiga'' y también a bordo de tres microbuses, logró acercarse a la embajada. En su intento por disuadir la protesta, los policías también agredieron a reporteros y camarógrafos nacionales y extranjeros que cubrían el mitin.

En momentos que alcanzaron gran tensión, los periodistas debieron sortear las motocicletas del grupo Jaguar que embestían a toda velocidad a quien tenían enfrente.

Quienes habían alcanzado a llegar hasta el edificio gris de Reforma, esperaron antes de iniciar el mitin que se les unieran los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) que jamás llegarían porque fueron detenidos a la altura de Bucareli y Reforma, por batallones de granaderos.

Los profesores habían sido obstaculizados desde el principio de su marcha en el local sindical de la sección 9 en Belisario Domínguez. Cuando pudieron iniciar su recorrido sabían ya que les sería imposible alcanzar su objetivo.

Mientras los mentores rumiaban su frustración, lanzaban consignas contra Clinton y Zedillo y reiteraban sus demandas salariales, frente a la embajada el fuego envolvía decenas de banderas estadunidenses al grito de ``¡Cuba sí, yanquis no!'' y ``¡Clinton go home!''.

Los policías y granaderos cerraron el cerco para impedir que los manifestantes se acercaran a la representación diplomática. Sin embargo, micrófono en mano, un representante del Frente Amplio de Construcción del Movimiento de Liberación Nacional (FAC-MLN) exigió al gobierno de Estados Unidos respeto a la soberanía mexicana, que salgan las tropas estadunidenses de Cuba, libertad a los presos políticos y alto a la violación de derechos humanos.

Las cosas amenazaban con subir de tono. Incluso algunos reporteros prácticamente arrebataron de las manos policiacas al estudiante Carlos León Cervantes, del CEU, a quien ya se llevaban detenido.

Para todos resultó imponente que dos poderosos helicópteros artillados Sikorski, de los que en México hay algunos pero no dotados de armas, aparecieran casi rosando la famosa palmera del Paseo de la Reforma. Ahí iba Clinton.

Protestas ante organismos de derechos humanos

Luego de conocerse las detenciones de los miembros de la Asamblea Ciudadana de Deudores de la Banca, el impedimento de libre tránsito a los maestros y otras medidas contra quienes querían hacer patente su antipatía al gobierno de Clinton, grupos defensores de derechos humanos recibieron las denuncias correspondientes.

El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez anunció que hará llegar una carta de protesta a Amnistía Internacional por la detención ``arbitraria'' de Fernández Noroña y sus compañeros. A su vez, los maestros acudieron al Centro de Información y Monitoreo de los Derechos Humanos en México, AC, para interponer su denuncia.

Clinton, persona non grata: PPS

La dirigencia nacional del PPS declaró ayer al presidente William Clinton ``persona non grata'', calificó de insolente su visita a México y demandó al presidente Ernesto Zedillo se mantenga fiel en la defensa de la soberanía. (José Gil Olmos, Rosa Elvira Vargas, Miriam Posada, Martha García y Jesusa Cervantes.


Roberto González Amador Ť Diez horas antes de que el presidente Bill Clinton llegara a dormir al Hotel Presidente Intercontinental, un área de 800 metros cuadrados quedó acordonada por efectivos militares y policiacos que impusieron retenes de minuciosa inspección con los que bloquearon el paso vehicular y peatonal de 18 calles de la exclusiva zona residencial de Polanco, al poniente de la ciudad.

Con excepción del Restaurante-Bar Karisma, sobre la avenida Campos Elíseos, frente a la entrada trasera del Presidente Intercontinental, el resto de los negocios de esa área mantuvo cerradas sus puertas, mientras que los vecinos de la zona debieron pasar los rigurosos controles de seguridad para llegar a sus domicilios.

Las calles fueron cruzadas con rejas metálicas que impedían el libre paso a peatones y vehículos.

El reclamo de los vecinos y trabajadores de las oficinas de la zona topó con la cara dura de los vigilantes. ``Sólo quiero llegar a mi departamento'', alegaba una vecina de la calle Alejandro Dumas cuando al tránsito de las cuatro de la tarde se agregó el dispositivo de revisión a tres cuadras de su casa. Los reclamos fueron inútiles. Debió pasar por la revisión.

El perímetro que rodea al Intercontinental fue resguardado por cerca de 500 elementos de seguridad, incluidos militares con uniforme de campaña apostados en las azoteas de los edificios cercanos al inmueble.

La revisión de los vehículos, a cuyos conductores también les pedían identificación, incluyó sofisticados aparatos para detectar explosivos y cualquier tipo de armamento que pretendiera introducirse en la zona.

``Está bien que venga el presidente de Estados Unidos'', comentó un vecino de la calle Emilio Castelar, ``pero por ahora ya nos jodieron todas nuestras actividades'', se quejó.

El malestar entre los habitantes y trabajadores de la zona era tan evidente como los rostros inmutables de soldados y policías, que se limitaban a justificarse con un lacónico ``cumplimos órdenes''.

A las 21:25, una limusina negra con placas 709-471 entró libremente por Paseo de la Reforma para dejar al presidente Clinton en la puerta del Intercontinental. Ese vehículo era seguido por otra limusina, con placas 551-423 y una vagoneta, placas F94-031 con la leyenda US Government, que transporta el más sofisticado equipo que permite a Clinton comunicarse en cualquier momento a cualquier punto del planeta.

Este martes los vecinos de Polanco seguirán siendo objeto de las mismas restricciones. El equipo que acompaña a Clinton y el propio presidente estadunidense serán huéspedes distinguidos de la ciudad por un día más.